Desde hace algunas semanas atrás desde el Ministerio de Educación afirmaron que este 2021 se retornaría a clases presenciales, a pesar de que se combinarán con las clases online la prioridad es la modalidad presencial, que según el gobierno será de manera paulatina y voluntario, es decir, apoderados y apoderadas deciden si envían a sus hijes a clases.
Las medidas que según el Ministerio serán implementadas serán el uso de mascarilla en espacios cerrados, lavado de mano y uso de alcohol gel, ventilación permanente de las salas de clases, entre otras, pero ¿Quién le asegura a las y los apoderados que las medidas serán cumplidas?.
La realidad de los colegios y liceos en Chile es casi imposible que se respete el distanciamiento social sumándole además que al haber clases presenciales y clases online es probable que las y los docentes deban trabajar horas extras, exponiéndose al contagio y a sus familias, ya que hasta la fecha no todos y todas las docentes y trabajadores de la educación han sido vacunados.
Además, trabajadoras de Integra a nivel nacional denunciaron que volvieron a trabajo presencial sin ningún resguardo necesario evidenciando que la vida de quienes son trabajadores y trabajadoras de la educación, que cuidan y enseñan a millones de niños y niñas no les importa en lo absoluto.
El retorno a clases es inseguro pero al Gobierno parece no importarle la vida de miles de trabajadores, trabajadoras, niñes y adolescentes. Lo que se vive en Integra y que probablemente se viva en diferentes establecimientos educativos próximamente es el reflejo de una educación y salud de mercado que se ha mantenido durante los últimos 30 años.
Necesitamos vacunación inmediata a las y los trabajadores de la educación, que hoy se encuentran expuestos al contagio y al mismo tiempo arriesgan sus vidas, junto con la de les niñes y sus apoderados. No a la vuelta a clases hasta que se aseguren las dosis de vacunas y se cumplan de manera correcta y constante todas las medidas sanitarias en los establecimientos educativos. |