“Ustedes son un orgullo” dijo sin sonrojarse el presidente de la Cámara baja del Congreso a un ejecutivo de Mercado Libre, nada menos que la empresa de la región que cotiza más alto en la bolsa de Wall Street y que llevó a Marcos Galperín a poseer una fortuna de más de 8.000 millones de dólares. Cotización y fortuna logradas en base a la precarización de sus trabajadores y a fraudes laborales de diverso tipo, como la tercerización de empresas para evadir convenios más favorables a los trabajadores.
La reunión estuvo compuesta por más de 120 ejecutivos de las más grandes corporaciones, bancos, empresas, fondos de inversión, incluido el estudio jurídico que atiende la odiosa y fraudulenta deuda externa argentina. Todos fueron citados por el foro fundado por David Rockefeller en los años ’60 y del cual suelen participar los políticos de los partidos tradicionales para dar garantía de cuantiosas ganancias a los empresarios y especuladores más poderosos en el país.
Entre las definiciones más importantes, prometió alivio fiscal y baja de impuestos para quienes tienen sus empresas en Argentina. Aseguró también que antes de finalizar el año, desde el gobierno llegarían a un acuerdo con el FMI y que la economía crecería un 7% (más del pronóstico oficial).
Respecto del acuerdo con el Fondo, confirmó que el ministro de Economía, Martín Guzmán, viajará a Washington con esos fines y que ya hubo “avances importantes” en la negociación. Mediante el acuerdo con el fondo, el gobierno intenta patear los vencimientos de la deuda fraudulenta tomada por el gobierno de Mauricio Macri, dejando el pago de miles de millones de dólares para los años próximos. Una estrategia que a pesar de criticar en el discurso el sobreendeudamiento durante el macrismo, avala esa deuda y de dispone a entregar las divisas a los fondos especulativos.
Entre las señales de alivio que intentó dar a los Ceos y ejecutivos, mencionó algunas iniciativas del oficialismo como la Ley de Economía del Conocimiento, el plan para eximir de impuestos al sector automotriz (anunciado hoy por Fernández) y la ley de hidrocarburos, prometida desde el gobierno para favorecer aún más a las empresas extractivistas de los recursos naturales.
Entre otros temas, fue consultado en una de las preguntas que hacían los ejecutivos sobre la reforma judicial. Acá intentó hacer un difícil equilibrio, defendiendo la necesidad de una reforma pero por una cuestión de “acortar los plazos de juicios comerciales o laborales”, como una forma de incentivar el nivel de inversión en el país.
La tranquilidad y elogios transmitidos a quienes manejan las empresas y corporaciones que acumulan ganancias siderales, ocurre en una Argentina en la que el año que pasó dejó una economía hundida en un 10 % (la mayor caída desde 2002), afectando al conjunto de las familias trabajadoras a través de la pérdida de millones de puestos de trabajo. La suba de la pobreza también alcanzó un número más que preocupante, superando el 40 % de la población económicamente activa. Todo esto mientras unos pocos multimillonarios, con las garantías dadas por el gobierno, no dejan de ver crecer sus ganancias. |