Mientras que la crisis por pandemia sigue aumentando, superando el millón de contagios, familias enteras se ven entregadas a su suerte debido a la falta de agua potable que sufre gran parte de los campamentos en Chile, con 81.643 familias actualmente viviendo en campamentos, de las cuales el 93% no tiene acceso al agua potable, en plena crisis sanitaria.
Esto sumado al aumento del desempleo que ya llegó a 10,3% y el colapso de las camas UCI; encontramos una serie de fallas en el acceso a las condiciones más básicas como lo son el agua potable para personas en situación de riesgo. Mientras en Chile, la propiedad del agua y la gestión asociada a su acceso se encuentran privatizadas.
En el caso de la región de Antofagasta, son 7.298 familias las que viven en campamentos, de las cuales el 98% no tiene acceso a agua potable. La zona tiene un déficit de viviendas de más de 25.000.
Cabe mencionar que la privatización del agua se inicia durante el régimen pinochetista con la constitucionalización del derecho de propiedad sobre el agua en 1980, más la promulgación del Código de Aguas en 1981; pero se consolida en las administraciones concertacionistas de Eduardo Frei (1995-1999) -en la que se desarrolló la privatización de las primeras empresas sanitarias- y de Ricardo Lagos (2000-2004), en la que se establecieron contratos de concesión de empresas sanitarias al sector privado por un lapso de 30 años.
Hoy en Chile los grandes caudales de agua ya no pertenecen al dominio público. La gestión de mercado imperante se traduce en la existencia de 138 comunas con decretos de escasez hídrica, 383.204 viviendas carentes de agua potable, un 48% de la población rural sin fuentes formales de abastecimiento de agua y el 80% de las cuencas del país sobre otorgadas. Dice estudios de CIPER Chile.
Quienes monopolizan la propiedad y uso de las aguas causando la escasez para diferentes comunidades son protegidos por ley, mientras que quienes levantan la voz por el acceso libre a este recurso vital son objeto de amenazas, amedrentamiento y persecución policial, como ocurrió con Rodrigo Mundaca, quien fue blanco de vigilancia por parte de Carabineros.
La compañía de distribución de agua de la quinta región, Esval, es categórica al referirse a la falta de agua. Si este año no llueve, el servicio de agua potable constante podría peligrar, una realidad que no solo tendría que enfrentar la región de Valparaíso.
Considerando todas estas complicaciones de escases, falta de acceso al agua potable y privatización de los recursos naturales, es que no se hace descabellado preguntar si acaso: ¿El agua no alcanza para todos? ¿Qué sucede con los campamentos con el confinamiento?
Hay que señalar que en gran medida muchas de las personas que viven en estos campamentos son trabajadores ambulantes o feriantes, que se vieron excesivamente afectados debido a que no pueden desempeñarse en sus funciones con normalidad y han visto disminuido sus ingresos; sumado a la falta de agua potable, la falta de internet para que las y los jóvenes tengan acceso a educación y el peligro constante de ser desalojados, mientras que la vivienda en Antofagasta tiene precios descabellados y arriendos aún más imposibles de pagar, de esta forma, muchos se ven en la obligación de compartir espacios cayendo en el hacinamiento y aumentando sus probabilidades de contagiarse.
Es por eso que además de un sueldo de emergencia de 550 mil pesos, necesitamos un plan de viviendas públicas, gestionado por las y los pobladores y los comités de vivienda; además de garantizar el acceso al agua, luz e internet para las personas, debido a que las medidas que el Gobierno ha tomado para garantizar nuestra “seguridad” no han sido más que nuevas formas de represión, precarización, inestabilidad laboral y muertes para el pueblo trabajador.
Es urgente la implementación de impuestos extraordinarios a las fortunas y grandes mineras para financiar un plan de emergencia que responda seriamente a la crisis, junto a una fuerte campaña a favor de nacionalizar los recursos naturales, para dar respuesta a nuestras demandas. |