Hablan de una especie de conspiración de parte del kirchnerismo con Rusia y China para aplicar la vacuna rusa. Denuncias con poco sustento que suman confusión general a la incertidumbre respecto de los planes de vacunación del Gobierno.
La exdiputada Elisa Carrió volvió recientemente al ruedo, después de cierto alejamiento de la escena política. Carrió reapareció tras unas largas vacaciones de la actividad pública, en las que se dedicó a sus negocios privados mientras el Gobierno descargaba el ajuste sobre el pueblo trabajador y los sectores populares en plena crisis de la pandemia. Es año electoral y la señora, que ya anunció sus intenciones de postularse como candidata de la oposición de derecha de Juntos por el Cambio a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, comenzó a llamar la atención con lo que mejor sabe hacer: denuncias con poco sustento.
En esta oportunidad, apuntó contra el Gobierno por la adquisición de la vacuna rusa Sputnik V. "Es una imposición de Cristina a Alberto Fernández", denunció la líder de la Coalición Cívica, en diálogo con TN. "Los chinos y rusos se están peleando por inversiones en el territorio argentino. Estamos en una alianza geopolítica muy peligrosa", consideró Carrió.
"El gobierno nacional no ha tenido la más mínima seriedad en el tema de la vacuna. Jamás me pondría la vacuna, porque no hay información clara", señaló Carrió. Las declaraciones de Carla Vizzotti sobre la posibilidad de cambiar el esquema de vacunación, información que fue desmentida luego por el mismo Gobierno, sumadas a otras inconsistencias referidas al plan de vacunación oficial, le dan de comer a personajes como Carrió.
"Hicimos los pedidos de interpelación a Ginés González García y una denuncia contra él y la Anmat", precisó. Y en relación a ello, completó: "Cuando la desconfianza es tal y se juega con la salud de los argentinos es todo tan poco serio...". Lo poco serio es que la señora pretenda hacer creer que el cuidado de la salud de los argentinos y las argentinas depende de la casta política que representa, eternamente en el poder, calentando banca en el Congreso, cobrando sueldos exorbitantes y avalando presupuestos de ajuste. Mientras hacen este tipo de denuncias de dudosa credibilidad, no hablan del presupuesto que diseñó el oficialismo para 2021, con fuertes recortes a áreas como la salud en el contexto de la pandemia, para congraciarse con los mandatos del FMI y destinar más recursos al pago de la deuda externa ilegal e ilegítima.
Por su parte, el derechista Eduardo Amadeo se hizo eco de la misma versión conspiranoica en diálogo con La Nación +. Según este señor, la visión del gobierno sería: “No vamos a comprar vacunas imperiales, no vamos a comprar vacunas hechas en Estados Unidos ni en Inglaterra. Vamos a comprar vacunas hechas en países de izquierda. Así estamos, estamos con uno de los menores niveles de vacunación del mundo y además llegamos tarde. Pero ellos están cómodos, no se han entregado a los Estados Unidos”.
Escuchen los dislates del exDiputado macrista @eduardoamadeo.
La exageración del ex diputado, productor agropecuario, respecto de la retórica antiimperialista del Gobierno y de su rechazo a todo lo que venga de las principales potencias, no puede más que causar gracia. Choca de lleno con la realidad. Si bien el kirchnerismo posa de antiimperialista, nunca es tan categórico ni siquiera en el discurso en su rechazo a las potencias y menos en el contexto, como se mencionó, de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional para el pago de la deuda macrista. El ajuste al pueblo trabajador y puntualmente a la salud en nombre de la deuda, no es más que entregarse al imperialismo de pies y manos.
No tiene ningún asidero la acusación de Amadeo y Carrió además, en el marco de que el Gobierno cerró acuerdos con el laboratorio yanqui Pfizer, antes que con ningún otro, para que empiece a hacer pruebas de su vacuna en el país. El laboratorio hizo experimentos en instalaciones del Estado con el compromiso de suministrar sus vacunas a la Argentina. Sin embargo, hasta el día de hoy, el ministro de salud Ginés González García y otros funcionarios del Gobierno, no saben explicar por qué Pfizer se niega a cumplir su compromiso e impone duras condiciones. "Si con alguna firma ha sido generosa la Argentina, ha sido con Pfizer", se sinceró lastimosamente Ginés a fines de diciembre, ante la traba en las negociaciones con la corporación.
Básicamente, el Gobierno argentino lejos de rechazar las políticas imperialistas cumple con la tarea que le imponen los especuladores y se arrastra detrás del laboratorio para pedirle que por favor cumpla con lo que prometió.