Este viernes el colegio médico solicitó que las clases presenciales sólo sean realizadas a partir de la fase 3, al respecto Izkia Siches afirmó que "se deben concentrar los esfuerzos en disminuir los contagios", mientras desde la porfía ministerial de Educación, el subsecretario Jorge Poblete y la subsecretaria de salud Paula Daza, afirman que deben concentrar todos los esfuerzos en mantener a los estudiantes en los colegios, privilegiando que estos sean "los primeros en abrir y los últimos en cerrar"
¿si los niños están primero, cuál es la prisa?
Contrario a lo que se quiso instalar en la opinión pública, las profesoras(es), jamás dejamos de hacer clases on line, el trabajo educativo no paró. Si lo que realmente nos preocupa son las infancias, garantizar el derecho a la educación no pasa necesariamente por la reapertura de los colegios, si no por garantizar el acceso a la educación sin arriesgar la salud pública, toda vez que los más pequeños son un importante vector para propagar el virus. En la situación actual, mantener los colegios abiertos implica poner en riesgo la salud, no solo de los estudiantes y sus familias, si no también de las y los trabajadores de la educación y sus familias. En el marco de un sistema de salud pública precarizada y empobrecida por el subsidio a privados y el presupuesto miserable que el gobierno criminal y negligente de Sebastián Piñera ha destinado a Salud, esto es una bomba de tiempo.
Es necesario suspender las clases presenciales y garantizar el acceso a la educación online.
Desde la agrupación de trabajadoras y trabajadores de la educación, Nuestra Clase, impulsamos una campaña por un plan de emergencia para garantizar el derecho a la educación, sin arriesgar la salud.
Junto a la lista de trabajador@s revolucionari@s, de la cual formo parte como candidata a constituyente por el distrito 12, planteamos la necesidad de medidas urgentes para hacer frente a la crisis económica y sanitaria que estamos atravesando y cuyos costos estamos pagando les trabajadores y pobladores más precarizades.
Entre la desigualdad y la pasividad cómplice
Como profesora del sector público, he podido apreciar desde dentro la improvisación y desidia ministerial en torno a esta problemática, manteniéndose el foco en forzar el retorno presencial, por sobre políticas que puedan contribuir a regular y garantizar las condiciones laborales y el acceso oportuno a la educación para les estudiantes. También ha sido la tónica por parte del colegio de profesores mantener una pasividad inaudita ante la sobrecarga laboral, la ausencia de equipamiento para desarrollar las clases on line (tanto para trabajadores, como estudiantes) y la fuerte escalada en la represión que se viene evidenciando, sobre todo después de la brutal agresión sufrida por la profesora de filosofía en plaza dignidad, quien fue víctima de un traumatismo ocular por parte de carabineros.
No basta con declaraciones pomposas en vídeos, ni cartas al gobierno que nos declaró la guerra en 2019 y no ha dejado de mantenerse en esa lógica, militarizando las calles del país, y ahora último, pretendiendo meterse dentro de los establecimientos educacionales para seguir criminalizando y persiguiendo a la juventud que legítimamente se organiza y enfrenta contra tanta vejación y violencia, como es el caso del INBA. Es necesario romper esa pasividad cómplice y articular un plan de lucha, ante la intransigencia en políticas que atentan contra la salud pública y contra la represión y los montajes que mantienen en prisión política a cientos de estudiantes y jóvenes criminalizados.
Personalmente, en la comuna en que trabajo, se estableció un criterio en la mesa técnica comunal, (con representantes de todos los estamentos) donde se afirma que el retorno presencial sólo será a partir de la fase 4. No todos los sectores educativos tienen estas instancias donde poder generar criterios comunes y han de enfrentarse a las irresponsables políticas ministeriales sin mayores herramientas organizativas. Es el sector de los establecimientos particulares subvencionados y sus trabajadores, quienes están a merced del criterio de empresarios y sostenedores, sin un sindicato, o con uno que difícilmente represente las necesidades de su comunidad educativa.
Esta semana presenciamos el caso de la estudiante de 4to básico que fue desalojada de la toma del cerro renca en plena clase on line. Lamentables postales de la precarización de la vida a la que nos han llevado las políticas de este gobierno, que decidió descargar los costos de la crisis sobre las familias trabajadoras, donde el desempleo y la desesperación de las familias, solo ha sido respondida con represión y la desigualdad se expresa de manera cruda. Es el rostro del chile que ellos desconocen, el que vive en hacinamiento, que carga el celular con prepago para conectarse y el que empujaron a ollas comunes en medio de la pandemia. Como profesora me duele mucho haber presenciado esta realidad. Apoderadas desesperadas por el desempleo y muchas veces, algunas que tuvieron que enfrentar episodios de violencia machista al interior del hogar.
Esta es la realidad que habitamos quienes hacemos funcionar el mundo, basta ya de que trabajemos para que otros se enriquezcan, nos exploten y repriman.
Necesitamos proteger la salud de las y los trabajadores y pobladores, necesitamos fortalecer la salud pública, terminar el subsidio a privados que durante décadas se han enriquecido con fondos estatales, e integrar toda la red hospitalaria al sector público. |