El año 2020 fue el año de la pandemia y de la receción mundial. Tuvimos que contar casi 90 millones de infectados, casi 2 millones de muertos y millones y millones de nuevos desempleados. Pero también fue un año de revueltas. Vivimos revueltas en varios un países de América Latina y el Medio Oriente, y sobre todo en el corazón imperialista de EEUU con el movimiento Black Lives Matter. Poco antes de que Joe Biden asuma el cargo, el imperialismo estadounidense se encuentra en una crisis profunda como demuestran también los hechos de la semana pasada. La forma en que se desarrolle la situación allí en los próximos meses y años tendrá enormes implicaciones para la lucha de clases mundial.
La tradicional manifestación en memoria al asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht que tiene lugar cada año en enero en la capital alemán de Berlín, que contó con más de 2.000 participantes el día de ayer, se hizo en el marco esta situación.
A pesar de que prácticamente todos los manifestantes llevaban mascarillas y hubo un concepto de higiene para garantizar la salud de todos los asistentes, la policía berlinesa reprimió la manifestación fuertemente. Esto contrasta fuertemente con las tantas manifestaciones de derecha durante el año pasado de la pandemia que tuvieron lugar en Berlín, donde la policía dejó desfilar a los manifestantes sin importar los riesgos de contagio.
Por el contrario, este domingo la policía procedió con spray de pimienta y puñetazos contra los manifestantes y detuvo al menos a 15 personas.
La supuesta razón: Algunos manifestantes llevaban banderas de la FDJ, la "Juventud Libre Alemana", organización sucesora de la organización juvenil estalinista de la ex-Alemania Oriental. Según la policía, estas banderas serían ilegales, cuestión que no es cierto y es contestado jurídicamente. El resultado de la represión: varios manifestantes fueron heridos, y durante mucho tiempo era completamente imposible mantener las distancias y así evitar el contagio, porque la policía aglomeró la manifestación. Así, el ataque de la policía puso en peligro la salud pública. Aparte, varios policías no llevaban mascarillas mientras reprimieron a los manifestantes.
Como dijimos, el año 2020 fue el año de la pandemia y de la crisis. Pero la culpa no es solamente del virus, sino sobre todo del manejo de los gobiernos capitalistas. El gobierno alemán, como los gobiernos en todo el mundo, ha trabajado para proteger las ganancias de los grandes capitalistas en lugar de proteger las vidas humanas. Así se mostró que el capitalismo es una amenaza para la salud mundial, así como para el clima y toda la vida en el planeta. Por esto, la alternativa "socialismo o barbarie" como lo formuló Rosa Luxemburgo a quien conmemoramos con esta manifestación, es más actual que nunca.
Rosa y su compañero de lucha Karl Liebknecht sabían que la barbarie del capitalismo no tiene límites. Se opusieron a la matanza de la Primera Guerra Mundial y fueron asesinados por ello - por bandas fascistas dirigidos por el partido socialdemócrata SPD. Estaban convencidos de que sólo una revolución socialista podría poner fin a esta barbarie. El SPD traicionó así no sólo a la clase obrera de Alemania, sino también de todo el mundo. La Primera Guerra Mundial no fue seguida por una revolución socialista, sino por el fascismo y la Segunda Guerra Mundial.
La manifestación del domingo en conmemoración al asesinato de Rosa y Karl, no la asistimos por nostalgia, sino porque creemos que la alternativa "socialismo o barbarie" es más actual que nunca. El capitalismo es incapaz de resolver los problemas de la humanidad, por ejemplo la crisis sanitaria, pero también la crisis climática, y es una amenaza para la vida en todo el planeta.
Precisamente en esta situación es nuestra tarea impulsar las luchas de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes y los migrantes, mostrar una alternativa contra la pandemia y el capitalismo y decir: no somos nosotros los que pagaremos por esta crisis, sino los capitalistas.
En el espíritu de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, es tarea de la clase obrera alemana oponerse al "principal enemigo en su propio país" - el imperialismo alemán - para dar una respuesta a la crisis combinada: la crisis sanitaria, la crisis económica y social y la crisis climática.
Para mantener el número de muertos e infectados lo más bajo posible, necesitamos una nacionalización del sistema de salud privatizado y de todos los sectores esenciales para la producción de los bienes y las vacunas necesarias. Las vacunas deben distribuirse en todo el mundo y de forma gratuita, divididas según las prioridades sociales, no según los intereses del capital. Las vacunas no deben convertirse en un juguete de poder en interés de los gobiernos y las empresas farmacéuticas.
Los aparatos reformistas del SPD, del Partido Die Linke y los sindicatos se niegan a elaborar un plan de lucha incluso para estas demandas tan elementales. Por lo tanto, debemos construir una fuerza que pueda desafiar a estos aparatos y obligarlos a luchar por tal plan.
Debemos construir una organización capaz de resolver los problemas de la clase obrera y las masas pobres. Una organización revolucionaria con total independencia de clase y de todos los variantes reformistas. Con nuestra red internacional La Izquierda Diario luchamos por poner en pie una organización así: socialista, obrero, antiimperialista, e internacionalista. |