Los hechos ocurrieron este pasado domingo día 7 de febrero en Salt (Girona) cuando Santiago Abascal fue recibido por una concentración de protesta contra su partido de extrema derecha. Durante el mitin los y las vecinas concentradas ejercieron su derecho democrático a la protesta increpando al racista Abascal, lanzando incluso algunos huevos y frutas.
Frente a estos hechos el presentador de Canal Sur de Andalucía, televisión gestionada por el Gobierno andaluz del PP, C´s y Vox, le preguntó a Alberto Garzón: “Vox está teniendo problemas con los violentos que están impidiendo la manifestación pública de sus ideas. ¿Condena usted estos hechos?”
Esta fue la respuesta del dirigente y ministro de IU-PCE: “Vamos a ver, hay que condenar siempre todo tipo de política que no se ejerza a través de la palabra. Y esto es muy importante porque en la democracia todos tenemos que tener la capacidad de expresarnos y naturalmente la capacidad de convencer a los ciudadanos de que nos voten a nosotros. Creo que ese es el ejercicio central: el diálogo, la palabra, la negociación. Son los vectores por los que se construye democracia y eso es lo que se necesita ahora en Cataluña, diálogo y negociación. Y por tanto todo aquello que obstaculice o que sea evidentemente un perjuicio para quien se quieren expresar, y se deben expresar con libertad, pues evidentemente tiene que ser censurable porque no caben en ninguna democracia ese tipo de actitudes contrarias al diálogo y la negociación”.
Frente a un partido de la extrema derecha que plantea la ilegalización de todos los partidos independentistas y la eliminación de la autonomía catalana o de cualquier tipo de distinción regional; que levanta un programa racista y anti inmigrantes, especialmente los de origen musulmán, prometiendo deportaciones masivas; que propone la ilegalización de las organizaciones feministas en defensa de la familia cristiana como pilar de la sociedad y atacando al movimiento de mujeres. Un partido cuyo programa económico es un rejunte de medidas ultra liberales para proteger la propiedad privada y eliminar los ya ultra limitados servicios públicos del Estado en favor de las empresas, reduciendo los impuestos a empresarios y favoreciendo la precariedad laboral. ¿Acaso podía haber declaraciones más indignantes por parte de Garzón?
Para el ministro de UP toda protesta que sea un perjuicio para la extrema derecha es condenable porque “no se puede construir ninguna democracia con estas actitudes” (refiriéndose a los manifestantes antifascistas). ¿De qué democracia está hablando? ¿De la actual “democracia para ricos” en la que vivimos, que precariza, oprime pueblos que defienden su derecho a decidir y encarcela a presos políticos, raperos y luchadores... mientras permite que la extrema derecha campe a sus anchas?
Las palabras de Garzón, que se suman a sus ya repetidas declaraciones (en distintas ocasiones) contra el derecho a la autodeterminación efectiva del pueblo catalán, no hace más que ayudar al régimen monárquico español y a sus socios en el Gobierno, el PSOE. Una expresión más de la deriva de Podemos e IU-PCE, ayudando a regenerar -por la vía “progresista”- el régimen heredo de Franco alentando a la desmovilización de las calles contra una extrema derecha que no para de querer ocuparlas.
No hay otra manera de luchar contra la extrema derecha que un gran frente único de la clase trabajadora y sus organizaciones que les enfrente en las calles, con un programa obrero y anticapitalista que contemple las más elementales demandas democráticas como el derecho a la protesta y el derecho a decidir, entre otras.
La ofensiva reaccionaria de la derecha y la extrema derecha no puede enfrentarse desde el gobierno con el PSOE y los marcos del régimen monárquico, que bien puede considerar a Vox un hijo legítimo. Sembrar ilusiones, como hace Unidas Podemos siguiendo al PSOE, en que es posible regenerar una democracia degradada que sólo ha funcionado para los ricos, no puede más que fortalecer a la extrema derecha, mientras desarma a la clase trabajadora y los sectores antifascistas para enfrentarla. |