La crisis migratoria y humanitaria ya es una realidad latente en el territorio nacional, hace un par de días vimos el desalojo en un terreno tomado en la comuna de Maipú y ya más de una semana el conjunto de los medios de comunicación viene mostrando los “migrantes ilegales” que ingresan al país por el norte de Chile, teniendo a la comuna de Colchane como protagonista.
El gobierno ha decidido dar un giro xenófobo a su política, al más estilo Trumpista, tomando el insólito espíritu de José Antonio Kast, quien propuso una “zanja” en la frontera, cual muro de Trump, las últimas declaraciones de Allamand, replicadas por Rodrigo Delgado del Ministerio del Interior y ratificadas por el Ministerio de Salud, prohibiendo la vacunación de migrantes con visa de turista, para “evitar el turismo de la vacuna”, pero también para atacar directamente a la población migrante más precaria que en los últimos meses ha ingresado al país.
Ningún ser humano es ilegal
Durante la jornada del miércoles, se dio a conocer la expulsión de 87 migrantes del país de origen venezolano y colombiano, por medio de un avión de la FACH, en donde en las propias palabras de Delgado, buscan pasarlo como un ejemplo disciplinario para quienes busquen ingresar de manera “ilegal” al país.
«Entraron a las habitaciones a las 2.15 de la madrugada, en la oscuridad con linternas, como si fuéramos delincuentes. Allí nos entregaron los decretos de expulsión y nos dijeron que teníamos un día para apelar». Además, afirmó que mientras eso ocurría, la policía rodeó completamente la escuela y se apostó en el lugar para que nadie pudiera salir. «Si uno miraba para afuera, te gritaban que te entraras». Estas fueron algunas de las declaraciones de quienes horas más tarde fueron expulsados del país, por tildarse de ilegales.
Bajo la excusa de no incentivar el “turismo” de la vacuna, justifican miserables políticas, que van en contra de cualquier razón humanitaria y el manejo responsable de una pandemia que ya lleva un año a nivel global. Las vidas no solo de cientos, sino que de miles se ponen en juego con esta medida que quieren hacer pasar solo como “restrictiva”, cuando en realidad muestra la verdadera cara de este gobierno y su estado xenófobo, que hace un año llamaba populistamente a las y los venezolanos que vinieran al país de la “democracia” que hoy los expulsa y le niega el derecho a tratamiento de Covid-19.
Pero resulta aún más indignante estas medidas, ya que la crisis económica y sanitaria que vivimos actualmente, es producto de la crisis del capitalismo, que durante la última década, por medio de guerras, golpes de estado, planes de austeridad, y una serie de medidas miserables, siguen condenando a miles de personas a la pobreza y el desarraigo.
La gente no migra sin documentación porque quieren, sino porque las condiciones económicas y de vida que tienen actualmente, no da para más, y buscan en la mayoría de los casos una oportunidad junto con sus familias de recomenzar su vida más allá de las fronteras.
Es necesario un impuesto a las grandes fortunas para garantizar el resguardo de los migrantes documentados o indocumentados que se encuentran en Chile, como también el derecho al trabajo repartiendo las horas con trabajadores nativos, para que tanto ocupados como desocupados, tengan derecho a un trabajo digno, a una vivienda digna, y a todos los derechos fundamentales de cualquier ser humano. |
