A pesar de varias instancias paritarias que desde el SUTE se exigió, el gobierno decretó un aumento del 20% en blanco y un bono en cuotas y en negro. Monto más que insuficiente frente a la inflación proyectada de más del 50%. Al gobierno no le quedó otra que quedar expuesto en sus intenciones de extorsionar a decenas de miles de trabajadores y trabajadoras de la educación. Cuando el SUTE cuestionó la oferta de un bono de $54 mil amenazó con no pagarlo. Esta práctica desleal en la negociación era insostenible.
Este decreto de aumento a las y los trabajadores de la educación es una medida que intenta disciplinar a quienes sostuvimos con nuestros recursos, tiempo y energías el sistema educativo de toda la provincia, en medio de una pandemia.
Frente al rechazo de la propuesta salarial del gobierno, desde el SUTE se comenzó a debatir entre los docentes y se votó en el último plenario provincial la necesidad del NO inicio de clases. Es que el aumento que el gobierno quiere imponer, ni siquiera reconoce la inflación del 36% en todo el 2020.
Esta voluntad de pelear por mejores condiciones salariales y de trabajo hay que organizarla para ser contundentes. Como se mostró en los caravanazos de rechazo al proyecto de nueva ley de educaciónde Mendoza.
El mismo día del anuncio del decreto y a tono con los anuncios del Ministro de Educación de la nación, Nicolás Trotta, Suárez habló de la vuelta a la presencialidad en todas las escuelas de la provincia. Sin embargo, no se detallan ni protocolos ni cómo será esa hipotética vuelta. No hay garantía de vacunación tanto para las y los trabajadores como para estudiantes. Es un caldo de cultivo para nuevos rebrotes en la provincia que pongan más en crisis el sistema de salud.
La Dirección General de Escuelas (DGE) y el gobierno, ya demostraron durante todo el año su capacidad para improvisar y poner todo la responsabilidad en las y los trabajadores de la educación. Nunca garantizaron los recursos para estudiantes sin conectividad y aumentaron la cantidad de horas de trabajo sobre nuestras espaldas y cabezas.
Tampoco desde el gobierno hablan claro en relación al estado de edificios y adaptaciones necesarias para esta vuelta y cómo se garantizará. ¿Pretenderán que todo dependa, otra vez, de la voluntad y el bolsillo de las y los trabajadores?
Si no están dadas las condiciones y no hay respuesta al reclamo de recomposición real frente a la inflación y un mecanismo elemental frente a la escalada inflacionaria como es una cláusula gatillo, las clases no pueden empezar.
Desde el SUTE se viene exigiendo una negociación paritaria real y una propuesta superadora, sin sumas en negro, que cubra lo perdido frente a la inflación y que atienda al reclamo que se votaron en asambleas y plenarios. El 28 de enero hay una nueva mesa con el gobierno, es una oportunidad de mostrar nuestro rechazo a estos atropellos. |