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Atenas y sus acreedores siguen estancados en sus conversaciones para lograr un acuerdo de asistencia financiera a cambio de reformas como insisten con dureza las autoridades que conforman la llamada “troika”.
Los ministros de Finanzas del bloque monetario de 19 países no consiguieron avances en una reunión celebrada el jueves en Luxemburgo, a sólo 12 días para que Grecia deba afrontar un pago clave de la deuda al Fondo Monetario Internacional.
"Lamentablemente (...) hubo muy pocos progresos. No hay un acuerdo a la vista", dijo Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, en una conferencia de prensa.
Los ministros enviaron una señal potente de que depende de Grecia presentar nuevas propuestas, afirmó. Las mismas exigen un nuevo ajuste sobre las condiciones de vida del pueblo trabajador, en especial sobre las pensiones y jubilaciones.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo en un comunicado que convocó a los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro para reunirse el lunes en Bruselas.
Fuga de capitales
En medio de la incertidumbre, los ahorradores griegos retiraron unos 2.000 millones de euros entre el lunes y el miércoles, tras el fracaso de las negociaciones del fin de semana en Bruselas, indicaron destacadas fuentes bancarias a Reuters.
La cifra es el doble de lo que el BCE garantizó esta semana a las entidades helenas en Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA, por sus siglas en inglés).
El BCE introdujo más presión sobre las autoridades griegas con sus anuncios del jueves, cuando dijo en la reunión del Eurogrupo que no está seguro de que los bancos griegos puedan abrir el lunes, dijeron funcionarios con conocimiento de las conversaciones.
Si la retirada de depósitos sigue superando a la ELA, podría obligar a Grecia a imponer controles de capital, como hizo Chipre en 2013, para evitar la salida de dinero del país.
Otro elemento nada alentador es el fuerte descenso del 24,6 por ciento de los ingresos tributarios en mayo, incluida una caída del 50 por ciento en las devoluciones de impuestos, incluso aunque el Gobierno central reportó un superávit presupuestario primario antes del pago de deudas en los cinco primeros meses del año.
Funcionarios del Ministerio de Finanzas afirmaron que se debió principalmente a una baja del pago de los impuestos de las empresas, muy golpeadas por la vuelta a la recesión.
La presión para que el gobierno encabezado por Alexis Tsipras acepte un nuevo plan de ajuste se hace sentir cada vez con más fuerza en la medida que se acerca la fecha de vencimiento de deudas con el FMI el 30 de Junio. La “troika” está dispuesta a ir por más y el gobierno griego viene negociado y haciendo concesiones, aunque aún el final de este proceso está abierto.
Fuente: Reuters | 
