La alianza entre la UCR de Tucumán y el bussismo se abre en paso en medio de la crisis interna que arrastra el radicalismo en la provincia, luego de la estrepitosa derrota electoral de Cambiemos y la posterior ruptura con la pata peronista de la coalición macrista encabezada por el intendente de la capital, Germán Alfaro.
La voz cantante en esta nueva cruzada por una alianza con Fuerza Republicana la lleva el intendente (reelecto) de Yerba Buena, Mariano Campero, quien desde el año pasado viene ensayando una agenda común que apunta hacia el punitivismo, la inseguridad y que hasta tuvo su bautismo con un acto homenaje al capitán Humberto Viola, ajusticiado por el ERP pocos meses antes del Operativo Independencia.
Aunque las principales figuras de la UCR, incluido el interventor Lucho Argañaraz, rechazan la jugada de Campero, que pretende hacer valer su caudal político de cara a las elecciones legislativas de 2021, importantes referentes del espacio radical empiezan a flexibilizar su postura y no descartan una alianza para las elecciones provinciales de 2023.
"No hay ninguna idea que me pueda identificar con Fuerza Republicana (...) El bussismo ha sido un desprendimiento de los gobiernos militares, en particular el de Antonio Domingo Bussi, que reivindica y sigue reivindicando la desaparición forzada de personas. Son cosas con las que yo directamente no puedo pensar en que la UCR, que es el partido de las libertades, pueda aliarse por una conveniencia electoral con quienes han conculcado libertades y han desaparecido personas", sostuvo el legislador radical José Ascárate.
Aunque inmediatamente y, por las dudas, aclaró que "Esta alianza hay que plantearla después de la elección nacional de 2021, si queremos hacer una fuerza provincial que va a discutir el gobierno (...) No digo que en el futuro no podamos hacerlo, pero dejando muy claro que eso va a ser en una elección provincial, no en una elección nacional". Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros.
El fuego cruzado entre la UCR y Fuerza Republicana, que con sus ocho legisladores se convirtió en la primera minoría en la Legislatura, viene a cuento del consabido pacto entre la fuerza que comanda Ricardo Bussi y el PJ provincial, aportándole el primero los votos necesarios para todas las leyes importantes. Hasta el propio Juez Leiva, denunciado por tráfico de influencias en la causa que tiene Ricardo Bussi por abuso sexual, se refirió a Fuerza Republicana como un espacio que "nos es funcional".
La alianza entre el radicalismo y el bussismo es también impulsada por el titular de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, quien conformó el espacio CREO, con miras a levantar su perfil político y que ha estado en la primera fila junto a todo el radicalismo en la cruzada por el "desalojo exprés" contras las familias sin techo. Estos desalojos se instrumentaron con violentas represiones ordenadas desde la Casa de Gobierno.
El espacio radical también coincidió con el bussismo (y con gran parte del peronismo) en su agenda contra los derechos de las mujeres, que se expresó en un voto cerrado en contra de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
En ese barro que es el régimen político de la provincia, con el sostén del PJ y la UCR, sobrevive y cobra fuerzas el partido del genocida Antonio Domingo Bussi. Es hora de que la clase trabajadora, junto a los estudiantes y el movimiento de mujeres en las calles ajusten las cuentas con esta coalición reaccionaria que sólo está para defender el interés de los grandes capitalistas y terratenientes de la provincia. | 
