Apenas unas semanas después de que la pelea para sindicalizar a los trabajadores del almacén de Amazon en Bessemer, Alabama, atrajera la atención nacional, se ha informado de que está en marcha otro esfuerzo de organización en el segundo mayor empleador de Estados Unidos. La Hermandad Internacional de Camioneros (International Brotherhood of Teamsters) está organizando una lucha similar en los almacenes de Amazon en Grimes y Iowa City, en el estado de Iowa. Los organizadores de la campaña dicen que han hablado con entre 400 y 500 trabajadores de Amazon en el área, que, significativamente, también cubre la ubicación de una nueva instalación de 1.000 empleados en Bondurant, que se abrió en diciembre de 2020.
Amazon realizó una enorme campaña de relaciones públicas para tratar de establecer su reputación como un empleador "progresista". La empresa pregona a bombo y platillo su salario inicial de 15 dólares por hora y sus "buenas oportunidades de ascenso" como prueba de que se preocupan por sus empleados. Sin embargo, un rápido vistazo a su historial alcanza para comprobar lo contrario. Aunque es más alto que el salario mínimo actual, 15 dólares por hora está muy por debajo de un salario digno en la mayor parte de Estados Unidos. Y la promesa de progreso suena vacía cuando los empleados pueden ser despedidos precipitadamente, particularmente en estados con duras leyes antisindicales como Alabama y Iowa, más aún si esos empleados son afroamericanos y latinos, especialmente si intentan organizar a sus colegas. A los trabajadores se les asignan largos turnos de pie como castigo, con descansos rigurosamente cronometrados para comer e ir al baño, y con una productividad que se mide mediante una serie de degradantes procesos establecidos por la empresa que, lejos de aliviar el tedio, como afirma Amazon, es un método para arrancar una mayor productividad a sus agotados trabajadores, y castigarlos por no alcanzar objetivos poco realistas.
La sindicalización daría a los trabajadores una plataforma para desafiar este trato inhumano y luchar por mejores condiciones de trabajo. Más allá de la posibilidad de obtener mejores salarios y beneficios, la negociación colectiva amenaza los resultados de Amazon al socavar la capacidad de la patronal para dictar las condiciones en las que hace negocios. Si los trabajadores tuvieran una voz real en el funcionamiento diario de su propio lugar de trabajo, es poco probable que toleraran turnos de 10 horas durante los cuales deben orinar en botellas para evitar medidas disciplinarias. No se someterían a los distópicos sistemas de aumento de productividad que literalmente enfrentan a los trabajadores entre sí y proporcionan a los jefes montones de "datos" para justificar la congelación de los salarios o los despidos. Sin embargo, estas son las prácticas que permitieron a Amazon obtener beneficios récord durante la pandemia, y que el ya obsceno patrimonio neto del CEO Jeff Bezos se disparara en casi un 150% durante 2020. Por esta razón, no importa las concesiones que haga a los empleados, Amazon bloqueará todos los esfuerzos liderados por los trabajadores para construir el poder en la planta.
Las tácticas de siempre
Como todos los empleadores, Amazon habla de la boca para afuera sobre cómo sus empleados no necesitan o quieren sindicatos, mientras que también actúa agresivamente para desalentar los esfuerzos de organización. Los empleados reciben un aluvión de mensajes de texto y correos electrónicos de la empresa con las clásicas técnicas de antisindicales de intimidación. Los carteles de propaganda antisindical colgados en los baños de los centros de trabajo dicen a los trabajadores que "conozcan su valor antes de afiliarse a un sindicato que no los conoce". La empresa incluso ha creado un sitio web para lanzar amenazas veladas sobre la rescisión de los beneficios actuales de los trabajadores si los esfuerzos de sindicalización tienen éxito. Algunos informes sugieren incluso que el patrón de los semáforos fue alterado fuera de una instalación de Amazon en un intento de dificultar los esfuerzos de organización. Y, por supuesto, está el caso de Rashad Long, que fue despedido el pasado mes de abril en un intento de reprimir su esfuerzo de organización en las instalaciones de Amazon Staten Island en el estado de Nueva York.
Lo más atroz es que Amazon incluso ha contratado los servicios de la infame Agencia Nacional de Detectives Pinkerton, una empresa con un largo historial de brutales técnicas antisindicales. Los Pinkertons han sido contratados para asesorar al Centro de Operaciones de Seguridad Global de Amazon y para llevar a cabo la vigilancia de los empleados de Amazon en toda Europa que son sospechosos de actividad sindical. Los Pinkerton modernos han dejado atrás la violencia de sus primeros días, pero siguen empleando técnicas desagradables como la infiltración en los esfuerzos de organización y huelga, y el bloqueo de la actividad sindical con tácticas de presión tanto externas como internas, sin respetar el derecho laboral formal.
Enemigos y aliados
Merece la pena señalar una diferencia clave entre la campaña de Bessemer y la última de Iowa: Mientras que la iniciativa de Bessemer fue organizada por los trabajadores de base, la iniciativa de Iowa está encabezada por una sección local del sindicato de los Teamsters, cuyo propio nombre es sinónimo de la ambigua relación entre la organización de los trabajadores y su poder. Aunque el sindicato de los Teamsters ha sido a veces un órgano fuerte y progresista (por ejemplo, cuando una tendencia militante de las bases lo llevó a hacer una huelga de 24 días contra la compañía de correo privada UPS en 1997), actualmente está controlado por una "aristocracia sindical" burocrática, personificada en el presidente James Hoffa, que es notoriamente amigo de los jefes de la industria logística.
Siendo conscientes de los riesgos que entrañan los sindicatos burocráticos, deberíamos ver con esperanza cualquier esfuerzo de organización en Amazon, y prestarles nuestro apoyo y solidaridad. La organización real y sobre el terreno en la lucha por mejores condiciones es exactamente el tipo de trabajo al que los sindicatos deberían dedicar su energía organizativa y los aportes de sus miembros, en lugar de apoyar a los políticos burgueses en las elecciones o actuar como mediadores entre los trabajadores y los patrones.
Amazon es uno de los mayores empleadores privados del mundo. Una victoria de sus trabajadores aunque sea en un solo lugar de la empresa tiene el potencial de inspirar una solidaridad masiva en toda su fuerza de trabajo global. Amazon ha aprovechado la crisis del Coronavirus para exprimir a sus trabajadores más que nunca, al tiempo que ganó terreno tejido del comercio mundial. Si bien esto es motivo de alarma, también presenta una oportunidad aún mayor para que, literalmente, los "trabajadores del mundo" muestren su fuerza.
La disonancia de ser llamados "esenciales" y "heroicos" durante muchos meses mientras se les paga salarios miserables por trabajar en condiciones que amenazan la vida, está claramente llevando a los trabajadores de Amazon a un punto de ebullición. El creciente margen de beneficios de Amazon durante la pandemia contrasta fuertemente con el trato y la compensación de sus empleados, y no puede ocultar las consecuencias por mucho tiempo. Como pueden atestiguar los millones de personas a las que se les pidió que se quedaran en casa durante la pandemia por el bien de la salud pública, los trabajadores de Amazon son esenciales, no sólo para la comodidad y la conveniencia de los estadounidenses de clase media, sino para el comercio mundial y el funcionamiento del capitalismo global. Ha sido el duro trabajo de estos trabajadores el que ha hecho ganar miles de millones a la empresa; este esfuerzo demuestra que conocen su propia importancia estratégica, y una creciente voluntad de aprovecharla. |