Sainte Elisabeth de Warwick, Quebec
En los últimos años ha decrecido sustancialmente la cantidad de fieles que concurren a misa, por lo tanto, en Canadá y Holanda algunas de las iglesias católicas fueron convertidas en teatros, librerías y pubs. En la Argentina también ha disminuido la cantidad de católicxs, según una encuesta, con notable avance de evangélicxs y atexs.
¿Un comediante da su show dentro de un confesionario de madera frente a una numerosa audiencia que ríe a carcajadas reunida en una antigua iglesia? Así es, esto ocurrió, antes de la pandemia, en “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”, una imponente iglesia católica de Canadá, situada específicamente en la ciudad de Montreal.
Es que “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro” es ahora el “Théâtre Paradoxe” (Teatro Paradoja), luego de una transformación que costó casi tres millones de dólares.
En su enorme salón donde antes se asistía a misas y bautismos ahora se celebran conciertos tributo a Led Zeppelin, lecciones de zumba, programas de TV y hasta fiestas fetichistas, entre otros eventos. Incluso se organizó una fiesta de "Halloween de crucifijos" en la que bailarines semidesnudos con prendas de cuero bailaban frente a una cruz iluminada.
Théâtre Paradoxe
Las transformaciones radicales de tantas iglesias reflejan el declive drástico del catolicismo en zonas en que, sin embargo, la mayoría es católica: las estadísticas dicen que en Canadá, del 95 % de la población que iba a misa en la década de los 50, hoy sólo lo hace el 5 %.
En la iglesia de “San Matías Apóstol”, en un barrio de clase trabajadora de Montreal, ahora funciona “Le Chic Resto Pop”, un restaurante que sirve brochettes de pollo para los residentes y artistas bohemios, que pueden comprar 60 platos por 20 dólares.
La antigua iglesia de “San Jude” es ahora un gimnasio y un spa de lujo, pero más curiosa es la transformación de la iglesia local de “Sainte-Elizabeth-de-Warwick”, un pueblo de apenas 400 habitantes ubicado en el centro de la provincia de Quebec, convertido en una quesería.
Algo similar ocurre en Europa. Holanda convirtió varias iglesias en imponentes librerías, pubs y cafeterías. La transformación responde a que las instituciones religiosas no cuentan con fondos suficientes para mantener los edificios. Según
una encuesta el 44% de la población holandesa es atea. Pero además la mayoría de lxs creyentes no practican sus cultos.
En la Argentina hay cada vez menos católicxs, así lo expresa una encuesta realizada por investigadorxs del Conicet que refleja cómo varió el vínculo de lxs argentinxs con la religión durante la última década. También muestra los cambios de posición en temas de familia.
La conquista de derechos, como la Ley del divorcio, la del matrimonio igualitario y hace muy poco la del aborto implican enormes avances de la sociedad por sobre credos y dogmatismos, a esto le sigue la lucha imperiosa por la inminente necesidad de la separación de la iglesia y el Estado.
También se suma el hecho de una iglesia cuestionada por una preocupante cantidad de casos de pedofilia a la que ni siquiera la elección de un papa argentino modificó sustancialmente en su declive.
Así como decrece el mundo católico (focalizado principalmente en la región del NOA) vemos cómo crecen y se consolidan otras creencias: el mundo de los sin religión (centralizado sobre todo en el área metropolitana y en la Patagonia) y el mundo evangélico. Está comprobado que a medida que crece el nivel educativo la persona es menos creyente.
La necesidad de creer en alguien al que podemos llamar dios nos aleja de la nada, del sinsentido pero al mismo tiempo nos genera lazos que nos quitan libertad, nos subsume a apostar a un más allá de cuento de hadas y, por lo tanto, nos impide un verdadero despertar. | 
