Se multiplicaron las imágenes en los noticieros, en los portales. Largas filas de personas en las veredas, o amontonadas en salas sin ventilación ni distanciamiento, esperando para hisoparse en los hospitales porteños.
Las 19 Unidades Febriles de Urgencia que incorporó el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en diferentes hospitales para atender a las personas que presentan síntomas y necesitan hisoparse colapsaron.
Ayer lunes, por ejemplo, en el Hospital Santojanni empezaron a dar número a las 8 de la mañana, pero a las 15:30 dejaron de entregarlos. En el Pedro Lagleyze, pasado el mediodía, la sala de espera estaba repleta.
Podrían ser las mismas personas que vimos la semana pasada en la estación Constitución de la línea Roca del ferrocarril. También podrían ser quienes se encuentran con las mismas colas y falta de tests en hospitales de Rosario en Santa Fé o en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
Los protocolos, el distanciamiento, la responsabilidad individual, se pueden cumplir solamente en las declaraciones de los ministros y gobernantes. La realidad de la clase trabajadora es otra.
El fin de semana largo terminó con el sábado y el domingo registrando 1952 y 1958 casos respectivamente. Hoy, Con 2.428 casos, la Ciudad de Buenos Aires registró su pico más alto de contagios desde que comenzó la pandemia.
El subtesteo es un hecho. La Ciudad informó en el último parte una positividad del 50%. Es decir, la mitad de quienes son hisopados tienen covid-19, cuando lo recomendado por los especialistas es un 10%.
Esta saturación del sistema recae sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras de la salud, quienes ya vienen de un año sobrecargados de tareas, expuestos porque faltan los recursos preventivos, con salarios muy bajos y, en gran parte, precarizados.
Y por si esto fuera poco, hace una semana, el Jefe de Gobierno porteño confesó que aún les faltan vacunar a 19 000 trabajadores de la salud. La falta de vacunas no es un fenómeno climático, es fruto de la especulación de los laboratorios y el acaparamiento que realizan los países desarrollados.
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