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2 de abril de 2021 Twitter Faceboock

Segunda ola
Pandemia: sin tomar medidas de fondo, el Gobierno culpa a la gente por la suba de casos
Lisandro Libertad

La ministra de Salud dice que no es en la fábricas ni en las aulas donde se dan los contagios. Un discurso que pone el foco en las actividades recreativas de la población sin cuestionar las condiciones en las que se trabaja o se viaja para poder trabajar.

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"Creemos que ya empezamos la segunda ola, con un aumento sostenido de casos, lo que genera preocupación", dijo este jueves Carla Vizzotti, en radio AM530.

El rebrote en Argentina acompaña o es parte de otro que se puede ver en todo el mundo, obligando a los Estados a nuevas restricciones, ante mutaciones aún más virulentas y contagiosas del virus. Todo esto se ha desarrollado en el caldo de cultivo de las mismas negligencias que dieron origen a la primera cepa del covid-19. Atravesado por la guerra de vacunas, con las grandes potencias y laboratorios que dominan las patentes, la producción, la venta y distribución, acaparando herramientas que deberían ser públicas y globales.

Hace semanas que la nueva ola se veía venir desde la orilla, sin que el Gobierno Nacional y las autoridades sanitarias tomaran medidas para anticiparse. Con un aumento sostenido de los casos confirmados por día y con las camas de terapia intensiva ocupadas en más del 60% en AMBA y más del 50% en todo el país; aun no se ha implementado siquiera un plan de testeo preventivo de la población, que permita localizar las nuevas cepas y hacer aislamientos focalizados, buscando así controlar su propagación.

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Al mismo tiempo, en el transcurso de un año, la crisis social y económica se ha agravado. Las políticas del Gobierno en el terreno social y económico no pasaron de medidas paliativas, insuficientes y limitadas en tiempo y alcance. El crecimiento de la pobreza -que alcanzó el 42 % según los mismos datos oficiales- y la desocupación son consecuencia también de esas decisiones políticas.

En este contexto, encerrado entre la suba de contagios y los límites para establecer nuevas restricciones a la actividad productiva, el discurso del Gobierno responsabiliza de manera directa a la población por la suba de contagios.

El resultado son escenas casi ridículas. Por ejemplo, resulta insólito que, luego de que el ministro de Turismo promoviera los viajes en Semana Santa, su par de Salud bonaerense se mostrara alarmado por la cantidad de autos que iban hacia la Costa Atlántica.

El discurso del oficialismo termina señalando los momentos de ocio y recreación social casi como responsables absolutos de la suba de contagios. Sin embargo, es evidente que la realidad es otra. El Gobierno guarda un silencio total sobre las cientos de miles de personas que a diario están viajando amontonadas como ganado para ir trabajar, en trenes, subtes y colectivos. Esta realidad que hemos difundido desde La Izquierda Diario, se oculta en los grandes medios de comunicación y se borra de los discursos oficiales y de la oposición de derecha.

Con esta imagen, que vale más que mil discursos, ¿cómo podría explicar la ministra de Salud de la Nación que para ella "el lugar en el que se están generando contagios es en el ámbito social" y no el laboral, "no en fábricas o en aulas"?

"Sabemos que las actividades productivas con protocolo no son la fuente de infección, entonces cerrarlas sin transmitirle a la población que la fuente de infección son las reuniones sociales, nos va a dejar con la misma cantidad de casos pero sin producción", afirmó también Vizzotti.

¿Pero esto es así? Desde el inicio de la pandemia, La Izquierda Diario ha recibido denuncias de trabajadores, por protocolos no aplicados en sus actividades laborales. Es una constante que las patronales no garantizan las condiciones de higiene y seguridad, por representar un costo que no están dispuestas a pagar. Lo pagan los trabajadores, con su salud y con la vida. Y todo esto bajo las narices del Ministerio de Trabajo y del Gobierno. Por eso mismo, en distintos lugares los trabajadores se organizaron desde el año pasado para exigir condiciones salubridad.

A su vez, en colegios y escuelas, los trabajadores de la educación vienen denunciando que la precaria situación edilicia no les permiten aplicar correctamente los protocolos, porque flaquean cuestiones básicas como la ventilación. Si es como dice la ministra: ¿Cómo se explica que hoy las tasas de contagio más altas sean entre niños y adolescentes?

