El 1º de febrero de 1930 nació María Elena Walsh. Un pequeño homenaje a la artista rebelde, educadora, feminista que dejó huellas en tantas generaciones.
"Me dijeron que en el Reino del Revés/ nada el pájaro y vuela el pez /que los gatos no hacen miau y dicen yes/ porque estudian mucho inglés..."
¿Quién no ha imaginado algún segundo de su vida cómo sería este reino? Esos instantes donde dejamos volar la imaginación, tengamos la edad que tengamos, se los debemos a esta escritora.
María Elena Walsh nació el 1º de febrero de 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Su padre Enrique Walsh era de ascendencia inglesa e irlandesa, y su madre Lucía Monsalvo, de ascendencia criolla y andaluza. Formaban una familia de cuatro varones, mayores, hijos del primer matrimonio de su padre, y una hermana, cinco años mayor que María Elena. Estudió en célebre Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en el barrio de Barracas de la Ciudad de Buenos Aires.
Desde los catorce años comenzó a publicar poemas en medios tan importantes como El Hogar, el diario La Nación, los muy selectos Anales de Buenos Aires, que dirigía Jorge Luis Borges, o Sur, de Victoria Ocampo. Su primer libro, Otoño imperdonable (1947), deslumbra todavía por el trágico lirismo y su destreza en el manejo de las formas de la poesía clásica, debida a un prodigioso sentido musical.
1955
En 1951 publicó un nuevo libro, Baladas con ángel y posteriormente se decidió por ir a vivir a Europa, en pleno gobierno de Perón. En París, con Leda Valladares formó el dúo Leda y María, interpretando folklore.
María Elena, ya de vuelta en Buenos Aires, comenzó a experimentar con la canción infantil, publicando los álbumes "Canciones para mirar" (1962) y "Doña Disparate y Bambuco" (1963) que dieron lugar al nacimiento de Manuelita, la tortuga.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz (...)
En 1965 publica Hecho a mano, su cuarto poemario para adultos y tres años después estrena el espectáculo Juguemos en el mundo dirigido al público adulto, en los que toma elementos del folklore, el tango, jazz y el rock compone letras de alto contenido social.
En su juventud, Walsh leía textos de Virginia Woolf, Doris Lessing y Victoria Ocampo quien quince años más tarde se convertiría en su amiga.
En la Argentina en 1970, nacen la Unión Feminista Argentina (UFA) y el Movimiento de Liberación Feminista (MLF). Había dos vertientes: feminismo puro y feminismo y política. Walsh formaba parte de este segundo grupo.
María Elena en 1977
Pasada la dictadura militar, hizo junto María Herminia Avellaneda y Susana Rinaldi el programa "La cigarra" que fue muy emblemático y ejemplificador para el futuro de la televisión en Argentina: era sobre y para mujeres.
"Las feministas no tenemos odio, tenemos bronca. El odio es cosa de hombres. Estamos hartas de odio, aunque venga empaquetado en sublimaciones y piropos. No hemos declarado la guerra, sino que señalamos que existe y tiene los años de nuestra civilización" escribió en 1973.
Con el título "Sepa por qué es usted machista", Walsh publicó en 1980, en plena dictadura en la Revista Humor este texto donde reunía 24 puntos para desnudar el machismo. En el punto dice: "Porque teme que el roben algo, y no sabe bien qué, a pesar de que a diario lo saqueen y basureen y no precisamente las mujeres".
Su repudio y denuncia a la dictadura cívico-militar-eclesiástica se hizo popular en canciones como La Cigarra y Serenata para la tierra de uno, en los que la libertad y la denuncia a las injusticias se hicieron bandera e himno de resistencia.
Su libro El reino del revés, que da nombre también a la famosa canción, fue víctima de la censura genocida, junto a otros como Un elefante ocupa poco espacio de Elsa Borneman.
Tuvo un indudable compromiso por la educación infantil. Junto a la psicoanalista y especialista en el tema Eva Giberti, el pediatra Florencio Escardó y Arnaldo Rascovsky (pediatra y psicoanalista), estudiaron la pedagogía del psicoanálisis sobre cómo era la infancia de 1963 en nuestro país y qué necesidades había en ese área.
María Elena Walsh instó permanentemente a jugar e interactuar de manera libre con la poesía y la música. Su obra cambió el modo de pensar la infancia y de producir literatura para niñas y niños. También ayudó a eliminar límites etarias y generacionales y llegó a conmover a lectores y oyentes de todas las edades.
Entre 1997 y 2004 presenta los libros infantiles: Manuelita, ¿dónde vas?; Hotel Pioho’s Palace y ¡Cuánto cuento!. En 2008 aparece su último libro: Fantasmas en el parque , una autoficción en la que confiesa miedos, anhelos y secretos sin dejar de lado su estilo lúcido, irónico y honesto.
En un intento por definirla, se la ha denominado poeta, folclorista, intelectual, feminista, cantante, narradora, guionista, dramaturga y también ideóloga de un universo infantil imaginativo y desbordante en el que camufló su ideario político y feminista. Todos le quedan pequeños.
Walsh recibió, en 1973, Gran Premio de Honor SADAIC de Música Internacional, fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1985, obtuvo el Gran Premio de Letras del Fondo Nacional de las Artes en 1987, fue nombrada Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba en 1990, Highly Commended - Premio Christian Andersen, de Dinamarca en 1991 y en 1995 recibió el Premio Mundial de Literatura Infantil José Martí en Costa Rica.
A lo largo de su carrera lanzó más de 20 discos y escribió más de 50 libros.
Miles de aulas y patios escolares han entonado sus poemas, sus textos, su música.
"Mi infancia empieza y termina con ’Canciones para mirar’. El timbre de la voz de María Elena Walsh, de una dulzura grave, no cantaba: lanzaba manifiestos políticos. ’Al que mata los pajaritos/ le brotará en el corazón/ una barra de hielo negro/ y un remolino de dolor’" -cita la escritora Laura Ramos en Telam.
"No escribió canciones inspiradas en las limitaciones intelectuales de los niños, su sintaxis es compleja, su vocabulario riquísimo y anacrónico, es un slang dirigido a los niños. El dispositivo moral de Walsh abarca formación de pensamiento, modos de existencia y de resistencia: no debíamos matar a los pajaritos; los jardineros eran personas espirituales; el azúcar primero era negra, su opuesto; el mundo puede ser de otra manera, incluso del revés", concluye.