Vecinos y vecinas de los barrios Jacarandá, Bustillo, Kennedy Norte y otros denuncian falta total o parcial del servicio. El gobierno de Juan José Mussi no da una solución a este problema estructural, que no aqueja a los barrios privados.
Vecinos y vecinas de los barrios Jacarandá, Bustillo, Kennedy Norte y otros denuncian falta total o parcial del servicio. El municipio, a cargo del histórico barón del conurbano Juan José Mussi, pretende resolverlo con camiones cisternas obligando a la gente a acarrear baldes bajo el sol.
La Izquierda Diario dialogó con vecinos y vecinas del distrito de los barrios más afectados.
"Hace una semana que no hay agua. Esto viene desde hace muchos años: mandan a los trabajadores municipales a hacer pozos pero nunca se resuelve, la situación empeora. Tengo 60 años y estoy a cargo de mis nietos, no puedo estar comprando agua mineral, ni siquiera podemos cargar la pileta de los chicos que se mueren de calor, ni lavar ropa, nada. Es vergonzoso, con Macri o con Alberto estamos igual y cada vez peor".
"Hace un mes estoy sin agua. Camino todos los días tres cuadras hasta la casa de un amigo para llenar un bidón de agua; tengo un bebé, no puedo estar asi. Vinieron a arreglar un caño, pusieron uno nuevo y no salía el agua".
"No tengo agua hace una semana y hay lugares que no tienen hace un mes. Pensamos que es por los countries, no puede ser que ellos que tienen piscinas puedan llenarlas y nosotros no tenemos agua ni para tomar".
"Estoy enferma y mi hija también, y tengo que acercarme al camión cisterna con baldes para tener agua para el baño y la higiene. Estamos en pandemia, somos grupo de riesgo y no puedo quedarme en mi casa porque tengo que conseguir agua para mi hija".
La situación dramática que describen los vecinos y las vecinas de los barrios es la postal de una gestión que tiene más de 30 años y que no soluciona el problema. Es llamativo que en los 33 barrios privados de Berazategui no falte el agua y que sí falte en los barrios obreros donde las familias cansadas de esta situación empiezan a cuestionar porqué existe una desigualdad tan grande entre los barrios privados y los barrios populares.
El municipio no puede pensar que con camiones cisternas o bidones se soluciona este problema en verano y con un rebrote pandémico, es un paliativo que tiene que estar pero no la verdadera solución.
Ante esta situación que se prolonga en el tiempo y es estructural, la organización de vecinas, vecinos y trabajadores de los servicios públicos sería un primer paso importante, ya que tanto en este caso como en otros se ven claros qué intereses defienden tanto los gobiernos municipales como el provincial. Los servicios públicos no pueden ser objeto de lucro, por eso es que deben quitarse de las manos de las empresas privatizadas que los ven como un negocio y ser gestionados por los más interesados en que funcionen correctamente y no sean un privilegio para los barrios más acomodados, es decir por sus trabajadores y usuarios.