Hasta 20.000 refugiados están desaparecidos después de que dos campamentos en la región de Tigray, devastada por la guerra en Etiopía, fueran destruidos, dijo Naciones Unidas.
Los refugiados, la mayoría de los cuales son de la vecina Eritrea, huyeron de los refugios de Hitsats y Shimelba que fueron destruidos en los combates que estallaron en Tigray en noviembre.
En enero, imágenes de satélite mostraron la destrucción de los dos campos de refugiados que albergan a miles de eritreos en la región.
Unas 3.000 personas llegaron a otro campamento en Mai-Aini, al que las Naciones Unidas tienen acceso, según Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Muchos refugiados “quedaron atrapados en fuego cruzado, secuestrados y obligados a regresar a Eritrea bajo coacción por las fuerzas eritreas”, dijo Grandi, citando el testimonio que se le presentó en una visita al campamento mientras realizaba un viaje de cuatro días para reunirse con funcionarios en Etiopía.
Las tropas federales etíopes entraron en Tigray en respuesta a un presunto ataque el 4 de noviembre y derrocaron al histórico partido gobernante de ese estado y opusitores al primer ministro Abiy Ahmed desde que asumió el poder en abril de 2018.
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Aunque el gobierno anunció la victoria el 28 de noviembre, el líder de la región prometió continuar con el conflicto.
Desde que comenzaron los enfrentamientos, miles de personas han muerto y cientos de miles se han visto obligados a abandonar sus hogares. Hay escasez de alimentos, agua y medicinas en la región de más de cinco millones de personas.
Los trabajadores humanitarios y algunos funcionarios de Tigray han advertido sobre un desastre humanitario marcado por una hambruna generalizada. La información es confusa o difícil de verificar, ya que el gobierno ha aislado en gran medida a Tigray de los medios y de los trabajadores humanitarios extranjeros. Las telecomunicaciones en muchas áreas no funcionan.
Según el informe de la ONU, se estima que 100.000 personas están desplazadas en Tigray y unas 60.000 personas se han refugiado en Sudán.
Algunos países han pedido una investigación sobre los informes de saqueos, violencia sexual y agresiones en los campos de refugiados, ya que los expertos advierten que la ventana de oportunidad para reunir pruebas se está cerrando rápidamente.
Más de 52.000 civiles han muerto en el conflicto armado que sacude desde el pasado noviembre la región de Tigray, en el norte de Etiopía, en la frontera con Sudán y Eritrea, aseguraron tres partidos opositores tigriñas.
"Desde el comienzo de esta guerra fatídica, más de 52.000 civiles inocentes, incluidos niños, mujeres, jóvenes, ancianos y padres religiosos, han sido masacrados de manera indiscriminada", afirmaron en una declaración conjunta el Partido de la Independencia de Tigray, el Congreso nacional del Gran Tigray y Salsay Weyane Tigray.
Los firmantes no especifican la fuente de ese dato, toda vez que el Gobierno etíope tampoco ha divulgado cifras oficiales de civiles fallecidos en la contienda en la región, donde las comunicaciones no han vuelto completamente a la normalidad y sigue siendo difícil verificar la información de las dos partes en conflicto.
Según los tres partidos, "más de tres millones de personas han dejado sus casas y se han convertido en desplazados internos en Tigray, mientras que otras 150.000 han migrado a otras partes de Etiopía" y "decenas de miles" han huido al vecino Sudán.
La guerra estalló el pasado 4 de noviembre después de que el Gobierno central ordenara una ofensiva militar contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) -partido que entonces gobernaba la región-, en represalia por un ataque de fuerzas tigriñas a una base del Ejército etíope en ese territorio. Sin embargo, de fondo se trata de una disputa de poder y control de los recursos del estado. Las antiguas disputas inter-étnicas estimuladas por el gobierno de Abiy amenazan con una guerra civil en otras regiones de Etiopía llevando el sufrimiento a miles de personas. |