A un año de la pandemia nuevamente una significativa parte del país se encuentra en cuarentena (fase 1 del plan paso a paso). Este retroceso en los números de contagiados ya venía siendo anunciado desde hace semanas y el gobierno, empecinado en la reactivación económica, dejó correr los números esperanzado en que el proceso de vacunación avanzaría rápido y pronto se relajaría la curva de incidencia y por lo tanto la red asistencial.
Pero el panorama parece ser el opuesto. Con número peores que el pick de junio-julio del 2020 el país se encuentra en una segunda ola de contagios y la ya estresada red pública de salud no da para más.
En este contexto, con más de 7mil contagiados y 100 muertos en promedio la última semana, el gobierno comienza a entrar en pánico, se buscan culpables de la situación, los canales de TV muestran día a día las fiscalizaciones, intentando culpar a la gente que busca subsistencia por salir sin un “permiso”.
Como se avecina un trimestre complejo y las ayudas que ofrece el gobierno mantienen su lógica del mínimo esfuerzo, Lavin adelantó una propuesta para contraponerse a un nuevo retiro de las AFP, sacar los dineros de los seguros de cesantía (AFC).
La propuesta que ha tomado cierta fuerza en el oficialismo mantiene la misma lógica de los retiros de los fondos de pensiones, que sean los propios trabajadores y trabajadoras quienes costeen la crisis con sus precarios ahorros.
Además hay que agregar el factor ley de (des) protección del empleo que consumió los ahorros de cesantía de más de 800 mil trabajadores a nivel nacional.
Todo esto provoca que sea un escenario cada vez más complejo para la mayoría de las familias trabajadoras que se ven en la necesidad de buscar formas de paliar la crisis mientras el gobierno sigue entregando subsidios a los grandes empresarios y pone mil trabas para el acceso a los pocos beneficios sociales que pone a disposición de algunos pocos.
Tanto el retiro de las AFP como uno de las AFC es otra forma en que la crisis las paguen las y los trabajadores. | 
