El pasado 11 de febrero los trabajadores de las plantas de Llodio y Amurrio de la empresa Tubacex comenzaron una huelga tras anunciar la empresa el Expediente de Regulación de Empleo de 129 trabajadores y un ERTE del 60% de la jornada laboral de 521 trabajadores hasta septiembre.
Las negociaciones con el comité de empresa concluyeron sin acuerdo y los sindicatos preparan una demanda judicial por estas decisiones con las que la empresa pretende ahorrarse 10 millones de euros en costes.
La empresa ha señalado que esto se debe a la “larga crisis del sector del petróleo y gas, así como el proceso de descarbonización e impulso de las energías limpias” y que no ha sido posible llegar a un acuerdo con los sindicatos para “minimizar los despidos”. Una vez más la misma patronal que se ha hecho de oro en base a la degradación ambiental, ahora quiere cargar sobre las espaldas de las y los trabajadores el coste de una reconversión.
Por su parte, los sindicatos mantienen el pulso con una huelga que ya lleva 50 días y que ha contado con importantes jornadas de lucha.
El pasado martes 30 de marzo los trabajadores realizaron un corte en las vías de tranvía y del tráfico rodado en el centro de Vitoria para terminar manifestándose frente al Parlamento vasco. La Ertzaintza respondió con represión, como ha hecho en otras ocasiones contra acciones de la plantilla, disolviendo la protesta.
El miércoles 31 las acciones continuaron frente a la planta de Llodio, representando irónicamente el “vía crucis del Cristo de los Tuberos”. Estas jornadas vienen precedidas de otras anteriores que se han dado con personas detenidas e identificadas por presuntos enfrentamientos contra la Ertzaintza durante una concentración en Llodio.
“Aunque nos manden a la policía, nos amenacen, nos discriminen e intenten romper la unión, seguiremos luchando con dignidad, solidaridad e ilusión” aseguran desde el sindicato LAB Tubacex-Acva.
Las y los trabajadores han realizado también este jueves un acto de quema de sus cartas de despido.
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