Las y los trabajadores de la salud de Neuquén vienen protagonizando una verdadera rebelión contra el Gobierno y la burocracia sindical, que ya lleva más de 40 días. Mientras cerramos esta nota desde uno de los seis piquetes de Añelo que cortan la ruta del petróleo en Vaca Muerta desde hace tres días, se espera la realización de una mesa de diálogo convocada por el jefe de fiscales de Neuquén con funcionarios del Ejecutivo y representantes de los autoconvocados. Esta convocatoria después de más de un mes de lucha es producto de la iniciativa de las y los trabajadores de la salud, que lograron masividad en sus acciones y un apoyo de la comunidad como hacía años no se veía.
Un acuerdo inconsulto que encendió la rebelión
El 25 de febrero, las asambleas de los hospitales y centros de salud de toda la provincia votaban el rechazo a un acta acuerdo firmada por el Gobierno y las conducciones de ATE y UPCN para todas y todos los estatales de la provincia [1].
Fue la chispa que faltaba para hacer explotar la bronca que acumulaban las y los trabajadores de la salud después de un año de estar en la primera línea en la lucha contra una pandemia inédita en las últimas décadas.
Los trabajadores vieron caer sus ingresos durante todo el año pasado [2]. Ahora ven que la economía se recupera rápidamente, la recaudación por regalías asciende, pero sus salarios siguen perdiendo. El gobierno de Gutiérrez aspira a consolidar las "conquistas" sobre el salario logradas durante la pandemia. De ahí la dureza con la que enfrenta la lucha de la primera línea. Pero la bronca se multiplica porque las bases saben que plata hay. El fracking en Vaca Muerta batió un nuevo récord en marzo: con 733 etapas de fractura, el mes que concluyó superó la marca histórica de febrero de 2019. Con los $ 153.000 millones de subsidios que el estado nacional destinará en 2021 a las operadoras, el avance en la flexibilización laboral de 2020 y los nuevos beneficios para las exportaciones, las empresas vienen aumentando su producción de petróleo de manera sostenida [3].
Más que un reclamo salarial
La rebelión estalló contra un acuerdo salarial miserable de las direcciones sindicales con el Gobierno, pero las causas son mucho más profundas. En ese miserable 15 % y en la negativa del Gobierno a recibirlos se condensa el desprecio y la falta de reconocimiento por haber estado en la “primera línea”, en haber dejado todo durante la pandemia, sin ver a su familia, enfermándose, viendo sufrir y morir a sus pacientes, a familias que no podían ver ni despedir a sus seres queridos, viendo cómo caían y perdían la vida muchos de sus compañeros.
Y esa bronca se potenció frente a dos hechos. Primero, al ver que una burocracia sindical completamente descolgada de esta realidad les daba la espalda, firmaba un acuerdo en contra de su propia decisión tomada en asambleas, y encima los acusaba de no “entender” la realidad de la provincia, copiando palabra por palabra los argumentos del gobernador Omar Gutiérrez. “Esos que no pisaron nunca un hospital y no trabajaron un solo día durante la pandemia quieren decidir por nosotros” es la denuncia que se repite una y mil veces en sus bocas. Segundo, ver a un gobernador que se juega a sostener a cualquier costo a esa burocracia que le viene garantizando hace años la “paz social”, negándose a reconocer a los autoconvocados, algo que solo el MPN y los burócratas de ATE pueden sostener a esta altura. Hasta las cámaras empresarias y partidos como la UCR tuvieron que reconocer la legitimidad del reclamo y de hecho de la propia organización de autoconvocados, exigiendo a Gutierrez que los reciba y escuche sus demandas.
Pisar las calles nuevamente
Luego de rechazar el acuerdo, una asamblea Interhospitalaria empezó a sesionar en las calles o plazas, frente a Casa de Gobierno o en el Monumento a San Martín, en pleno centro de la capital provincial. Se hicieron marchas, acampes en Casa de Gobierno, festivales, se organizó el Fondo de Huelga, se hicieron acciones conjuntas con otros sectores en lucha como ceramistas, municipales de la localidad de Centenario y con docentes de ATEN, en medidas impulsadas desde la oposición dentro del sindicato.
