Con respecto a Martín Soria, se podría apelar en su defensa al hecho de que los hijos no eligen a sus padres ni pueden ser responsables de los actos de los mismos. Pero desde el momento que el actual ministro de Justicia heredó el cargo de intendente de General Roca de manos del padre, dicha afirmación se relativiza. Pero si, además, el hijo reivindica a la figura del padre como modelo a seguir, dicha justificación sobre la inocencia del lazo de sangre queda sepultada.
“La partida de mi viejo agigantó el mito sobre él. Eso que hizo que se depositare en mí una mochila con una carga muy pesada, pero yo no veo esa carga como negativa ni mucho menos, para mi es algo positivo que me hace encarar todo de otra manera. Hoy me comparan con la persona que más quise y si hoy estoy acá no es para ser menos que él: es para igualarlo o superarlo. Aunque lo único que espero que la gente pueda decir que soy un digno hijo de mi padre”. Esto expresó el nuevo miembro del gabinete de Alberto Fernández cuando fue candidato a gobernador de Río Negro, en el 2015.
El ciudadano ilustre de Bariloche amigo de Carlos Soria
Erich Priebke fue un asesino brutal al servicio de Adolf Hitler y las SS. Era el segundo en el mando de las SS en Roma, bajo las órdenes de Herbert Kappler. Bajo sus órdenes Priebke llevó a cabo, el 24 de marzo de 1944, la masacre de las Fosas Ardeatinas. Allí fueron ejecutados 335 partisanos y judíos, en represalia por una acción partisana contra las fuerzas policiales nazis de las Waffen-SS. Priebke, junto al criminal de guerra Karla Hass, fue responsable del fusilamiento de los prisioneros a quienes se ejecutaba con un tiro en la nuca.
Tras la derrota alemana en la guerra Priebke, al igual que otros criminales de guerra nazis y ustachas, encontró refugio en Argentina en 1948, protegidos por el Gobierno de Juan Domingo Perón. El imperialismo y el llamado gorilismo, utilizaron históricamente este argumento para demostrar las simpatías nazis del líder justicialista. Pero haciendo nuevamente gala de su hipocresía silencian que Hass, quien fue capturado, lejos de ser juzgado, pasó a trabajar para los servicios de inteligencia norteamericanos durante la Guerra Fría.
En Bariloche Priebke llegó a ser el director del Instituto Cultural Germano Argentino Bariloche y de sus colegios primario y secundario, el Instituto Primo Capraro, hasta que fue descubierto en 1994 y extraditado.
La foto del padre del ministro, Carlos Soria, y de su madre, cenando en un restaurante con el criminal de guerra nazi, su esposa y una ex intendenta de Bariloche, muestra la influencia social del ex oficial de las SS, quien no ocultaba su identidad. El padre del ministro defendía el retrato diciendo “no me arrepiento de esa foto, sacada con una intendenta de Bariloche”.
Por su parte el actual ministro es señalado -en una nota del 2011 que está circulando viralmente, como agresor del periodista Darío Chavarría a quien tomo del cuello y lo amenazó con respecto a las preguntas que hiciera al padre sobre el caso Priebke.
Defensor de la impunidad de Videla
Carlos Soria militó activamente en defensa de la impunidad a los genocidas. En 1996 calificó al juez español Baltazar Garzón de “un chanta al que vamos a reclamarle que respete el derecho a la territorialidad argentina”, cuando este reclamaba la extradición de los genocidas para ser juzgados por crímenes de lesa humanidad en España. Pero, además, en 1998, cuando el juez Roberto Marquevich ordenó la detención del dictador Jorge Rafael Videla, el padre del actual ministro de Justicia, defendió al genocida sosteniendo que no había pruebas sobre la apropiación de menores por parte de la dictadura de 1976.
Ciertamente los grandes medios de la derecha criolla, defensores del negacionismo y la impunidad de los genocidas, no recuerdan este aspecto del padre del nuevo ministro de Justicia. Así como también silencian su papel como uno de los autores ideológicos, como titular de la SIDE bajo el gobierno de Eduardo Duhalde, en la Masacre de Avellaneda en junio del 2002, donde fueron asesinados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán por la Policía Bonaerense.
Dinastía
Martín Soria y su hermana María Emilia Soria se presentan como los herederos políticos del Gringo Soria y, como tales, no pueden disociar su devenir de la responsabilidad histórica de su progenitor.
En el sur, los Soria, al igual que los Kirchner, reiteran el estilo hereditario de la política feudal de los gobernadores peronistas del norte argentino. No son el producto de la militancia y el debate democrático dentro de las fuerzas políticas patronales, sino portadores de apellidos y “caudillos naturales” que tiene sus raíces en la más rancia tradición conservadora.
Las declaraciones políticas de Martín Soria sobre el lawfare y el privilegio de los jueces, contrastan con la herencia de impunidad de Carlos Soria, que dice querer honrar. En todo caso explica que el gobierno de Alberto Fernández y el kirchnerismo parecieran apelar a la pelea entre camarillas para enfrentar al partido judicial, en lugar de enarbolar una política que apele a la democratización de la misma mediante la elección popular de jueces y fiscales, la derogación de los privilegios de casta y el establecimiento de los juicios por jurado. |