Este domingo 25 de abril se realiza la 93.a entrega de los Premios Oscar, en una ceremonia atípica, que en medio de la pandemia mundial debió ser retrasada dos meses y organizada con múltiples cuidados sanitarios. A diferencia de los años anteriores, esta vez será trasmitida desde tres ciudades: Los Angeles, París y Londres; la sede principal en Estados Unidos será al aire libre, en Union Station, la estación ferroviaria más grande de la ciudad. Poder sostener este evento es importante para todos los intereses que mueve la industria audiovisual: la televisación de los premios, con la alfombra roja y el desfile de estrellas, es un negocio internacional que a pesar de venir perdiendo audiencia, genera importantes ganancias.
En más de un año de expansión mundial del Covid 19, el mundo del cine atraviesa cambios históricos. Por un lado han cerrado miles de salas en todo el mundo, se han caído rodajes y perdido miles de puestos de trabajo y suspendido grandes festivales y otros solo se realizaron online; y por otro lado los grandes ganadores son las plataformas de streaming que han avanzado a grandes saltos multiplicando sus ganancias y conquistando millones de suscriptores aquí y allá. Es así que el interés en los Oscar es también parte de su agenda de expansión, por eso Netflix festeja tener 35 nominaciones en los diferentes rubros, un objetivo que año a año se dan con la intención de ganar prestigio e imponer su impronta en la industria audiovisual.
Al mismo tiempo esta ceremonia se realiza en medio de un debate sobre “el futuro del cine”, ya que la crisis del coronavirus aceleró tendencias que venían evolucionando a menor ritmo. ¿Las salas se volverán definitivamente un espacio de lujo solo para sectores muy acomodados? ¿Habrá una retirada a los hogares con campañas de ventas de nuevos equipamientos home-cinema? ¿Y quién podrá acceder a ellos cuando los índices de pobreza no dejan de crecer? ¿Cuál será el costo en el lenguaje, ya bastante standarizado, si la experiencia colectiva de la sala fuera reemplazada por el consumo hogareño y “la pantalla chica”?
Los Oscar están históricamente “sobrevalorados”; mientras existe una amplia y diversa producción cinematográfica a nivel mundial, estos premios se centran en las películas de habla inglesa, principalmente norteamericanas y como plataforma de lanzamiento de futuros “tanques”. Valiosas producciones que figuraban en las preselecciones más amplias finalmente quedaron por fuera.
Otro debate reiterado que hace varios años cruza la Academia (Academy of Motion Picture Arts and Sciences) son los cuestionamientos sobre la poca diversidad tanto en la conformación de sus miembros como en la selección de películas. En 2015 y 2016 se hizo conocida la consigna “Oscar so white” [Oscar demasiado blanco] que denunciaba como casi no había nominaciones para actores y directores negros. Parece que este año, y con el aliento en la nuca del Black Lives Matter, se propusieron mostrar una cara más amigable con una selección que atienda a una “mayor diversidad” y entre los nominados en todas las categorías hay varios afroamericanos. Ahora en 2021, con el recuerdo fresco de las denuncias impulsadas por el movimiento “Me too”, es la primera vez que dos mujeres están nominadas como mejor directoras. En 93 años solo hubo 5 mujeres nominadas..., y ahora se suman dos.
Pero detrás de los negocios, los intereses políticos y el glamour, están las películas, y muchas de ellas aportan historias interesantes, personajes bien construídos y destacados elementos de la realización. Otras, como siempre, representan más el lobby de la productora que la impulsa que valores cinematográficos. En las reseñas publicadas en La Izquierda Diario cubrimos todas las nominadas a mejor película y unas cuantas de otras categorías.
Una mirada de las nominadas a “mejor película”
Nomadland, de la directora chino estadounidense Chloé Zhao, tiene 6 nominaciones. A partir de una historia personal retrata las consecuencias sociales y económicas de la crisis del 2008 en Estados Unidos. Es una película que abrió diversos debates. En su reseña Diego de Angelis comenta: “la carretera se convertirá de pronto en una nueva tierra prometida para una vida sin ataduras, lejos de la asfixia que produce la convención del hogar familiar. Así las cosas, la fuerza –política– que podía advertirse al comienzo de la historia quedará reducida finalmente a una exposición edulcorada de buenas intenciones”.
Mank, de David Fincher, es una de las más nominadas y la gran apuesta de Netflix. La película sobre el guionista de El ciudadano Kane ha generado diversos debates y destacados críticos y ensayistas cuestionan su argumento. La historia se basa en una antigua controversia sobre quien realizó los principales aportes detrás de esta obra. En esta nota se recorren las posturas.
Judas y el mesías negro, de Shaka King, trata de Fred Hampton, líder de las Panteras Negras, y el infiltrado del FBI que planeó su asesinato. Es una de las nominaciones parte de la estrategia de “lavada de cara” de Hollywood ante las reiteradas críticas. Una valiosa película que rescata la historia poco conocida de las Panteras Negras en Estados Unidos. En una de las notas publicadas, un corresponsal de Left Voice que conoció a Hampton reseña la película.
Minari, de Lee Chung, con seis nominaciones, está inspirada en la vida de su director y aborda la historia de una familia coreana inmigrante en Estados Unidos. Celina Demarchi comenta en su reseña: “Aunque algunos hechos fueron cambiados, el cineasta deja un film sincero, emotivo y sobrio sobre el desarraigo, la adaptación y la búsqueda, llena de dificultades, de cumplir un sueño en Estados Unidos, el ‘sueño americano’. Un constante vaivén entre pequeños avances y grandes retrocesos, nacer y renacer”.
El sonido del metal, de Darius Marder, cuenta la historia de un baterista de heavy metal que pierde en poco tiempo buena parte de su audición. Sobre la destacada actuación de su protagonista Julio Urquía comenta en su reseña: “En este punto todo el peso de la trama cae sobre los hombros de Ahmed que tiene una actuación convincente y por momentos emocionante, transmitiendo toda la angustia de una lucha interna por su identidad”.
El juicio de los 7 de Chicago, de Aaron Sorkin, es otra de las grandes apuestas de Netflix con seis nominaciones en estos premios. La película retoma un hecho ya visitado por el cine diversas producciones, entre ellas una de Jean Luc Godard. En esta nota que escribimos junto a Javier Gabino recorremos los distintos intereses que cruzan al cine y la historia.
Hermosa venganza (una joven prometedora) es la ópera prima de Emerald Fennell, y junto a Chloé Zhao son parte de la histórica nominación de dos mujeres en esta categoría. Meke Paradela analiza algunos aspectos en su reseña: “La película trata (y se posiciona) sobre las cuestiones que subyacen y rodean al sistema patriarcal, en donde las mujeres padecen sus consecuencias en un estado de vulnerabilidad y pone de manifiesto la realidad ante la violencia machista. Sin embargo, la salida que le imprime esta comedia negra es completamente individual”.
El padre, de Florian Zeller, tiene seis nominaciones incluyendo mejor película y especialmente mejor actor para Anthony Hopkins. En esta reseña comentábamos al respecto: “En el film El padre todos los aspectos toman una densidad particular a través de la destacada interpretación de Anthony Hopkins y especialmente con las distintas elecciones formales en cuanto al punto de vista elegido para contar esta historia”.
Además de las nominaciones a mejor película, publicamos reseñas de producciones de distintas categorías algunas a mejor documental, El agente topo y Mi maestro pulpo, o de mejor película internacional Otra ronda, entre otras.