La pandemia del coronavirus que conmovió al mundo en 2020 y lo sigue haciendo, no es ningún modo un “cisne negro” que surgiera de la nada, sino la última de una larga serie de brotes pandémicos que vienen ocurriendo en escala cada vez mayor, entre los que destacan el SARS, en 2003, o la gripe porcina (H1N1) en 2009. También podríamos mencionar como una epidemia de alcance continental en América Latina el zika (que arreció en 2015-2016) y el dengue, cada vez más difícil de controlar, así como el ébola en regiones de África, por solo mencionar algunas de las 1.483 epidemias detectadas por la Organización Mundial de la Salud entre 2011 y 2018. La aceleración de los brotes virales es un efecto de los modos que adquirió la expansión global del capitalismo durante las últimas décadas en todos los rincones del globo. Tal como ocurre en todas las emergencias ambientales de gravedad creciente, no se trata de ninguna catástrofe natural sino que es resultado del funcionamiento de un modo de producción que es sinónimo de creación de desastres. |
La pandemia del coronavirus que conmovió al mundo en 2020 y lo sigue haciendo, no es ningún modo un “cisne negro” que surgiera de la nada, sino la última de una larga serie de brotes pandémicos que vienen ocurriendo en escala cada vez mayor, entre los que destacan el SARS, en 2003, o la gripe porcina (H1N1) en 2009. También podríamos mencionar como una epidemia de alcance continental en América Latina el zika (que arreció en 2015-2016) y el dengue, cada vez más difícil de controlar, así como el ébola en regiones de África, por solo mencionar algunas de las 1.483 epidemias detectadas por la Organización Mundial de la Salud entre 2011 y 2018. La aceleración de los brotes virales es un efecto de los modos que adquirió la expansión global del capitalismo durante las últimas décadas en todos los rincones del globo. Tal como ocurre en todas las emergencias ambientales de gravedad creciente, no se trata de ninguna catástrofe natural sino que es resultado del funcionamiento de un modo de producción que es sinónimo de creación de desastres.
El sospechoso de siempre: capitalismo del desastre
Esteban Mercatante
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Esta aceleración de los brotes virales que va a contramano de lo que los referentes de la biología esperaban no mucho tiempo atrás tiene un claro culpable. En la escena del crimen, las huellas del capitalismo aparecen en todas partes, tal como ocurre en todas las [emergencias ambientales de gravedad creciente que no son ninguna catástrofe natural.
Política anticapitalista en la época de COVID-19
David Harvey
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De acuerdo a Harvey, cuarenta años de neoliberalismo han dejado lo público totalmente expuesto y mal preparado para enfrentar una crisis de salud pública en la escala del coronavirus.
“Somos menos un ‘planeta tierra’ y más un ‘planeta granja’”
Entrevista a Rob Wallace
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Rob Wallace es biólogo evolutivo, ecólogo e investigador en filogeografía en la Universidad de Minnesotta, EE. UU. Es uno de los más reconocidos académicos dedicados al estudio de la relación entre producción industrial de alimentos, agronegocio, destrucción ambiental y generación de patógenos como virus y bacterias con peligros pandémicos. Estos temas conforman exactamente el combo que estamos experimentando con el Sars-cov-2 y el Covid-19.
Coronavirus, vacunas, ciencia y capitalismo
Entrevista a John Parrington
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John Parrington es docente e investigador en el departamento de Farmacología del Worcester College en la Universidad de Oxford. Como investigador, se dedica a estudiar los mecanismos moleculares de reproducción y embriogénesis temprana, así como aspectos de la señalización celular claves para la farmacología. En un año marcado por la pandemia de Covid-19 y una carrera por vacunas y tratamientos que ha expuesto en gran medida los intereses implicados en la industria de la salud y la farmacología, tuvimos una rica charla sobre vacunas, la industria farmacéutica y el capitalismo. |