En el caso de los trabajadores de los supermercados Unimarc, asistir al trabajo fue tan absurdo como los 143 sumarios sanitarios hacia los trabajadores que se encontraban en faenas de construcción bajo las órdenes de su empleador, en este caso, se trataba de dos empresas constructoras.
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Bajo las condiciones de una profunda crisis sanitaria, Unimarc no dio paso atrás en su despótico trato hacia sus trabajadores, y ordenó a todo el personal a asistir durante el fin de semana más represivo en lo que va de pandemia. Así, tanto trabajadores de seguridad (guardias) como cajeras, verdulería, rotisería y otros, al no tener labores que realizar con el supermercado cerrado, fueron sacados de sus labores contractuales para volcarse a tareas de higiene y limpieza. Una situación burlesca y peligrosa para nosotros, que tenemos que exponernos al virus con cientos de casos activos en la región ante la presión del empresariado.
Recordemos que como agravantes de esta situación podemos mencionar la escasa locomoción en la ciudad, la carencia de elementos de protección personal (EPP) para las actividades obligadas de higiene, y los altos índices de contagios activos, sumado al insuficiente número de camas UCI a nivel nacional.
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El supermercado en cuestión ni siquiera contaba con el sistema delivery que justificara la asistencia de las y los trabajadores. ¿Era necesario exponer a los trabajadores a estas condiciones de inseguridad el fin de semana con mayores restricciones sanitarias en lo que va de la pandemia?
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