Alberto Fernández apuntó contra las patronales agrarias por la suba de precios a los productos alimenticios y amenazó con la suba de retenciones y los cupos de exportación. Los ruralistas amenazan con un conflicto. Se abren negociaciones. La suba de las comodities llevó a los exportadores de granos y carnes a desabastecer el mercado interno y a aumentar los precios para equilibrar con los precios internacionales. Las ganancias del sector contrastan con el empobrecimiento general de la población. Para que tengamos una idea la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina informa que el sector exportador de cereales tuvo ingresos por 2.14 mil millones de dólares en enero del 2021. Esta disparada de los precios internos que amenazan la frágil situación económica y social y que afecta directamente a los ingresos del pueblo pobre y trabajador, llevó a Alberto Fernández a amenazar con la suba de retenciones y los cupos a las exportaciones, generando la protesta de las patronales agrarias.
Lo que pareciera ser un enfrentamiento con las corporaciones del campo esconde en realidad un intento de negociación como parte del acuerdo de precios y salarios con un tope a los últimos del 29% mientras que la inflación real proyectada es del 50%. Como la oligarquía no se contenta con este golpe al salario, sino que busca lucrar a toda costa, el gobierno se ve forzado a amenazar, para forzarlos a negociar.
Este movimiento fue calificado por el oligárquico y derechista diario La Nación de la siguiente manera "el Gobierno resolvió adoptar una táctica uniforme para los desafíos que se le presentan (...): golpear para negociar, como enseñó el líder metalúrgico Augusto Timoteo Vandor en los 60". Esta caracterización parece ser compartida por el ultraoficialista Pagina 12 quien invierte la carga del vandorismo hacia las patronales agrarias señalando que "Todo se da en un contexto de fractura del frente agrario entre negociadores y ultras, en el cual las entidades de la Mesa de Enlace reclaman una audiencia con Fernández con métodos de presión extremos".
Golpear para negociar
La máxima de Augusto Timoteo Vandor "golpear para negociar" ha sido utilizada históricamente por la burocracia sindical en nuestro país. En concreto significaba que los sindicatos realizaban grandes demostraciones de fuerza para abrir una mesa de negociación que fuera favorable a conseguir sus demandas.
Esta táctica en manos de la burocracia vandorista surgió en los tiempos de la llamada resistencia peronista a partir de 1956 donde la clase obrera protagonizó grandes luchas contra el régimen libertador y sus gobiernos civiles y militares. El objetivo declarado de la clase obrera era derrocar al régimen proscríptivo, a quien identificaban como agente de la patronal y el imperialismo, y permitir el retorno de Juan Domingo Perón al país. Derrotado el levantamiento de los obreros del frigorífico Lisandro de La Torre en 1959 y del barrio de Mataderos, con la traición abierta de la burocracia sindical y del propio Perón que apostaba a mantener su acuerdo con el gobierno de Arturo Frondizi, produjo la derrota del ala combatiente de la resistencia y la consolidación de una burocracia integracionista que ya no buscaba derrocar al régimen proscríptivo sino negociar con él. El éxito relativo de la táctica tuvo entonces un causal, el temor de la burguesía de desatar las fuerzas de la clase obrera y la necesidad de mantenerla controlada otorgando concesiones parciales.
El vandorismo se convirtió en una burocracia colaboracionista que enfrentó al líder de su movimiento pregonando un "peronismo sin Perón" asimilable al régimen y llego a sostener a la dictadura del general Juan Carlos Ongania. Con el Cordobazo de mayo de 1969, el vandorismo fue superado por izquierda por la emergencia de una vanguardia radicalizada de los trabajadores y la juventud. Un mes después de la semi-insurrección cordobesa el líder metalúrgico va a ser acribillado a balazos. Con el retorno de Perón, la burocracia vandorista se integrará a las bandas terroristas de ultraderecha de la Triple A.
¿Vandorismo contra la oligarquía?
Contra lo que sostiene La Nación, el vandorismo del gobierno del Frente de Todos no está sustentado en demostraciones de fuerza, sino más bien en pirotecnia verbal de la cual retrocedió prontamente. Fernández calificó de "profetas del odio" a los que quieren estimular un conflicto con el campo. Pero además en las dos acciones concretas contra la oligarquía, Vicentin y la suspensión temporaria de las exportaciones de maíz, el gobierno de Alberto y Cristina terminó retrocediendo sin asestarle ningún golpe a los intereses del agronegocio y envalentonando a la derecha.
Desde el gobierno se muestra como un acierto el haber retrocedido con el maíz porque eso permitió llegar al acuerdo con la CIARA, que agrupa a las grandes empresas de granos de capital privado y extranjero como Aceitera General Deheza, Bunge, Molinos y Carguill, entre otras. Sin embargo, el acuerdo alcanzado solo obliga a las cerealeras, que como dijimos declararon ganancias en enero por 2.14 mil millones de dólares, a destinar el 1.2% del total de las ventas al exterior para subsidiar el precio del aceite interno. Dicho sea de paso, estas empresas eran las que desde el kirchnerismo se señalaba como el lobby devaluacionista que empujaba la suba del dólar.
No esta demás recordar que mientras el gobierno solo mostró impotencia frente al agropower y presenta como logros concesiones a empresarios que la levantan en pala, fueron los trabajadores aceiteros quienes con su huelga por tiempo indeterminado y sus piquetes torcieron el brazo de las patronales y consiguieron imponer el conjunto de sus demandas, dando un ejemplo a toda la clase trabajadora
Podríamos decir que el elemento de vandorismo del FdT frente al campo se expresa no tanto en apostar a la división del frente rural como se ilusiona P12, sino en que no saca los pies del plato del régimen del FMI, para lo que necesita que los exportadores rindan sus dólares, y por ende del status quo del atraso y la dependencia que impuso desde el siglo XIX el país de los terratenientes. La práctica del vandorismo es la que hace la Mesa de Enlace quien se apropió de la táctica de la burocracia sindical para negociar sus intereses corporativos frente a un gobierno que le viene cediendo en todo.
Una salida de fondo
Las ganancias de la oligarquía y las 4000 familias dueñas de la tierra, así como de los grandes acopiadores de granos y exportadores, resultan en el empobrecimiento general del pueblo trabajador. Una política para las grandes mayorías debería partir de expropiarles las herramientas que le permiten mantener su posición de privilegio y atentar contra los intereses del conjunto de la nación oprimida. Si se quiere combatir la inflación en los alimentos, primero que nada, hay que nacionalizar el comercio exterior para desacoplar los precios internos de los internacionales y contar con los recursos del agronegocio para invertir en las prioridades que beneficien a las mayorías populares. En segundo término, habría que acabar con la propiedad terrateniente mediante la nacionalización de la tierra y los grandes grupos del agro-negocio y reordenar la producción agrícola y ganadera en términos ecológicamente sustentables como parte de una planificación económica decidida democráticamente por los trabajadores urbanos y sus organizaciones, los movimientos sociales, los peones rurales y los pequeños productores.
La política de Alberto Fernández y CFK de apostar a la división de la oligarquía para negociar con unos y otros está destinada al fracaso y solo prepara nuevas capitulaciones y retrocesos. Ya la historia del siglo XX dio su balance sobre qué sucede cuando se trata de conciliar con los intereses de los empresarios y la oligarquía. Lo que hace falta es una salida de fondo, para que el costo de la crisis lo paguen las patronales y no los trabajadores y el pueblo pobre. |