El pleno del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado este martes la remunicipalización de las escuelas de tauromaquia. El área de Cultura, Turismo y Deporte, en manos de la concejala del PP Andrea Levy, se encargará de la gestión directa de este centro, que durante años ha recibido cuantiosas subvenciones públicas.
La votación ha contado con el apoyo de PP, Vox y Ciudadanos, la abstención del PSOE y el rechazo de Más Madrid.
Tras décadas de privatizaciones de los servicios públicos, ninguno de los partidos del régimen, incluidos los llamados “ayuntamientos del cambio” en manos de Podemos e Izquierda Unida han avanzado un milímetro en revertir este proceso privatizador neoliberal.
Parece irónico que sea ahora el PP quien remunicipaliza algo. Pero lo sería si no fuera trágico. La remunicipalización de esta práctica nefasta es una canallada que solo responde al interés de un sector plagado de reaccionarios, ultraderechistas y sicofantes que se estaba hundiendo, no sólo por la crisis sanitaria sino porque cada vez más sectores de la población repudian la tauromaquia.
La tauromaquia no es una disciplina educativa que merezca el salvataje público. Es una práctica de tortura animal es una de las expresiones más aberrantes de un sistema decadente, que convierte la crueldad y violencia en espectáculo, en disfrute y diversión. |