Para quienes habitamos en la Ciudad de Buenos Aires no nos resulta una novedad el ataque del gobierno del PRO y sus aliados a las y los docentes, estudiantes y hasta a padres y madres. No es que este gobierno tenga el monopolio del ajuste y desprecio hacia la educación pública, en absoluto. Pero si vemos la gestión del actual oficialismo encontraremos una continuidad en la política de desfinanciamiento, de incentivo a la gestión privada de la educación, de avance en la degradación de los contenidos (con la plataformización como eje) y, para garantizar esto, de ataque a toda forma de organización de docentes y estudiantes, junto con su expulsión en los debates sobre el contenido y las condiciones de cursada.
La confrontación con la comunidad educativa suele tener un objetivo electoral o de corto plazo. El PRO y Larreta en particular, han sabido utilizar bien la jugosa pauta oficial (en 2020 gastó $900.000.000) para llenar de entusiasmo en el ataque a sus periodistas amigos, para que los no tan amigos guarden silencio y contar con espacio para esas nunca punzantes entrevistas mano a mano. Elegir a las y los docentes, en particular a sus sindicatos, también encaja con parte de su base electoral, siempre bien predispuesta a cualquier peludo ataque.
Sin embargo la explicación no termina aquí. El oficialismo ha tenido un plan en la Ciudad de Buenos Aires de ir doblegando y/o cooptando a todo actor político o social que no controlara. Su acuerdo histórico con gremios como el conducido por los Moyano, con el peronista siempre oficialista Amadeo Genta, su colonización del Poder Judicial porteño, el armado de su propia policía a su imagen y semejanza, el control del juego, la cooptación de punteros en las principales villas, etc, son ejemplos de esta mecánica.
Como decíamos, las y los docentes y la comunidad educativa han sido uno de los focos de ataque del oficialismo y esto también se debe a una voluntad de reducir lo más posible todo tipo de resistencia a sus políticas “educativas”. Algunos de los ataques emblema fueron la eliminación de las Juntas de Clasificación docentes en 2011. Para ese entonces Soledad Acuña ya era Subsecretaria de Equidad Educativa en el Ministerio de Educación y una de las espadas en este combate. El objetivo era simple: eliminar el sistema de elección que tenía la docencia para ese trabajo y poner funcionarios propios.
Acuña había llegado a ese cargo luego de algunos enroques producto de la renuncia como ministro de Mariano Narodowski. Todo se daba en el marco de la causa por las escuchas ilegales donde Ciro James, siendo funcionario del Ministerio, espiaba hasta al cuñado de Mauricio Macri. Quien quedaba al frente de la cartera de Educación era el poeta contemporáneo, Esteban Bullrich.
Tanto Bullrich como Soledad Acuña venían del “Grupo Sophia”, una de las clásicas ONGs neoliberales, en este caso creada por Horacio Rodríguez Larreta, en los noventas y financiada desde el principio por instituciones como el Banco Mundial y grandes patronales nacionales y extranjeras. Además de desarrollar cuadros como María Eugenia Vidal, el grupo fue un enclave ideológico de las reformas educativas neoliberales. Esto muestra que cuando vemos los planes y los dichos de Acuña no se trata de improvisaciones.
Soledad Acuña hizo mérito para quedarse como máxima titular de la cartera en el 2015. Desde ese momento no dio puntada sin hilo. Algunos de los capítulos más destacados en este sentido fueron el proyecto de UniCABA, cuyo eje está en monopolizar los ejes de la formación docente desde el Ministerio, quitándole todo poder a los profesorados que, aún con mecanismos no del todo democráticos, tienen formas de cogobiernos con participación de docentes y estudiantes. La idea oficialista de los “docentes del futuro” es la idea de un tutor que solo reproduce un contenido bajado 100 % del Ministerio, incluso, si se puede, que “dé play” a las famosas plataformas educativas producidas por Santillana u alguna empresa privada. Dato:el enviado de la cientista política Soledad Acuña, para dar los informes del proyecto a la Legislatura, era un Ingeniero Químico, Diego Meiriño, quien había trabajado para… Santillana.
La comunidad educativa de conjunto rechazaba la UNICABA
En el mismo sentido se marchó con la “secundaria del futuro”, proyecto que solo tenía como objetivo buscar el control ideológico de las aulas, avanzar con las llamadas “prácticas laborales” en lugar de horas de estudio y poniendo el otro eje en las “guías de aprendizaje autónomo” y las plataformas virtuales.
La mayoría de estos proyectos avanzaron utilizando el espionaje y la intimidación contra sus protagonistas, cuando no las sanciones, causas penales o, simplemente, con la policía por delante.
La comunidad educativa de conjunto rechazaba la UNICABA
Los ataques a las y los estudiantes que se organizan, como se hace con las y los docentes, su demonización pública, persiguen la finalidad de ablandar el terreno para estas políticas, que obviamente tienen su correlato presupuestario y en el avance de la gestión privada en la educación.
No es casual que el esfuerzo presupuestario de la Ciudad en Educación haya pasado del 27 % al 19 % en una década; tampoco que luego de años de mentir sobre la cantidad de vacantes en inicial y primaria, el gobierno de la Ciudad haya logrado un fallo de (su) Poder Judicial, para que padres o madres tengan que demostrar que son pobres para que le aseguren una vacante en nivel inicial; o que la ministra siga negando que hay falta de vacantes y cursos superpoblados en las primarias del sur. Son miles las vacantes que faltan. Esto quedó demostrado hasta en un fallo judicial vía el testimonio de supervisores escolares, docentes, madres y padres, pero Soledad Acuña y Larreta lo siguen negando.
El desprecio por quienes “caemos” en la educación pública lo ven les niñes y docentes hasta en la comida, tanto que entre la quita de carne en el menú, la aparición cada año más frecuente de lo que les chiques llaman “medallón de coso”, llegó al extremo de que hubiera que presentar un amparo para garantizar la alimentación para les niñes en el distrito más rico del país.
Por eso en los últimos años, en la Ciudad la matrícula de las escuelas de gestión privada fueron creciendo. Incluso en las escuelas secundarias la opción paga superó a la pública. No hay casualidades.
Por eso el regreso a clases no puede ser en las condiciones que Larreta y Acuña nos quieren imponer, utilizando nuevamente a los grandes medios como primera línea del ataque. Y no se trata solo de un tema de la Ciudad sino de todo el país. Por eso dejo aqui la declaración de la Corriente 9 de Abril, para abrir el debate en toda la comunidad educativa.
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