El Archivo de la Memoria Trans es un proyecto argentino donde se comparten anécdotas, fotos, testimonios y cartas de la comunidad travesti, transgénero y transexual. Carla María Pericles, quien falleció el año pasado nos dio una entrevista y hoy la recordamos a propósito de la publicación del libro.
Con la calidad de un libro de fotografía y el intimismo de un "álbum de fotos familiar", la primera recopilación de memoria trans en formato papel invita a asomarse a la vida cotidiana de las travestis de los años ’40 a ’90, a través de imágenes tomadas por ellas mismas en contextos festivos que contrastan con la dureza de algunos relatos, donde en primera persona hablan también de siliconas, exilios y muertes.
De esos años sin ley de identidad de género y con plena vigencia de los edictos policiales que las criminalizaban, dan cuenta las 336 páginas a todo color del libro "Archivo de la Memoria Trans" publicada por la Editorial Chaco junto a la organización, que lleva el mismo nombre.
En primera persona
Su jardín de su casita en el Tigre tiene tantas flores como ella experiencias de vida. Con más de 60 años encima, su mirada irradia una rebeldía de juventud que es la que le permite que tantos jóvenes la escuchen en las charlas que da en las escuelas. Carla Pericles sobrevivió y hoy cuenta su historia.
“Yo renací muchas veces”, afirmó. Como renacemos las personas trans frente a tantas injusticias, la realidad material de las personas trans muestra que el acceso al estudio, el trabajo y la vivienda aún hoy sean la exigencia más sentida de la mayoría de personas que eligen construir su identidad fuera de la heteronorma.
Durante los 80 la pelea con los edictos policiales era moneda corriente. Huir de la policía era una destreza que se desarrollaba frente a cada detención arbitraria. La justicia, muchas veces cómplice, lo legitimaba pero ellas batallaban.
Es así como Carla terminó huyendo del comisario de su barrio a Italia, un nuevo continente, un nuevo sueño y la convicción de ser una persona que no se iba a conformar.
No confiaba en ningún Gobierno porque ninguno le regaló nada, se pronunciaba a favor del #CupoLaboralTrans porque ella se prostituyó muchos años, como el 90% de las travestis que tienen que sobrevivir de esa manera.
No era católica y denuncia con énfasis el rol de Bergoglio y la Iglesia a la hora de encubrir en sus filas a cientos de abusadores de menores. Por eso también, se puso contenta cuando tuvo que dar una charla en una escuela y la recibieron con un cartel que decía “esta es un aula abortera”.
El retrato de una travesti que quiere mostrar su historia y la de sus pares, porque existieron, existen y van a seguir dando que hablar. Ella ayudó a reconstruir la historia y hoy la seguimos contando.