En vísperas de cumplirse 45 años de la dictadura genocida, recorremos la historia de este hijo de desaparecidos. El recuerdo de los trabajadores desaparecidos de FATE y un llamado a colmar las calles este 24 de marzo.
Charly es trabajador de la fábrica de neumáticos FATE hace alrededor de una década. Los primeros de años de ella estuvo como tercerizado. Su vida, como las de muchos otros que vivieron su juventud en los 90, fue difícil. La desocupación y la precariedad laboral eran moneda corriente, flagelo que hoy continúan atravesando los jóvenes. Su historia -que desde muy chico a sus 13 años salió a trabajar para poder vivir el día a día- está atravesada por muchos motivos por los que salir a luchar.
Charly es hijo de desaparecidos y lleva como bandera de lucha el pedido de justicia para su mamá, Justa Moreyra, a quien secuestraron cuando él tenía tan solo 3 meses, siendo separado de su pequeña hermana y para su papá, Carlos, quien fue secuestrado unos meses antes que ella. Ambos luchaban por una sociedad justa. Para él, la pelea no es solo por sus padres, sino que es una búsqueda permanente de verdad y justicia, contra la impunidad de la que gozan todos quienes perpetraron el golpe.
Sus padres fueron desaparecidos durante la dictadura genocida, y tuvo que ser criado por un tío materno. “Si bien mi tío hizo lo que podía para criarme, el no tener a mis viejos era una constante ausencia que fue difícil ir superando, pero con el tiempo pude transformar esa angustia personal en lucha colectiva” dice Charly. En épocas de miseria y enorme crisis, Charly se la rebuscaba aprendiendo el oficio, entre trabajos de carpintería y jornadas interminables de trabajos en negro, hasta estabilizarse por poco tiempo en una fábrica, que las políticas neoliberales del menemismo arrasó y dejo en las calle a sus trabajadores como a tantas otras.
Ya nacida su primera hija, ingresa a Fate como mecánico industrial y al tiempo, comienza una larga lucha por el ingreso de su hijo a la obra social, derecho que le era negado por la antigua conducción del gremio encabezado por Pedro Waseijko.
“Fue muy traumático porque no solo dependía la salud de mi hijo, si no que sentaría un precedente para que otras obras sociales dejen en total abandono a niñas y niños sin atención. Con mucho esfuerzo logramos vencer esto y mi hijo hoy tiene la obra social.”, sentencia Charly. Cansado de las políticas de todos los gobiernos que sostienen que el pueblo trabajador tiene que pagar una y otra vez, la gran vida de unos pocos y el querer dar vuelta todo de raíz en medio de un sistema tan injusto, lo llevo finalmente a recorrer el camino de la militancia revolucionaria en el Partido de Trabajadores Socialistas, y organizado junto a sus compañeros en la Lista Granate del Neumático.
En los años previos al Genocidio de Estado, el cordón industrial de la Zona Norte del Gran Buenos Aires, significó un lugar de organización y lucha de miles de trabajadores, donde confluyeron distintos gremios y fábricas que cuestionaron las condiciones de trabajo y la explotación en cada fábrica y supieron poner en jaque al gobierno de Isabel y López Rega, conformando las “coordinadoras interfabriles” que llegaron a organizar a más de 130.000 trabajadores. Patronales de la zona como la ex Terrabusi, Ford, Astilleros Astarsa, ceramistas como Lozadur y Fate entre otras, cuentan con sus desaparecidos como resultado del llamado de las cámaras empresariales que ya desde 1975 hacían un llamado a los militares para terminar con la vanguardia obrera que cuestionaba sus intereses.
En la fábrica del neumático, una de las empresas del grupo Madanes Quintanilla fueron desaparecidos 11 trabajadores : María Rosa Mora González, de 31 años, quien trabajaba en Fate Electrónica y fue detenida –desaparecida el 19de abril de 1976; Gustavo Adolfo Norberto Becker Martínez, de 23 años, trabajaba en Fate SAICI y fue detenido- desaparecido el 27de marzo de 1976; Oscar Alejandro Lagrotta Alzien, de 31 años, trabajador de Fate Electrónica, detenido- desaparecido el 26 de abril del año 76 a quienes se suman Eduardo Oscar Seghezz, Hector Talbot Wright, Bernardo Tolchinsky, María del Carmen Nuñez de Lizaso, Héctor Abrales, Silvia de Pareja, Enrique Turano y Carlos Rafaelli.
El genocidio de clase fue preparado para "aniquilar" a los sectores más conscientes de la clase trabajadora, impedir cualquier intento de organización obrera para imponer nuevas condiciones de explotación. Las muertes y accidentes en las fábricas, el trabajo en negro, la flexibilización laboral, la tercerización, sueldos de miseria, todo es una herencia de la dictadura.
A pocos días de cumplirse 45 años de la última dictadura cívico-militar, cientos de miles de trabajadoras y trabajadores están saliendo a la calle, en medio de una oleada de luchas obreras, defendiendo sus puestos de trabajo, reclamando mejores salarios y condiciones laborales, mientras la pandemia y el ajuste al orden del FMI, condensan un combo insostenible para las espaldas de la clase obrera y el pueblo pobre.
Todo esto, que no es más que la continuidad de las políticas de explotación por parte de empresas nacionales y multinacionales que amasan fortunas a costa de la salud e incluso la propia vida de los trabajadores. En pandemia, la crisis económica social y sanitaria se profundizo, crisis que no pasa sin represión, como se vio en el desalojo a familias sin techo de Guernica o a los obreros de Arrebeef, dejando claro que el aparato represivo del estado continúa intacto cuando recordamos la desaparición y muerte de Facundo Castro y tantos jóvenes víctimas de la violencia del estado.
Charly, hoy sigue dando pelea como hijo de desaparecidos y luchador por los derechos humanos, por conocer la verdad y por justicia no solo por sus padres, sino por los compañeros de quien nadie sabe su destino, como aquellos que hoy continúan en la búsqueda de su verdadera identidad, contra la impunidad de ayer y de hoy, y que junto a los protagonistas de luchas en curso como Arrebeef, Hey LATAM, Siderar, los jóvenes ultra precarizados de las Apps de reparto, Hospital Larcade y tantos otros, tienen una cita de honor para ganar las calles este próximo 24 de marzo, y como tarea, retomar aquellas tradiciones de esa vanguardia obrera que se organizaba por cambiarlo todo de raíz frente a la miseria de un sistema completamente decadente.
“A partir de los tres meses de vida se llevaron a mi vieja, y mi viejo ya era un desaparecido más. Cuesta mucho tener que resignarse a que como justicia tendré dos arbolitos” expresa Charly, y continúa “que la Memoria esté presente este 24 junto a nuestras Madres que lo pusieron todo incluso frente a los propios militares. Vamos a las calles para que la historia no sea cubierta por otra página, por Memoria, Verdad y Justicia, por la juventud que quieren disciplinar para precarizar, yo no planto, yo marcho!!”