Son trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en el reconocido Centro de Violencia de Centenario quienes denuncian violencia y persecución. Han planteado por la vía administrativa activar el protocolo de violencia, pero la gestión del intendente Bertoldi se niega. Iniciaron medidas de protesta.
Aunque parezca increíble, trabajadores sociales, psicólogos, operadores y administrativas que abordan las diferentes situaciones de violencia, hoy son ellos y ellas quienes están sufriendo violencia.
En el marco de los reclamos salariales y por condiciones de trabajo que viene llevando adelante el Sindicato Municipal (SOEMC), los y las trabajadoras del Centro Ayutún decidieron no aguantar más y salir a denunciar la situación que están viviendo. La Izquierda Diario se acercó a charlar con ellos y ellas.
Uno de los trabajadores nos explica que “el centro AYUTUN es un centro municipal que trabaja todo lo que tiene que ver con las temáticas que ocurren en lo que es violencia familiar. Nosotros trabajamos en función de leyes provinciales que tienen que ver tanto con el resguardo del derecho del niño/a y adolescente, como también las situaciones de violencia de género y en función de eso, todo lo que desborda de ahí”.
Según relatan “todo comienza en diciembre (de 2020) cuando se hace presente el subsecretario de Desarrollo Social, presentando a la nueva directora y a una asesora externa que iba a acompañar a esta nueva directora en el proceso de acomodamiento.
Una vez en el cargo esta asesora externa, y después de algunas situaciones tensas en donde exigía de mala manera informes, un día llegó presentándose como la nueva directora de Ayutún. Quien había sido presentada como asesora, ahora se presentaba como la nueva Directora a cargo, a quienes los y las trabajadoras indican como la persona que ejerce violencia sobre ellos y ellas.
Durante el relato que hacen, donde se los ve con una clara preocupación, cuenta que “se dan situaciones de autoritarismo y de imponer cosas de antaño. Nuestra idea siempre fue de no confrontar, sino de construir y dialogar, que es siempre lo que nosotros tenemos como prioridad.
Se dieron situaciones particulares de maltrato con compañeros y compañeras, por lo que en una reunión por zoom nosotros planteamos que nos sentíamos descontentos y limitados por esta persona. En la reunión no quiso escuchar nuestros planteos, por lo que decidimos solicitar una reunión con el Secretario para dar a conocer todo lo que estaba pasando. Ahí nos dicen que no hay presupuesto, pero aparecen con dos direcciones para un mismo sector, con arreglos de pintura y cosas que se gastan, que son una contradicción todo el tiempo. Ante esto la postura del Secretario de Desarrollo Social del municipio, fue que, básicamente éramos unos “chiquilines” y unos “quilomberos”, es decir que minimizó estas situaciones que estaban pasando en el Centro”.
Lo sorprendente de esta situación es que, ante este planteo por parte de las y los trabajadores, la respuesta no fue solo el ninguneo, sino que la nueva directora dijo haberlos denunciado a ellos por “maltrato y discriminación”, inclusive usando erróneamente el término de “bulling”. En esa misma situación, el uncionario de Desarrollo Social, según refieren los y las trabajadoras, le levantó la voz a una de las trabajadoras por algo que ella estaba tratando de explicar.
Continuando con su relato los y las trabajadoras cuentan que, en una suerte de excusa por su accionar, “ella dijo que había venido al Centro a la defensiva, porque le habían referido de que nosotros somos un equipo que trabaja en manada, como si fuéramos animales. Y que por eso ella venía con ese preconcepto, y había venido con “los tapones de punta”. Estas fueron sus palabras textuales”.
“Borrón y cuenta nueva”, ocultar la violencia debajo de la alfombra
“La propuesta que nos hicieron fue que hagamos ¨borrón y cuenta nueva¨, cuentan sin poder creerlo. Si hay algo que no se debe hacer en situaciones de violencia es hacer como que no pasa nada, y esto es justamente lo que hacen los y las trabajadoras, y algo que el gran movimiento de mujeres ha logrado avanzar para desterrar: la naturalización de la violencia, no solo de género, sino en todas las relaciones y en todos los ámbitos.
