Hace 12 años que la comuna de Calama fue declarada zona de saturación por material particulado MP10, una forma elegante de denominar a las zonas de sacrificio, producto de las partículas contaminantes de la industria minera, como la Fundición de Chuquicamata, el relave El Talabre que acumula elementos tóxicos desde la mitad del siglo pasado, la existencia de la única fundición de plomo en el país de la empresa RAM, y por ser una comuna rodeada por más de 30 faenas mineras.
Desde el año 2009 que se espera la ejecución del Plan de Descontaminación de Calama, y a pesar de que éste ha dormido hace más de una década, el miércoles recién pasado en la Comisión de Medio Ambiente del Senado no se pudo dar inicio a este plan porque la firma que falta, la del biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, no fue plantada para llevar el proyecto adelante.
El argumento de Jobet para no firmar el esperado plan, el que fue respaldado por más de 15 mil personas de la comuna, es que CODELCO estimó que el costo del proyecto es de US$300 millones, mientras que desde el Ministerio del Medio Ambiente sería de US$30 millones. Ante esta diferencia de costos, es que el Biministro excusó su firma, provocando así en la Comisión la necesidad de una mediación entre CODELCO, Medio Ambiente y Minería para mediar la diferencia impuesta por las estimaciones de la compañía minera estatal.
Por otra parte, ahora ad portas del plan, CODELCO se mete en el proyecto, cuando este último desde un principio no contemplaba la intervención de la minera, dado que esta no es una institución como los Ministerios que deben incidir en la decisión y ejecución de un proyecto de estas características. Además, en el momento que se pudo la cuprífera del Estado nada planteó, siendo que administra y opera las Estaciones de Monitoreo Ambiental. Ahora se da el lujo de hacer estimaciones presupuestarias, de las que se agarra Jobet, mostrando los intereses que hay más en las ganancias de miles de millones de dólares que la salud de la población, llegando al punto de provocar algo que está por fuera de la normativa legal, como el hecho de conciliar entre ambos presupuestos, cuando ya se habían realizado análisis económicos previos y había sido respaldado por unanimidad.
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Para combatir la contaminación, es necesaria la reconversión tecnológica de la industria bajo el control y gestión obrera junto a la comunidad de CODELCO
Ante el desprecio mostrado por el biministro Jobet, junto al directorio de CODELCO a las familias trabajadoras y el pueblo pobre, no hay certeza de la ejecución del Plan de Descontaminación o si seguirá durmiendo como lo ha hecho hace más de 10 años.
Claramente con estos hechos, se demuestra la lógica de grupo privado que tiene la compañía minera de “todos los chilenos”, poniendo las ganancias por sobre la vida de las personas, incluso un escenario donde el precio del cobre vuelve a tener valores similares a los niveles históricos del año 2011. A esta lógica de atentar contra la salud de nuestras familias, también se suma los intentos de privatizar la compañía a través de la subcontratación de áreas importantes de la minera.
Además el directorio de empresarios elegidos por Piñera más el “representante” de las y los trabajadores en la dirección de la empresa estatal, no pueden ser tan caraduras de quejarse de lo costoso que es el Plan de Descontaminación, cuando entregaron casi cuatro veces más de dinero a las F.F.A.A. y represivas del país a través de la Ley Reservada del Cobre, durante el año 2020, llegando a los US$1.048 millones de dólares a través del 10% de gravamen de las ventas del cobre.
Necesitamos que las prioridades sean realmente invertidas, y el directorio de la estatal ha mostrado que está lejos de los intereses de las y los trabajadores y la población. Por lo que en CODELCO está planteada la necesidad de luchar por el control obrero de la producción, es decir, la necesidad de fortalecer los sindicatos como organismos, que basados en la organización y la confianza en la fuerza de las y los trabajadores, se levanten de forma paralela al directorio formado por empresarios elegidos por Piñera y una representación burocrática de los trabajadores a través de la FTC, ejerciendo una verdadera fiscalización y control sobre las políticas productivas y organización de la compañía estatal. Porque el control obrero de la producción debe estar destinado a poder reducir a su máximo posible también el impacto ambiental que tiene actualmente la industria minera sobre la salud de nuestras familias y comunidades.
Somos conscientes que una política como esta, tendrá respuesta y resistencia por parte del gobierno, los políticos del régimen y los empresarios que se hacen carrera en CODELCO, incluso que podrían amenazar con despidos, retraso en los proyectos que se han invertido durante los últimos años, además de probables amenazas de la inviabilidad de la compañía para entregársela a los privados. Ante esta posibilidad, será una necesidad avanzar del control obrero de la producción a la gestión directa por parte de las y los trabajadores junto a las comunidades de CODELCO, a través del cual no sólo se garantizará la vigilancia sobre la producción, sino la administración completa en términos de políticas productivas, laborales, económicas y también como la reconversión tecnológica total de la industria de la compañía estatal, para poner verdaderamente los recursos al servicio de nuestras familias y la salud del conjunto de la población.
Para esto necesitamos poder impulsar una corriente de trabajadoras y trabajadores revolucionarios que en CODELCO pelee en esta perspectivas, por recuperar lo que nos pertenece y que sea capaz de superar a cualquier dirigencia sindical que se oponga a las necesidad del pueblo trabajador en favor de los empresarios. |