Se realizó un corte del puente que une Neuquén con la ciudad rionegrina Cipolletti, y tres veces se cortó la llamada ruta del petróleo en Vaca Muerta, con distintos piquetes que una y otra vez fueron amenazados con el desalojo policial. Se movilizó a la Legislatura para participar de una Audiencia Pública impulsada por los diputados del Frente de Izquierda donde se exigió a los diputados que se pronunciaran a favor de su lucha. Participaron todos los bloques de la oposición, y estuvieron ausentes los del MPN y sus aliados, quienes luego salieron a “desconocer” a los autoconvocados y se ganaron el repudio generalizado.
El duro corte de ruta durante casi 13 horas el jueves de Semana Santa en Arroyito, donde en el 2007 la policía del MPN asesinó al maestro Carlos Fuentealba, mostró la determinación de las y los trabajadores de la salud. La “primera línea” de mujeres de la salud enfrentando la provocación de “turistas” que querían romper el corte es también un ejemplo de esto.
Pero el conflicto pegó un salto con los seis cortes de la ruta del petróleo en Vaca Muerta, que llevan más de tres días, y que paralizaron la producción de petróleo y gas, con pérdidas millonarias para las empresas [4]. Estos cortes, además de impactar en el corazón de la economía de la provincia, multiplicaron el apoyo y la simpatía popular que ya se venía manifestando. Y profundizaron la crisis de un Gobierno jugado a ningunear un conflicto que día a día se hizo más fuerte.
Así, las y los trabajadores de la salud volvieron a pisar las calles para decir ¡presentes!, y están dando un ejemplo de determinación y voluntad de lucha.
Un poco de historia
Las y los trabajadores de salud tienen historia de lucha. Quizás una de las que más se recuerda ahora es la huelga de 3 meses del 2005 [5]. Las y los trabajadores del Castro Rendón y el resto de los hospitales van al paro por salario y condiciones de trabajo. El Gobierno juega al desgaste. El paro igual es duro y se extiende por tres meses, pero el Gobierno también se endurece, e incluso llega a lanzar una campaña publicitaria acusando de “terrorismo bacteriológico” a los trabajadores luego de una movilización a Casa de Gobierno donde colgaron bolsas con pintura roja. El desgaste por cansancio, los descuentos y sumarios llevan a una encrucijada. Una asamblea dividida resuelve por mayoría levantar el paro porque no se ven fuerzas para derrotar al entonces gobernador Sobisch. Divididos, se siente el golpe de una vuelta al trabajo sin haber obtenido respuestas. El rol pérfido de la burocracia de ATE fue clave para derrotar el conflicto. Más allá de ciertas similitudes con la lucha actual, no se puede trazar en absoluto un paralelo ni mucho menos pensar que el resultado será el mismo. Sacar conclusiones para ganar este conflicto es fundamental.
Además de la experiencia de la GranATE [6] y de los autoconvocados del 2005, es importante mencionar la experiencia de recuperación de la Junta Interna del Castro Rendón por parte de la agrupación Violeta Negra y la gran huelga de 31 días en el 2013.
La Violeta Negra (agrupación impulsada por el PTS junto a trabajadores y trabajadoras de salud independientes) surge producto de la experiencia y conclusiones de la huelga del 2005 poniendo en pie una corriente democrática, clasista y combativa en salud.
La huelga del 2013 fue la primera gran huelga bajo la dirección de una conducción democrática. Días antes de asumir, en diciembre, se abre un conflicto por salario, donde se va al paro por 31 días, logrando en enero imponer un acuerdo salarial del 35% al básico sin descuentos de los días de paro ni sanciones. Un resultado histórico, producto de la profunda reorganización de abajo hacia arriba del hospital impulsada desde la nueva Junta Interna. Con el objetivo de mantener la unidad de los trabajadores y trabajadoras se realizaban asambleas por servicio para evaluar el desarrollo del conflicto. Esto permitía que las asambleas generales debatieran y resolvieran en base a la opinión y voluntad de lucha del conjunto de los trabajadores y trabajadoras del hospital.
Junto con esto impulsaron asambleas interhospitalarias para lograr la unidad de acción de todos los hospitales, tal cual se está haciendo hoy.
Este método democrático de organización permitió sostener en unidad y con masividad cortes del puente, cortes de refinerías, movilizaciones provinciales masivas.
La comunidad jugó un rol esencial demostrando al gobierno la fortaleza y legitimidad del conflicto. Junto a familiares y pacientes organizados en FAVEA se convocaron a marchas masivas con la comunidad.