“Nosotros no podemos hacer eso, nosotros no podemos contradecir en nuestro accionar lo que venimos trabajando con la gente. Ya estamos cansados porque esto viene desgastándonos hace tiempo y la verdad que hoy queremos respuestas a nuestro reclamo y por eso lo vamos hacer lo más visible que se pueda”, afirma una de las trabajadoras muy firme a no dar un paso atrás.
Precarización y pésimas condiciones de trabajo que afectan el servicio
En diferentes áreas del municipio los y las trabajadoras denuncian el desfinanciamiento y en esta área no es la excepción. Uno de los trabajadores nos cuenta lo siguiente: “Nosotros trabajamos por y para la comunidad, por eso siempre venimos exigiendo a nivel de recursos. Todo esto para mejorar la calidad en la atención a la gente, porque la gente esté en una situación de carencia social y económica, la atención no tiene por qué ser carenciada. Y este cuestionamiento es profundo porque es la lógica que tiene esta gestión, que es para la fotito. Ahora están haciendo publicaciones como que se está haciendo, pero en realidad no es así. Solo pintaron el lugar y algunas actividades y nada más. Pero esto de la situación de violencia es la gota que derramó el vaso. Nosotros somos los que tenemos que contener a la gente, pero a nosotros no nos contiene nadie y sufrimos también situación de violencia y así se hace todo más difícil”.
Otra de las trabajadoras agrega que “carecemos de todos los recursos que se puedan imaginar. Trabajamos con un auto que se nos queda parado por todos lados y tenemos que andar empujándolo nosotras, con autos que se viven parchando, no hay un auto nuevo. Hay situaciones en las que nos vemos desbordadas. Las situaciones de violencia han crecido muchísimo y solo somos un equipo de tres, y así no se puede sostener. La falta de respuestas viene de esta y de gestiones anteriores, se vienen sumando a la situación actual. Hoy paramos porque realmente necesitamos una respuesta y no queremos seguir siendo violentados de todas las formas que existen. Queremos que la población entienda nuestra postura, que no los podemos atender en la manera en la que estamos porque ya es demasiado lo que han hecho con nosotras. La falta de personal hace que los equipos se vean desgastados en la cotidianeidad. Hace más de un año que estamos en este contexto de pandemia, pero seguimos porque nos gusta, porque también aprendemos día a día en este laburo con las personas y con los compañeros y compañeras.
La falta en el reconocimiento laboral, en lo salarial, en la incertidumbre laboral y precarización en las que nos encontramos, esto de que nuestros contratos son cada seis meses y nunca sabés si te van a renovar o no. Somos equipos que hemos perdurado en el tiempo y no hay respuestas, entonces eso sí desgasta física y psíquicamente estar todo el tiempo, todo el día porque hacemos guardias de la 2302, la falta de recursos en cuanto a lo asistencial.
Ninguneo y complicidad de la gestión
Después de que no obtuvieron respuestas en estas instancias de diálogo, los y las trabajadoras decidieron denunciar y activar el Protocolo Municipal de Actuación ante Casos de Violencia, pero la respuesta por parte de RRHH de la municipalidad fue el rechazo por una supuesta falta de argumentación y requisitos, instándoles a mediar con las personas a las cuales habían denunciado.
“Nosotros hicimos un escrito de contestación repudiando este accionar. Citaron a dos compañeros a una reunión de forma individua en Recursos Humanos, a la cual nos negamos presentar porque el problema es algo colectivo, y vemos esta convocatoria como una forma de dividirnos y un acto intimidatorio.
En el Centro Ayutún nunca se paró porque siempre tratamos de apostar al diálogo, a tratar de comunicarnos, de hacer todo correctamente, de llamar a quien corresponda, pero bueno la única respuesta que tenemos es que te pintan el edificio, pero eso no alcanza porque son un montón de otras cuestiones que están pasando, y eso obviamente afecta en nuestra intervención y más que nada a la comunidad”.
Durante la jornada de protestas en las rutas que llevaron adelante desde el SOEMC, los y las trabajadoras del Centro Ayutún decidieron hacer una radio abierta en la que sumaron apoyo de diferentes organizaciones y de las docentes de la escuela 59, que está en el Barrio Vista Hermosa cercano al edificio de violencia.