Este martes, tras difundirse nacionalmente las imágenes de la represión ejercida por el Gobierno formoseño encabezado (hace décadas) por Gildo Insfrán contra una manifestación, la Organización de la Naciones Unidas difundió un comunicado en el que expresa “preocupación por hechos ocurridos en Formosa”.
El texto lleva las firmas del coordinador residente de la ONU Argentina, Roberto Volent, y del representante regional para América del Sur del Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos, Jan Jarab.
“De acuerdo a la información recibida, la respuesta de la Policía implicó el uso de violencia indiscriminada que resultó en personas heridas y detenidas”, alerta el comunicado.
El texto continúa diciendo que “los tratados internacionales de derechos humanos garantizan el derecho a reunirse pacíficamente, y las reuniones solo pueden ser dispersadas en casos excepcionales. Cuando se presenten actos de violencia las fuerzas de seguridad deben distinguir y proteger a quienes se manifiestan pacíficamente y utilizar la fuerza solo cuando sea estrictamente necesario en línea con los estándares internacionales de derechos humanos”. Una premisa que, claro está, ningún gobierno cumple a lo largo y ancho del planeta.
El texto también dice que, “como se señala en diversos documentos de Naciones Unidas, es preciso garantizar los derechos humanos en el marco de las políticas de respuesta y recuperación a la crisis de la COVID-19”.
Vale recordar que la ONU es la representación del "concierto mundial" hegemonizado por las potencias imperialistas que nunca se han caracterizado por defender los derechos humanos. Por el contrario, son las misma potencias que los violan sistemáticamente tanto adentro como afuera de sus fronteras.
Sin embargo el pronunciamiento de la ONU no deja de demostrar que los hechos que conmueven a Formosa y al país entero no pasan desapercibidos fuera de Argentina. En todo caso, la ONU no hace más que repetir lo que hacen muchos grandes medios y la oposición de derecha de Juntos por el Cambio, que buscan utilizar la represión de Insfrán para demonizarlo al máximo, sabiendo que es un dirigente más que cercano a Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Esa demagogia de este sector de la derecha va de la mano con ocultar hechos represivos que tienen lugar en provincias gobernadas por Juntos por el Cambio o el radicalismo. Algo sobre lo que la ONU aún no se ha expedido.
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