Con abundantes nevadas y la previsión de que la ola de frío continúe aunque nieve menos, los efectos de Filomena se han dejado sentir en casi toda la Península, con 4 muertes contabilizadas hasta la fecha. Tras varios días de borrasca las provincias de Castellón, Tarragona, Teruel y Zaragoza continúan en alerta roja por riesgo extremo de nevadas y 19 provincias siguen en algún otro tipo de alerta, tanto por bajas temperaturas como por nieve o lluvia.
Varias comunidades han decretado cierre de colegios durante varios días, así como el tráfico aéreo y numerosas vías y carreteras en la zona central de la Península. A las graves consecuencuas de la borrasca en las principales ciudades, con temperaturas mínimas y grandes nevadas en Madrid o lluvias y cortes de electricidad en Barcelona, se suma la situación de cientos de pueblos que se han quedado totalmente incomunicados.
Madrid colapsada por una nevada histórica: familias sin luz y trabajadores atrapados en carreteras
A pesar del carácter histórico de la tormenta, sus efectos se agravan en los barrios obreros y en las zonas rurales en un mapa marcado por el desmantelamiento de servicios públicos y el lucro de las empresas.
El Gobierno central y los gobiernos comunitarios hacen llamamientos a la responsabilidad individual, o incluso piden trabajo gratuito para “despejar rampas, portales y demás lugares transitables” en Madrid. Mientras, las consecuencias las han sufrido más quienes trabajan en plena pandemia en una sanidad saturada e incomunicada por la nieve, quienes viven en zonas rurales más desatendidas por la administración, quienes llevan meses sin luz en la Cañada Real o quienes han tenido que ir a trabajar en esta situación.
Cañada Real bajo la nieve: “No queremos albergues, tenemos un hogar, lo que pedimos es la luz”
Sin embargo, de cara a la situación de millones de trabajadoras y trabajadores lo único que temían los empresarios eran las pérdidas económicas, y por eso aguantaron hasta el final para dejarles ir a casa. En algunos casos. En otros, todo tipo de trabajos no esenciales han seguido a pesar de todo, haciendo dormir a la plantilla en el puesto de trabajo, andar varios kilómetros o tardar varias horas en ir al trabajo.
Riders repartiendo bajo la lluvia y la nieve, personal de hospitales encandenando varios turnos seguidos o trabajadoras de centros comerciales que han pasado la noche sobre cartones en el puesto de trabajo son algunas de las estampas que la precariedad, los recortes en servicios públicos y la codicia patronal han añadido al temporal.
La borrasca y la desidia capitalista: nuestras vidas valen más que sus beneficios
Las redes se han llenado durante días de testimonios de trabajadores que no pudieron salir antes del trabajo, tardaron horas en ir y volver a su puesto, tuvieron que volver con metros atestados, quedarse durante horas atrapados en carreteras o terminar sus trayectos andando, a veces largos recorridos, en medio del temporal.
Los precios del mercado eléctrico se negocian con un día de antelación y para este viernes se sitúa en 94,99 euros/megavatio hora (MWh), el segundo más alto de la historia. Este coste repercute directamente en los consumidores subiendo el precio un 27% en este arranque de 2021.
La luz sube un 27% con el beneplácito del gobierno "más progresista de la historia"
Situaciones climáticas extremas como ésta aún no han terminado y muestran la urgencia de tomar medidas como nacionalizar las eléctricas que nos suben un 27% la luz en medio de un temporal bajo control de las y los trabajadores. Al igual que se ha visto durante la pandemia, en una emergencia los capitalistas y sus gobiernos siempre van a tratar de poner la riqueza que obtienen a nuestra costa por delante de nuestras vidas, mientras la balanza de la lucha de clases siga a su favor. |