Estas experiencias y las conclusiones aprendidas fortalecen la lucha actual. No solo para este conflicto, sino para recuperar las organizaciones sindicales, en este caso, las Juntas Internas, y pelear por volver a poner en pie la Rama Salud de ATE.
Un salto en la burocratización de ATE
Luego de 2 años de dirigir la Junta Interna (2013-2015), con maniobras en los padrones y con todo el apoyo de la la conducción de ATE Verde y Blanca, la agrupación del Castro Rendón Morada Verde vuelve a ganar, por 1 voto, la Junta Interna, y en un Congreso en ATE organizan una patoteada a la oposición, profundizando el camino de la burocratización y el vaciamiento de ATE.
ATE pegó un salto no solo en su burocratización sino también en su subordinación al MPN. Para eso armaron una patota y un aparato de rentados que no estaba más en sus lugares de trabajo. “Nuestro trabajo es pelear por tus derechos” fue el pérfido slogan en el que daban un doble mensaje: “ustedes no se organicen porque para eso estamos nosotros, y a la vez avalen que no pisamos más un hospital, no entramos más a una escuela en el caso de los auxiliares de servicio, no nos sentamos más en una oficina de la administración pública, no arreglamos un caño de agua ni una línea de media tensión”. “Trabajan” de burócratas.
Por eso la experiencia actual de los autoconvocados no cae del cielo. Es una combinación de nuevas generaciones que salen a lucha, muchos y muchas por primera vez, con trabajadoras y trabajadores con más experiencia de enfrentamientos con la burocracia. Esta rebelión antiburocrática hay que desarrollarla con todo, en primer lugar para ganar esta lucha, pero también para que esto sea un paso en la recuperación de las organizaciones de manos de la burocracia.
Las asambleas por hospital y la asamblea Interhospitalaria, con mandatos de base, son una gran conquista para organizar y coordinar la lucha. Pero hay que avanzar en organizaciones más permanentes como los delegados por sector dentro de cada hospital, para mantener la organización de los activistas y que a la vez no se pierda la relación con la base. Esto puede ser el punto de apoyo para pelear por recuperar la Junta Interna como en el Castro Rendón, o para ponerlas en pie en otros hospitales donde hoy no existen.
Y así como hoy la asamblea Interhospitalaria nuclea a todos y todas la asamblea, hay que pelear por volver a poner en pie la Rama Salud de ATE, lo que permitiría organizarse democráticamente en toda la provincia, y que no sean los dirigentes traidores de ATE los que negocien por las y los trabajadores a sus espaldas sino los propios referentes elegidos democráticamente.
Autoconvocados, asambleas y auto-organización, la piedra en el zapato
El Gobierno y la burocracia de ATE comparten argumentos, mentiras, difamaciones y aprietes contra las y los trabajadores de la salud. Por sobre todo comparten el odio y el rechazo a reconocer a los “autoconvocados” y sus representantes elegidos democráticamente [7].
Los dirigentes de ATE Neuquén, son el otro “blanco” de este conflicto. El desprecio mostrado contra la primera línea, dando la espalda y despreciando a las y los trabajadores, también hizo explotar el odio antiburocrático contenido hasta entonces. Una de las primeras acciones casi espontáneas pero que canalizaba un sentimiento unánime fue marchar hasta las puertas de ATE para llenar de insultos a los burócratas. Los cantos de “se va a acabar la burocracia sindical” y “que se vayan todos” muestran que los autoconvocados saben que el problema no son “los sindicatos” sino los burócratas que los dirigen, que por eso hay que recuperarlos.
El proceso antiburocrático es profundo. Se realizan asambleas en los hospitales y centros de salud de toda la provincia. En el Castro Rendón, el más grande y donde existe una Junta Interna que traicionó abiertamente, las asambleas son numerosas, se eligieron referentes, se arman comisiones para la lucha, se hacen actas firmadas de cada asamblea para avalar los mandatos, se organizó un Fondo de Huelga, todo por fuera de la Interna que literalmente se borró y no puede ni pisar el hospital sin ser repudiada. Esos mandatos de las asambleas se llevan a la Interhospitalaria, que es la que resuelve según los mandatos los pasos comunes a seguir.
