Las multinacionales especulan con un negocio multimillonario y venden “al mejor postor” las dosis prometidas. Un ejemplo es Pfizer, que proyecta facturar quince mil millones de dólares por ventas en 2021 y cobra por partidas aún no producidas.
Los países ricos acaparan. Por ejemplo, la Unión Europea impidió que las empresas que producen ahí puedan exportarlas hasta que terminen de vacunar a su población.
Mientras en África y América Latina recién están llegando algunas miles de dosis de China y Rusia, que también aprovechan para ganar mercados.
El resultado: las grandes multinacionales y laboratorios hacen fortunas.
La pregunta es ¿tienen derecho?: No. En realidad el conocimiento científico es una acumulación de décadas, el producto de múltiples investigaciones en gran parte financiado con dinero público, en universidades, hospitales o centros de investigación de todo el planeta.
En algunas vacunas como la de Moderna, la financiación pública implica casi la totalidad, y es muy importante en los casos de Novavax, Curevac y la de Johnson & Johnson.
El colmo es que esta “Guerra de vacunas” pone en riesgo la efectividad para detener al coronavirus en el mundo, porque con esta desigualdad el virus puede seguir esparciéndose y hasta podría seguir mutando a nuevas cepas más transmisibles y resistentes.
La lógica del capitalismo se muestra otra vez en contra de la vida.
Las medidas para revertirlo son básicas:
Es urgente que se liberen las patentes que tienen los laboratorios.
Para lograr una producción y distribución de vacunas racional, los estados deben intervenir las farmacéuticas y laboratorios. Ponerlos bajo el control de profesionales de la salud, en perspectiva de nacionalizar esas empresas bajo control obrero, junto con los recursos de la sanidad privada.
Por ejemplo, en Argentina se produce el principio reactivo de la vacuna de AstraZeneca ¿por qué no se produce en el país y en la escala necesaria para todos?
Como mostró la pandemia desde el inicio, la lógica de la ganancia capitalista es lo contrario a la racionalidad y la planificación en función de las necesidades sociales.
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