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La última encuesta de intención de votos mantiene la disputa reñida entre Dilma con 39% de intención de voto y Marina con 31%. Para el segundo turno las proyecciones señalan un 41% y 43%, respectivamente. La diferencia principal en relación a las anteriores encuestas la dio el aumento de 4 puntos porcentuales de la candidatura de Aécio Neves, que subió del 15% al 19%.
Los tucanos (como se llama a los miembros del PSDB) festejan este respiro en la campaña electoral y apuestan a un nuevo momento que llaman “la ola de la razón”. Esta “ola” podría ser el motor que permita superar la conmoción provocada por la muerte de Eduardo Campos disparando a Marina Silva en la disputa electoral. Aécio intenta, entonces, aparecer con un perfil propio frente a la “novedad” burguesa de Marina Silva. Confronta con ella afirmando que el PSDB no cambia sus propuestas de gobierno según las conveniencias del momento. E intenta reafirmar el discurso de que su candidatura es la “única realmente de oposición”. La campaña de Aécio apuesta al rechazo de la imagen del PT, explotando el último escándalo de corrupción de la empresa Petrobras. Y, priorizando la estrategia de apostar al “desgaste del PT”, intenta atacar a Marina ligando su imagen al cargo que ocupó como Ministra de Medio Ambiente en el gobierno de Lula, afirmando que un gobierno de Marina dependería de muchas figuras vinculadas al PT.
Sin embargo, muchos medios y analistas del establishment plantean que llegó la hora de que Aécio se enfoque en su Estado natal, su base electoral, Mina Gerais. Sin embargo en su Estado las cosas no van bien ni para Aécio ni para los tucanos. Ocurre que allí su apadrinado, Pimenta da Veiga, está 20 puntos porcentuales detrás del petista Fernando Pimentel, quien lidera las intenciones de votos para gobernador con el 43%.
Existe la posibilidad de que el PSDB y Aécio sufran una derrota nacional y regional que podría acarrear nuevas configuraciones en el régimen de partidos, pues a pesar de que Aécio cuestione los vínculos de Marina con el PT, él fue protagonista junto con Fernando Pimentel de la alianza de los tucanos con la candidatura de Márcio Lacerda del PSB, junto al PT, electo intendente de Belo Horizonte, capital del Estado, en 2008. Recién en el 2012, Lacerda rompió con los petistas quienes defendieron la candidatura de Patrus Ananias y mantuvo el apoyo de Anastasia, entonces gobernador tucano y de Aécio. Ahora, Marina Silva en el PSB baraja de nuevo las cartas poniendo en juego las alianzas del PSDB quien gestiona el Estado burgués desde 2003.
Pero ¿cuál será el escenario si se da una derrota nacional y regional del proyecto del PSDB? Como primera hipótesis habrá más “toma y daca” entre partidos, acuerdos de todo tipo, también entre los petistas y tucanos en el Estado. Estas variantes pueden agregar mayores elementos de crisis de representatividad.
Sin embargo, la hipótesis de nuevas configuraciones en el régimen de partidos y alianzas puede abrir espacio a una alternativa de izquierda y clasista de los trabajadores, que emerja contra el juego de intereses de la burguesía y sus representantes.
Como esa alternativa clasista de los trabajadores aún no existe en estas elecciones, la candidatura petista de Fernando Pimentel aparece como una posible “renovación” después de más de 10 años de gobierno tucano. Esa apariencia se va a pique porque Pimentel tiene en su historial alianzas estatales con el PSDB y ha sido el intendente que se mostró menos abierto al diálogo con las huelgas de trabajadores. Ese es el historial del PT en las intendencias de Belo Horizonte, como sucedió con Patrus Ananias en 1994 que impuso el 0% de aumento y descontó los días de paro en una de las mayores huelgas de profesores de la red municipal de la ciudad.
Eso muestra cómo Fernando Pimentel, el tucano entre los petistas, puede estar al borde de conseguir dirigir una nueva configuración regional entre los partidos a partir de una posible derrota del PSDB. Es decir, un PT que podría ser electo usando el discurso de priorizar lo social pero que en la práctica actúa como una alternativa del establishment para futuros ajustes a ser descargados sobre las espaldas de los trabajadores y del pueblo brasilero. |