El objetivo inmediato es sentar al Gobierno a que escuche a los autoconvocados y de respuestas a los reclamos de aumento salarial y pase a planta de los eventuales. Pero parte de esta rebelión, y los burócratas lo saben, es también por recuperar sus organizaciones, restablecer la democracia sindical y que sean herramientas para la lucha y no una oficina más del Gobierno.
Por eso los autoconvocados son la piedra en el zapato del MPN, pero también de los sindicatos burocráticos, y no solo los del Estado. No es casualidad que, además del Gobierno, quienes manifestaron su “desconocimiento” a los autoconvocados fueron los dirigentes del Sindicato de Petróleo y Gas y el secretario general del Centro de Empleados de Comercio Sergio Rodríguez, un conocido enemigo de los trabajadores que ya había pedido en 2007 el desalojo de las rutas previo al asesinato de Fuentealba. A la derecha de la propia cámara empresaria de los comerciantes, que llamó al Gobierno a recibir a los autoconvocados.
La convocatoria a una mesa de diálogo por parte del fiscal que responde al MPN, donde se sientan el Gobierno y referentes de los autoconvocados, ya es en sí mismo un duro golpe a la burocracia de ATE.
Un gigantesco apoyo popular
Durante un año los distintos gobiernos llamaron “héroes” a las y los trabajadores de la salud por estar en la primera línea durante la pandemia. Muchas y muchos de ellos cayeron en la “trinchera” y, como dicen sus compañeros, ni tiempo de llorarlos tuvieron. Había que seguir poniendo el cuerpo. Hubo aplausos, saludos, homenajes y palabras. Muchas palabras. Pero muy poco “reconocimiento” real.
Pero mientras gobernantes y funcionarios posaban para la foto, millones en todo el país tomaban muy seriamente esas palabras, no porque salieran de boca de funcionarios de turno, sino porque reconocen verdaderamente ese esfuerzo. Esos eran los aplausos genuinos.
Por eso hoy el apoyo a las y los autoconvocados de la salud es masivo. Cada ataque del Gobierno, sus funcionarios o de los burócratas sindicales es repudiado por miles. Los comentarios en las redes y en los sitios de noticias se multiplican con muestras de apoyo cada vez que alguien habla mal de un trabajador o trabajadora de la salud. Las acciones duras como los cortes pudieron sostenerse también porque lo “bancó” la comunidad, con múltiples gestos y acciones de solidaridad.
Este apoyo también se expresó en pronunciamientos como el de las Madres de Plaza de Mayo de Neuquén y Alto Valle junto a todos los organismos de Derechos Humanos de la provincia, como la Corriente Militante por los Derechos Humanos-Co Mi DDHH-, Zainuco, la APDH, el CeProDH y el Grupo por la memoria y el compromiso con las Madres y los 30.000. También en la declaración de apoyo de más de una docena de abogados y abogadas laboralistas, de movimientos sociales, agrupaciones feministas, docentes, centros de estudiantes, juntas vecinales, artistas, entre muchas otras.
Pero la solidaridad pegó un salto con el corte que lleva más de tres días en Añelo. Las colas de camiones varados por el cierre de las rutas del petróleo llegan a 10 kilómetros. Pero la simpatía y el apoyo de los camioneros es casi total, más allá de algún cruce e incidente menor con alguno. El mismo Pablo Moyano mandó un video saludando a las y los trabajadores de salud y apoyando los cortes, lo que rápidamente se viralizó no solo en los piquetes sino entre los propios camioneros.
Hay dos apoyos fundamentales que terminaron de inclinar la balanza para que sea convocada una mesa de diálogo. Por un lado la propia comunidad de Añelo, que organiza caravanas en autos al piquete y se acerca ante cada rumor de desalojo a apoyar. Y en particular, distintas comunidades mapuches de la zona de Vaca Muerta, que no solo juegan un rol fundamental para sostener los piquetes en rutas y “picadas” petroleras en medio del campo, sino que también se pusieron a disposición para que los autoconvocados sean recibidos por el Gobierno.
Por otro lado, mientras se mantenían los cortes, en la capital neuquina, a iniciativa de la asamblea del hospital Castro Rendón, se organizó una reunión con más de 40 organizaciones, desde donde se convocaron tres movilizaciones multitudinarias y un acampe en casa de Gobierno, que concentraron parte del apoyo popular. Junto a esto, se realizaron caravanas y movilizaciones en distintas localidades, con nuevos cortes en Cutral Co y Plaza Huincul, en Zapala y Chos Malal.
