El día de ayer el presidente Alberto Fernández dijo que los hospitales se habían distendido por atender a pacientes con otras patologías por fuera del COVID. Las trabajadoras y los trabajadores nos preguntamos ¿Cuál es la función de la salud pública?
El discurso del presidente puso de enemigos al personal de salud, y eso fue consciente. Volvió a afirmar la responsabilidad individual frente a la pandemia, cuando los hisopados y la vacunación son responsabilidad del gobierno. Por eso generó tanta bronca e indignación en los equipos de salud.
Filas de más de tres cuadras y largas horas a la intemperie, turnos para hacerse hisopados, falta de camas de terapia y piso de COVID lleno, son solo algunos de los problemas a los que se debieron enfrentar tanto los trabajadores de salud del Hospital Posadas como sus pacientes. “Nos piden que hagamos magia, pero el hospital sigue siendo el mismo” dice una enfermera. “Está todo lleno y empezaron a internar a pacientes COVID en otro piso. Esto es crítico” Dice un médico. “Tuvimos que explicarle a los pacientes que ya no podían venir al hospital a tener su turno, sino que todo pasa a ser atención virtual por videollamada cuando la mayoría de ellos ni siquiera tiene acceso a internet” dice una administrativa. Son solo algunas voces del personal de salud que vienen enfrentando en la primera fila la pandemia desde hace más de un año, con jornadas de trabajo agotadoras, extenuantes y sin percibir el reconocimiento necesario en sus sueldos, como se evidenció en las movilizaciones y reclamos de los trabajadores de salud municipales de La Matanza cuyo sueldo básico ronda los míseros 9000 pesos.
Sin embargo, el gobierno no definió atender estas urgentes demandas del sector de salud; lo que sí definió fue fortalecer a sus fuerzas represivas en las calles (para darles más poder de control). Durante meses hablaron de los “héroes” de la salud… pero para el gobierno ¿quiénes son los verdaderos “héroes” entonces?
Desde que comenzó la pandemia hubieron 78.000 trabajadores de salud contagiados y 500 fallecidos a nivel nacional. Con estas cifras y con hospitales al borde del colapso, no es muy atinado opinar que los trabajadores de la salud nos distendimos. Lo que el presidente no quiere ver es que la salud pública atiende pacientes con diversas patologías. Son pacientes que durante todo el año pasado no pudieron acceder a un turno por verse los hospitales con la atención dirigida exclusivamente al COVID, los cuales hoy por hoy regresan al hospital con sus patologías más agravadas y en estado crítico por no haber continuado con el tratamiento o por no haber tenido los controles necesarios. Lo que el presidente no entiende - o no quiere ver- es que cuando hablamos de defensa de la salud pública lo hacemos peleando por una salud que sea universal y de acceso irrestricto para todos los pacientes, patologías, y dolencias con las que vienen.
“Tuvieron todo un año para aprender a cómo manejarse con la pandemia, para pensar y ejecutar un presupuesto e insumos acordes para que los hospitales cuenten con todo lo necesario para la atención y aún así, siguen responsabilizandonos, siguen diciendo que la culpa la tienen los pacientes o nosotros los laburantes” protesta otra trabajadora de salud. “Nos dicen que es problema individual el contagio, pero no es nuestra culpa tener que viajar apretujados en el tren o el colectivo, sin ninguna medida sanitaria. Tenemos que salir a trabajar sino nuestra familia no come” argumenta un paciente. Es que en el discurso del presidente, brilló por su ausencia las medidas sociales como un IFE que sea acorde a la canasta familiar. El preocupante dato de que el 42% del país se encuentra sumido en la pobreza, tampoco fue tenido en cuenta para tomar medidas urgentes en pos de mejorar la calidad de vida de la población.
La crisis sanitaria se ve también en los cierres de clínicas que atendían PAMI y IOMA como la San Andrés o irregularidades en el cobro de sueldos como en la Clínica Constituyentes. Y son, nuevamente, las y los trabajadores de la salud con sus pacientes quienes salen a pelearla, quienes están en la primera fila de las movilizaciones y asambleas para reclamar por sus derechos. “Al presidente le diría que cambie sus asesores porque la salud no está relajada, está en pie de lucha por sus salarios dignos y condiciones laborales dignas” Agrega un trabajador de la Constituyentes. Pero es difícil pensar en que los trabajadores puedan tener un sueldo acorde a la canasta básica o que la población pueda tener acceso a la salud universal si en lo que va de la segunda ola el presupuesto a salud bajó un 12%, mientras se destinaron $ 116 584 millones del Presupuesto Nacional al pago de intereses de deuda pública.
Estamos ante un problema enorme de falta de vacunas, mientras en la zona norte son los trabajadores del laboratorio Mabxcience quienes producen el principio activo de la vacuna pero luego no la ven aplicadas a ellos o a sus familias, sino que se van a otros países. Pero es acá, en nuestro país donde las y los trabajadores tienen la capacidad de producir las vacunas y hacer una planificación racional de distribución para uso nacional. Es por eso que nuestro compañero Nicolás del Caño presentó un proyecto que declara utilidad pública esta empresa. Necesitamos la unificación del sistema de salud (público, privado y de las obras sociales) en manos de los trabajadores para realmente saber y disponer de todas las instalaciones que tiene la salud. Muestras sobran de la capacidad que tenemos las y los trabajadores, de la experiencia recorrida en los hospitales públicos para saber qué es lo que se necesita para mejorar la salud pública.
No presidente, no estamos distendidos, estamos las 24 hs peleando en nuestros hospitales, y de ser necesario en las calles como el gran ejemplo de Neuquén, para que la salud sea realmente de acceso universal para toda la población. Es en esa provincia donde cada día que pasa se avanza un paso más en la unidad y coordinación de los sectores en lucha, empezando por la comunidad de salud que salieron a reclamar por sus condiciones de trabajo, a quienes luego se unieron los ceramistas y el pueblo. Esa coordinación y unidad es la que queremos impulsar y reforzar este sábado 17 en un gran encuentro de los sectores en lucha. Porque nos damos cuenta que luchar sirve, y que con la coordinación podemos pisar mucho más fuerte por nuestros derechos.