Tras la confesión de Horacio Verbitsky se conoció una amplia lista de funcionarios, gremialistas, empleados, personalidades públicas, empresarios y amigos que pudieron vacunarse pese a no cumplir las reglas de lista de espera e incluso no formar parte de los grupos prioritarios que están siendo vacunados.
Ni bien comenzaron a llegar las Sputnik V al país comenzaron las irregularidades ya que en el primer envío arribó menos de la mitad de las dosis esperadas. Y en las primeras semanas hubo pérdida de dosis porque no se garantizó la cadena de frío.
Según el plan presentado por el Ministerio de Salud, los primeros en vacunarse debían ser los trabajadores de la salud, que claro son los más expuestos, sin embargo aún quedan muchos que todavía no pudieron hacerlo.
El escándalo
Este viernes, luego de la “confesión” de Horacio Verbitsky donde admitió que se había aplicado la primera dosis por ser amigo personal del ahora exministro Ginés García estalló el repudio masivo.
No es para menos, el mismo viernes la Argentina superó los 51.000 muertos por la pandemia, las dosis que llegan al país son muy inferiores a las que se necesitan para inmunizar a la mayor parte de la población o al menos a los sectores más expuestos y vulnerables.
Con el pasar de los días se conocieron más nombres y de nuevo la indignación. De las vacunas destinadas al Hospital Posadas, según informó La Nación, apenas llegaron los primeros lotes de Rusia la cartera sanitaria se reservó un "remanente" de al menos 3.000 vacunas.
Con el correr de las horas va apareciendo una larga lista de funcionarios, gremialistas, empleados, personalidades públicas, empresarios y amigos que pudieron vacunarse, muchos junto a sus familias, mientras millones aún no lo consiguieron y no saben cuánto más deberán esperar.
El vacunatorio vip
Además de Horacio Verbitsky, por el vacunatorio vip pasaron los empresarios Seza Manukian, Félix Guille y Florencio López Aldrey, que además vacunó a familiares (Lourdes Noya Aldrey de 64 años forma parte del directorio de todas las empresas del grupo y Dolores Noya Aldrey de 63 años, vicepresidenta de la firma Difusora Austral, dueña de una radio en Mar del Plata).
Si nos referimos exclusivamente a funcionarios públicos el diputado Eduardo Valdés, de 60 años, que reemplazó a Pino Solanas se vacunó antes de viajar a México con Alberto Fernández y debió ser apartado de la comitiva igual que Jorge Taiana, senador del Frente de Todos, quien ocupó la banca de Cristina Fernández de Kirchner cuando ésta asumió como vicepresidenta. Juan Benedicto Vázquez (54 años) diputado nacional por el Frente de Todos, y el diputado santacruceño José Bodlovic, entre otros.
Entre los gobernadores e intendentes figuran Oscar Herrera Ahuad de Misiones (49 años), Raúl Jalil de Catamarca (57 años), Sergio Ziliotto de La Pampa (58 años), Gustavo Bordet de Entre Ríos (59 años) y Jorge Capitanich de Chaco (56 años). El justicialista Juan Schiaretti lo hizo en Córdoba, además de Arabela Carreras de Río Negro y Omar Gutiérrez de Neuquén. También se vacunó el correntino Gustavo Valdés de Juntos por el Cambio como los intendentes Ezequiel Galli de Olavarría y Javier Iguacel de Capitán Sarmiento, Fernando Espinoza de La Matanza, Martín Insaurralde de Lomas de Zamora, Mario Secco de Ensenada, Gustavo Posse de San Isidro. Es que, cuando de privilegios se trata, desparecen las grietas.
Vale decir que en el caso de los gobernadores y demás mandatarios han tomado la iniciativa de vacunarse como "gesto" para dar confianza a la población. Sin embargo ese hecho puede entenderse a su vez como puntapié inicial de una larga cadena de favoritismos para la vacunación, pasando por encima de las listas de espera y privilegiando a amigos, compañeros y correligionarios.
Otro que pudo vacunarse fue Hugo Moyano, en el Sanatorio Antártida, junto a su esposa Liliana Zulet y el menor de sus hijos Gerónimo Moyano, que tiene 20 años. Indigna pero no sorprende ver a estos burócratas gozan de miles de privilegios mientras se llenan la boca diciendo que luchan por los derechos de los trabajadores y hacen una tregua de paz social eterna o negocian paritarias a la baja.
Estos son los primero nombres conocidos, pero si es verdad que el exministro de Salud guardaba 3.000 dosis para usar a discreción, es más que probable que con el correr de los días nuevos "escrachados" salgan a la luz, siempre relacionados con el poder económico, político, judicial y sindical.
Es claro que porque ocupan un cargo político creen que sus vidas valen más que las de cualquier mortal, cobran una fortuna mientras el salario promedio tocó los índices de indigencia, tienen jubilaciones de privilegio mientras los jubilados y jubiladas siguen cobrando una miseria. Como bien denunciaron los trabajadores de la salud.
También el poder económico goza de estos privilegios, como vimos varios empresarios son parte del listado del vacunatorio vip. Como explicó Christian Castillo “Entre ellos tienen buenas relaciones y se protegen antes que al común de la población que ha venido sufriendo una angustia enorme” por la muerte de seres queridos y la incertidumbre permanente. Los mismos que especularon con la pandemia todo este tiempo, son los primeros en salvarse y no los más necesitados como reclamaban en la campaña electoral.
Para que la salud de la población sea prioritaria y no la de unos pocos amigos del poder, es urgente la liberación total de patentes y la centralización del sistema de salud, incluyendo a los laboratorios, juntando tanto los recursos del sector público y privado para empezar a producir lo que se necesita y como también señaló Castillo en una entrevista "en acuerdo con los países latinoamericanos y que mientras tanto, el plan de salud sea controlado por organizaciones de los trabajadores y trabajadoras del sector de salud para que haya un control popular y estricto del plan de vacunación y que no haya el mínimo privilegio para nadie".