Montaje | Ana Laura Caruso
“Buenos Aires, enero de 1923”. Luego de avisar que la película es una interpretación del libro “Los vengadores de la Patagonia trágica” de Osvaldo Bayer, la primer placa sitúa en tiempo y lugar el asesinato del Teniente Zavala a manos de un desconocido. El hecho funciona como el corolario de una historia que va desarrollando los sucesos acontecidos en el sur argentino entre los años 1920 y 1923, también conocidos como la Patagonia trágica.
El contexto histórico que rodea los sucesos comienzan con la crisis económica desatada con el fin de la Primera Guerra Mundial que causó la baja de los precios de la lana. Entre los sectores de la burguesía más afectados se encontraban los estancieros de la provincia de Santa Cruz, quienes decidieron descargar la crisis sobre los trabajadores. Se produjeron despidos y un endurecimiento de las condiciones laborales que de por sí ya eran bastante precarias. En consecuencia, los obreros realizaron una serie de huelgas en las que intervinieron sus organizaciones, dirigidas por los anarquistas, como la Sociedad Obrera de Río Gallegos y la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) en apoyo a los reclamos. El gobierno tomó parte por los estancieros y también realizó su intervención en la escena la Liga Patriótica, organización paramilitar de extrema derecha, para atacar a los trabajadores. Como los reclamos seguían fueron enviadas tropas del Ejército para acabar con el conflicto. Se intentaron realizar negociaciones sin éxito ante el incumplimiento patronal, nuevas detenciones y deportación de trabajadores y finalmente se impuso una huelga que paralizó Rio Gallegos, y se transformó en una lucha testigo, con toma de haciendas y un enorme acatamiento, aunque aislada del resto del país. El resultado fue la masacre por fusilamiento de 1500 obreros.
Osvaldo Bayer escribió, basándose en estos hechos, un relato de no ficción tras minuciosas investigaciones y testimonios de la época y fue dividido en cuatro tomos publicados entre 1972 y 1974. La película se filmó durante el breve gobierno de Héctor Cámpora en 1973 y fue parte del boom cinematográfico argentino de la década, con películas multipremiadas y destacadas actuaciones de reconocidos autores.
Ganadora del Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1974, “La Patagonia rebelde” fue protagonizada por Héctor Alterio como Zavala (basado en el Teniente Varela), Luis Brandoni, Federico Luppi y Pepe Soriano. Fue prohibida por el gobierno de Isabel Martínez y a partir de entonces gran parte del elenco, los realizadores y Osvaldo Bayer fueron perseguidos y amenazados por parte de la Triple A, motivo por el que, en su mayoría, tuvieron que exiliarse. Incluso el gobernador de la provincia de Santa Cruz fue encarcelado durante seis años por la dictadura cívico militar de 1976 por haber permitido la realización de la película. No fue hasta 1984 que el film pudo volver a ser exhibido con el retorno de la democracia.
Las repercusiones políticas que tuvo la obra lo único que hicieron fue poner en primer plano el carácter represivo de los gobiernos y la indeleble alianza con las patronales del campo y la ciudad en detrimento de los trabajadores y su reclamo contra los despidos y las condiciones dignas de trabajo, un tópico que no sería patrimonio exclusivamente de los obreros patagónicos sino de la clase obrera de conjunto que hasta el día de hoy sigue luchando por sus derechos.
La película dejaba claro también que los grupos de choque, bancados por los gobiernos y las patronales, no eran “cosas” del pasado. La Liga Patriótica como banda armada de los años ‘20 encontraba sus herederos 50 años después en la Triple A, el grupo paramilitar de turno que empujaba al exilio a los protagonistas del film.
La película sobre la Patagonia rebelde permitió el conocimiento a nivel masivo de los hechos ocurridos con los obreros de la lana y sobre todo la responsabilidad del gobierno de Hipólito Yrigoyen en complicidad con los patrones y estancieros. Spoiler alert: el final de la película es una pequeña joyita: la escena de agradecimiento de los estancieros al Teniente Varela en recuerdo “del cumplimiento del deber y la grandeza de la Patria” en un agasajo para la ocasión con toda la burguesía local cantándole hurras en inglés. La mirada fría y calculadora de Héctor Alterio es todo lo que necesita la película para concluir el horror de un terrible hecho real.
La Patagonia Rebelde [1974] from Grupo Autónoma on Vimeo.
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