Para el Gobierno, lo único que queda es señalar los momentos de descanso, de compartir con familia y amistades, los momentos sociales no productivos del ocio recreativo. Porque lo que no quieren exponer es que no se han tomado medidas de fondo para palear la situación económica y social y la crisis sanitaria.

Alberto Fernández repetía una y otra vez que su prioridad era la salud y no la economía, luego, la salud con más y mejor economía. Pero su Gobierno ha garantizado la continuidad de un sistema sanitario completamente precario, recortando un 10% la partida de Salud del Presupuesto 2021, atendiendo a las imposiciones de la deuda odiosa con el FMI, porque según ellos no iba a haber pandemia este año.

Mientras, se avala que las patronales descarguen la crisis económica sobre las espaldas del pueblo trabajador y las mayorías populares, con aumentos de precios que superan cualquier tímido control, con su aval para que suban las tarifas de servicios públicos. La pobreza, ha alcanzado a más de 19.000.000 de personas y estos sectores ya no tienen ni el IFE. Se ha ajustado a los jubilados y el tope impuesto a las paritarias despierta el repudio, la organización y la lucha de amplios sectores de trabajadores.

Los trabajadores de la Salud también vienen peleando por sus salarios y la precarización de su trabajo, que es la misma precarización que socava al sistema de salud para atender la pandemia. "Durante todo un año nos llamaron héroes por estar en la primera línea, pero ahora nos dan la espalda. No queremos los aplausos", fueron las palabras de un trabajador de quirófano, en una postal de Semana Santa, con cortes en las rutas del turismo en Neuquén.

Hay que tomar medidas de fondo

Poner por delante, de una vez por todas, la salud y las condiciones de vida las grandes mayorías. El Frente de Izquierda insiste en medidas de emergencia frente a la segunda ola.

  •  La llegada de los cargamentos con vacunas es incierta y a cuentagotas. El proyecto de ley para declarar de utilidad pública el laboratorio mAbxience, que ha producido 40.000.000 de dosis del principio activo de la AstraZeneca -exportándolo sin que llegara al país una sola dosis- podría ser un avance en esta situación. Se podrían producir vacunas para inocular a la población y abastecer a los países latinoamericanos, si se pone al servicio a los laboratorios privados y públicos que ya estén en condiciones y se equipa a los que sea necesario. Esto, de la mano de una campaña internacional de exigencia por la liberación de las patentes. El diputado del Frente de Todos, Pablo Yedlin, que defiende los intereses de su amigo Hugo Sigman, apeló a su profesión médica para oponerse a esto, planteando que en la Argentina no hay un solo laboratorio equipado, pero la Federación de Profesionales de la Salud, FESPROSA, ha señalado por lo menos dos laboratorios estatales y uno privado.
  •  Un plan de testeos y rastreos, permitiría un control y epidemiológico, para planificar medidas sanitarias de manera centralizada. La unificación del Sistema de Salud, permitiría que todos los recursos disponibles públicos, privados y de obras sociales, estén al servicio de combatir la pandemia, bajo la órbita del Estado y con control de trabajadores y la comunidad.
  •  No puede haber ningún establecimiento sin protocolos sanitarios adecuados. Hay impulsar Comisiones de Seguridad e Higiene independientes y fortalecer las que ya existan, con el asesoramiento de profesionales y con el poder de implementar las medidas necesarias en fábricas, escuelas, comercios, oficinas, para evitar o disminuir el riesgo de contagio.
  •  Cualquier medida de mayor restricción de la circulación que deba tomarse, si la situación sanitaria se agrava, golpeará en primer lugar a quienes están sin empleo o con ingresos inferiores a la indigencia. Es urgente la inmediata restitución del IFE de $40.000 para los que se quedaron sin empleo y aumentar los diversos programas sociales, como los que asisten a las fábricas recuperadas. Junto con esto un salario mínimo de $ 50.000 para activos y jubilados como medida de emergencia, mientras continuamos la pelea para que cubra el costo de la canasta familiar.

    Disponer de recursos para impulsar este plan en favor de las grandes mayorías, va acompañado del no pago de la fraudulenta e ilegítima deuda externa. La única manera de arrancar estas medidas es con la fuerza de la organización, la movilización y la lucha de la clase trabajadora y los sectores populares.

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