El fracaso de la estrategia de desgaste del gobierno
La estrategia del gobierno del MPN fue desgastar la lucha con el paso del tiempo, y que el miserable aumento “repercutiera” en el bolsillo y eso lleve a desistir masivamente de la lucha. Esto lo acompañó con amenazas de descuentos y sumarios, y todo tipo de intentos de desprestigiar a las y los autoconvocados. El otro “pilar” fue desconocer a los autoconvocados como interlocutores, defendiendo su alianza estratégica con la burocracia de ATE y UPCN (y en general toda la burocracia sindical). Hasta ahora no le dio ningún resultado.
Los partidos de la oposición patronal, como el Frente de Todos y la UCR y Cambiemos, ante la fuerza de los hechos, salieron a reconocer, después de semanas, a los autoconvocados y a apoyar de palabra el reclamo. Todo en el marco de una estrategia de “desgaste” contra el gobierno, pensando en las próximas elecciones. Como dijo una diputada del Frente de Todos en la Audiencia en la Legislatura, “si fuéramos gobierno, esto no pasaría”, desligándose por un lado que son parte de un gobierno nacional unido por uno y mil lazos con el MPN (Vaca Muerta), y por otro lado separándose de las medidas de lucha, sobre todo las más duras como los cortes de ruta. Solamente el Frente de Izquierda y sus diputados/as y concejales/as apoyan la lucha consecuentemente.
Pero la fortaleza de la lucha y el apoyo popular obligaron al MPN a cambiar de estrategia y tuvieron que llamar, por intermedio del Fiscal General, a una mesa de diálogo, reconociendo a los referentes autoconvocados. Si bien al momento de cerrar este artículo todavía no se llevó a cabo la reunión ni hay ninguna propuesta que soluciones el conflicto, es un reconocimiento a la relación de fuerzas conquistada.
La fuerza de la auto-organización
Para llegar a esta instancia fue fundamental el desarrollo de los mecanismos de autoorganización, como las asambleas, las y los referentes por sector, y la Interhospitalaria, desarrollar la fuerza y que se expresen democráticamente tanto la base como las distintas “tendencias” dentro de los autoconvocados, y que se resuelvan democráticamente por mayoría y minoría los pasos a seguir en cada momento.
Si bien, al menos hasta el momento, no se pudieron poner en pie “instituciones” permanentes de coordinación con otros sectores en lucha, sí se hicieron distintas acciones y reuniones comunes. De continuar el conflicto, poner en pie organismos de coordinación como Asambleas populares en las plazas de las distintas localidades, que concentre el apoyo popular y reúna a otros trabajadores y trabajadoras en lucha, junto a sectores como los vecinos que pelean por vivienda, los estudiantes, los obreros de Cerámica Neuquén amenazados con una orden de remate de la fábrica o los movimientos sociales; no solo fortalecería la lucha de salud sino las de otros sectores. Sería una experiencia importante en el camino de construir organizaciones de coordinación más permanentes, que sean alternativa a las direcciones burocráticas de los sindicatos, que siempre buscan dividir las luchas, debilitándolas.
En Neuquén tenemos la experiencia de Asambleas Populares como durante el Cutralcazo, y en otro nivel la de la Coordinadora Regional del Alto Valle, que agrupaba al Sindicato Ceramista y los obreros de Zanon, al ese entonces Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), agrupaciones opositoras de ATEN, de ATE, entre otras, junto a los partidos de izquierda. La Coordinadora fue importante no solo para unir reclamos sino también para exigir, y muchas veces conseguir, que la CTA convocara a paros y movilizaciones provinciales, por ejemplo frente a intentos de desalojo en Zanon.
Desde la Violeta Negra y el PTS, siendo parte de este proceso profundo en salud, apostamos al desarrollo de la coordinación y del apoyo popular a la primera línea, así como las medidas contundentes como los piquetes en Vaca Muerta. Si el 2020 fue la derecha la que “ganó las calles” con sus banderazos reaccionarios, el 2021 son las y los trabajadores los que están marcando, en las calles y las rutas, cuál es la agenda de los trabajadores y sectores populares. |