Desde noviembre, con el paso de ASPO a DISPO, el gobierno de la Ciudad reabrió algunos de sus establecimientos culturales donde se retomaron las actividades. Debido a la implementación insuficiente de protocolos adecuados, ir a trabajar se transformó en una tarea riesgosa para la salud de las y los trabajadores y sus familias. En el caso del anfiteatro del Parque Centenario, donde anteriormente solían desarrollarse espectáculos gratuitos, esta reapertura implicó además el comienzo del cobro de entradas para poder acceder a espectáculos a cargo de productoras privadas.
De esta forma un espacio público que debería estar ofreciendo funciones gratuitas para que puedan acceder en forma segura las familias de la Ciudad y el Gran Buenos Aires, se transformó en un espacio manejado por la lógica de la ganancia.
¿De qué manera? Funciones pagas todos los días a pesar de la falta de personal que lleva al incumplimiento de las “burbujas”), mayor cantidad de gente en las plateas (se amplió el aforo inicial de 100 a 500 personas), donde el control de la capacidad de asistentes y el cumplimiento de la seguridad y la limpieza queda en manos de las productoras privadas y sin ningún control por parte del gobierno de la Ciudad, poniendo en riesgo no solo la salud de las y los trabajadores sino también la del público y artistas.
Esta situación terminó de estallar este sábado cuando, según informó la propia junta interna de ATE de la Dirección General de Música (ATE-DGMUS), dos trabajadoras de ese establecimiento tuvieron resultado positivo de Ccovid-19 luego de haber trabajado en distintas funciones durante toda la semana. Frente a esta situación no estaban claros los protocolos para saber cómo proceder. Por presión de los trabajadores, el gobierno accedió a suspender las funciones previstas para los días sábado y domingo y a testear a todo el personal.
Sin embargo, al realizarse los test en período de ventana, es necesario que quienes hayan sido contacto estrecho se mantengan en aislamiento preventivo frente a la posibilidad de falsos negativos. Ante la presión de los funcionarios del ministerio de cultura para que continuaran trabajando a pesar de esta situación y de que muchos de los trabajadores habían sido contacto estrecho de los casos positivos, las y los trabajadores plantearon la necesidad de suspender todas las actividades programadas en el anfiteatro hasta rediscutir y establecer protocolos adecuados que sean controlados por sus trabajadores.
Finalmente, ante el informe del Ministerio de Salud que recomendó el aislamiento de una parte importante de trabajadores del anfiteatro por haber sido contacto estrecho, las autoridades decidieron suspender todas las funciones hasta el día 17 de febrero.
Mientras les trabajadores del Anfiteatro atravesaban esa situación, en otra dependencia del MInisterio de Cultura, cómo es el emblemático Teatro Colón, les comunicaron a los trabajadores que ese espacio se convertiría en un centro de testo donde artistas y empleados del Teatro Colón deberán prestar tareas de soporte en el plan “Detectar” para las cuales no están capacitados.
Ante la compleja situación que presenta la persistencia de casos de COVID entre trabajadores y sus familias, estamos en un contexto en el que además se quiere imponer la “vuelta a clases” con presencialidad, sin protocolos eficientes y con una situación de seguridad e higiene lamentable en los colegios. De esta forma se pone en riesgo la salud de toda la comunidad educativa: niñes, familias y trabajadores. Si desde hace meses espectáculos masivos se desarrollan sin que el gobierno de la ciudad pueda garantizar medidas mínimas de seguridad e higiene, ni garantizar el personal necesario, exponiendo al riesgo de contagio a trabajadores, público y artistas ¿Que se puede esperar de las planificaciones del regreso a las aulas? ¿También serán producto del ensayo y error?
De igual forma se actuó en las colonias de verano donde frente a los contagios la solución fue ocultar la situación sin tomar decisiones que implicarán un mayor resguardo.Los funcionarios ya demostraron lo poco que les importan las vidas de las familias trabajadoras, por eso es necesario que sean las y los mismos trabajadores quienes controlen el correcto cumplimiento de los protocolos tanto en las escuelas como en las dependencias del Gobierno de la Ciudad.
La política de abrir todo a cómo de lugar, va en consonancia con la decisión de reincorporar a la jornada laboral a personas mayores de 60 años a sus puestos de trabajo. Hasta ahora dicho rango etario había sido considerado grupo de riesgo y actualmente ante una nueva posible ola de COVID-19, dichas licencias dejan de tener vigencia, siendo esto una actitud muy peligrosa. El último viernes, trabajadores/as de SUBTE convocaron a un paro para enfrentar la decisión de la empresa Metrovías avalada por el Gobierno de Larreta de convocar a sus puestos de forma presencial a aquellos/as trabajadores/as mayores de 60 años. El paro quedó suspendido ante el ofrecimiento de una mesa de diálogo por parte de la empresa.
Tanto el gobierno de la Larreta como el Alberto Fernández dieron de baja las licencias para aquellas y aquellos que tienen niños a cargo que regían desde el comienzo de la pandemia.
Marcelo Gómez, delegado de junta interna ATE-DGMUS dijo en La Izquierda Diario que: “en la Dirección de Música, en particular los y las compañeras que cumplen tareas en el anfiteatro de parque centenario, nos tuvimos que plantar ante la política de las autoridad de aumentar significativamente las exigencias de trabajo en medio de un crecimiento de casos de Covid. El trabajo que realizamos, con mucha gente alrededor y teniendo que tener contacto estrecho para realizar nuestras tareas, nos expone al virus. Pero sabemos que no es un problema que nos toca solamente a nosotros y que muchos compañeros en distintas dependencias del Gobierno de la ciudad están atravesando situaciones similares".
Y agregó: "para pelear con mas fuerza contra esta situacion que nos plantea la pandemia y los contagios, necesitamos que nuestros sindicatos den una respuesta inmediata ante esta situación. SUTECBA debería abandonar su silencio cómplice,siendo un sindicato con tanto peso en la Ciudad. Y ATE, que también tiene llegada y extensión en muchísimos lugares de trabajo, y que dice estar en la vereda de enfrente de la política de Larreta, se tiene que poner al frente de unificar la pelea contra estas condiciones que imponen los funcionarios y las patronales. Pelear todos separados debilita al colectivo de trabajadores. Tenemos que avanzar en coordinar a todos los sectores que venimos enfrentando esta vuelta al trabajo que nos quieren imponer, sin cuidados para nosotros cómo trabajadores y por lo tanto sin cuidado para nuestras familias".
Ambos gobiernos vienen teniendo una política de vuelta a las actividades sin protocolos serios que garanticen la salud y la vida de las mayorías, cediendo a la presión de las patronales. |