Mientras en los medios de comunicación no dejan de dar cifras records de contagios y muertos, las comunidades autónomas y el Estado central solo hablan y discuten de las posibles medidas restrictivas.
Estos últimos días la Junta de Castilla y León propuso el cierre de comercios a las 6 de las tarde y el cierre perimetral provincial. Posteriormente quedó en cierre provincial y toque de queda a las 8 de la tarde. A todo esto, el Ministerio de Sanidad contestó que iba a recurrir el decreto. La junta igualmente siguió adelante.
En el caso de Burgos el alcalde declaró que no se multaría de 20 a 22 horas, pero esto cambió al día siguiente, el sábado 16, al aparecer publicado en el Boletín oficial de Castilla y León. Pese a que siguen dudando de si es legal o no al haber salido publicado el BOCYL, dicen que hay que cumplirlo.
Pero el esperpento ha continuado con el recurso ante el Supremo del Gobierno central ,y ¡hasta un abulense ha interpuesto una demanda por prevaricación contra el presidente de la Junta!. Pese al recurso, el Ministerio de Sanidad se abre a negociar el horario del toque de queda. Mientras, otras comunidades como Euskadi o Andalucía, quieren imitar a Castilla y León iniciando incluso antes el horario del toque de queda.
Los marxistas solemos decir que cualquier poder represivo o restrictivo que se le da al Estado siempre se acabara usando contra los oprimidos. Es bastante obvio que si en vez de un toque de queda hubiera sido un decreto nacionalizando sin pago a la sanidad privada no se habría cumplido... también es verdad que, si desde luego el PP no haría ese decreto, tampoco el PSOE o Unidas Podemos con sus 35 diputados (ni si tuviera 200) lo llevaría adelante. En cambio, en este caso, este decreto se ha publicado en el boletín oficial y se tiene que cumplir. Y todo pese a los recursos de un Gobierno central que se abre a negociar.
Y mientras se nos habla continuamente de la responsabilidad individual en la lucha contra la pandemia y se nos responsabiliza de si suben los contagios, también se nos culpa si desciende el consumo porque no salimos. Vemos de manera clara que la única discusión que se da entre los diversos gobiernos es sobre cuánto recortar nuestras libertades y sus únicas acciones son realizar apelaciones a una ley inapelable e indiscutible. Creando así una situación increíble, un toque de queda que no se puede hacer pero hay que cumplir. Un auténtico delirio.
Llama la atención que todo el debate y opciones se centran en los toques de queda y en la responsabilidad individual. Ni una palabra sobre el refuerzo de la sanidad, de la que ya nadie dice que es de las mejores del mundo, o de la dependencia de compañías privadas (financiadas por dinero público) para el desarrollo y distribución de la vacuna.
No hace tanto se sabia de la muerte de un medico por covid que renunció a su baja para volver al trabajo, también recordamos la situación catastrófica de Soria en la primera ola. ¿Se ha tomado alguna medida para mejorar la situación sanitaria? Ninguna.
Mientras, nos siguen culpando de las muertes por el virus, diciendo una y otra vez que recae en la responsabilidad individual, hemos de recordar los años y años de recortes de la sanidad, las propuestas de sustituir médicos por sanitarios en la sanidad rural, el cierre de ambulatorios... Sobre esas responsabilidades, silencio.
La prioridad contra la vacuna no es ver quien cierra una hora antes o si se cierra más o menos la hosteleria, sino que es reforzar la sanidad contratando sanitarios así como reforzándola con medios e intervenir la sanidad privada para fortalecer la pública. Si esto ni se plantea es porque entre la vida de decenas miles y los beneficios de las grandes empresas tanto los gobiernos autonómicos como el gobierno del PSOE y UP tienen clara la elección. Detrás de la máscara de las apelaciones a la responsabilidad individual, la culpabilización a la juventud y los toques de queda viene esto. Las soluciones que existen no las quieren tomar.
Ante su pasividad es urgente generalizar la movilización de los sanitarios, de lo que ya hay ejemplos, coordinándose con otros trabajadores y trabajadoras en lucha, así como la exigencia tanto a los grandes sindicatos como a la izquierda sindical para que abandonen su pasividad y apoyen con toda su fuerza la lucha por la sanidad pública. Nada menos que nuestra vida está en juego. |