En un anuncio en las redes sociales, el intendente kirchnerista, dio cuenta de las lamentables cifras de 300 casos y 7 muertes en promedio diario. También de la falta de camas y respiradores. No quedan camas libres en todo el municipio, tanto a nivel público como privado. Un panorama que ya se venía anticipando.
Adelantándose a las nuevas medidas nacionales y provinciales, siguiendo el pedido de Kicillof de mayores cierres en todo el AMBA. En Tigre, mediante un decreto, anunciaron cierres y restricciones. Sin embargo en la provincia de Buenos Aires hay diez clínicas cerradas, entre ellas en la zona norte la clínica San Andrés en Caseros que fue cerrada mientras sus trabajadores exigen su reapertura, teniendo disponibles 12 camas UTI, 12 respiradores y 90 camas comunes para atender la pandemia.
¿Por qué no se preparó el sistema sanitario y social para la segunda ola?
Es probable que mayores cierres se anuncien hacia el final de semana, como parte de las medidas para moderar el aumento exponencial de casos a nivel nacional, como los ya anunciados en la localidad tigrense.
La pregunta es, porqué se satura el sistema de salud. Por qué no lo prepararon cuando ya se sabía que la segunda ola se venía. Aún desde el municipio, cuando llevan un registro bastante puntilloso de los índices de riesgo y la tendencia al crecimiento de casos y letalidad, no se prepararon. En Tigre están las grandes automotrices como Ford y Volkswagen. ¿Por qué no se les exigió que hagan respiradores si su capacidad productiva y tecnológica lo permite? ¿Por qué el intendente no logra explicar por qué no puso más camas?
Medidas que profundizan la desigualdad
Plazas, polideportivos, el Puerto de Frutos y todas las ferias barriales, son algunos de los lugares que cerrarán como parte de las medidas. En cuanto al aumento de camas, solo la promesa de incorporar 36 más, sin fecha concreta.
En el aspecto económico solo dijo que iba a dar ayudas a los sectores afectados por las medidas de cierre. Desde la página del Municipio, sólo se comunican exenciones tributarias a rubros como turismo, gastronomía, entretenimiento, gimnasios, salones y lugares de aprendizaje privado, entre otros. Medidas que sólo percibirán hacia adelante.
En cuanto al cierre de ferias barriales, como la de Los Troncos, Las Tunas o La Paloma no hay ningún anuncio de ayuda. Teniendo en cuenta que son actividades no registradas y quienes las realizan son las familias más humildes que viven el día a día. Sobre todo mujeres sostenes de hogar que salen a pelear el mango como único ingreso. El intendente, si decide cerrar por una cuestión sanitaria, debería garantizar un IFE municipal de $40.000 a todos los sectores populares.
La contracara de esta situación se ve en la opulencia y grandes terrenos ajardinados donde viven los ricos como en Nordelta. Sin olvidar que para el intendente (que casualmente vive en un barrio privado) y cobra alrededor de $417.000 mensuales, en su anuncio salió a decir que quiere cuidar a los vecinos “como a su propia familia”. Una familia donde, curiosamente, se hacen muchas distinciones (de clase). Con el sueldo del intendente, se podrían adquirir casi dos camas UTI a un valor de $250.000 cada una.
¿Dónde tiene puestas las prioridades uno de los municipios más ricos del conurbano?
En las fábricas más grandes de la localidad continúa la producción de mercancías, debiendo trasladarse sus trabajadores todos los días en transporte público, trenes y colectivos hacinados. También hay cientos de casos en las automotrices de la zona, contrariamente al negacionismo del presidente.
Los countries y las patronales viven su “normalidad” de ganancias, porque los que se exponen para producirlas día tras día son trabajadoras y trabajadores, en blanco y también informales, quienes están obligados a salir a violar decretos para no morir de hambre.
El municipio de Tigre fue uno de los primeros, junto con el de Pilar, en la cuarentena del 2020 en habilitar que las trabajadoras domésticas y jardineros vayan a los countries, no por preocupación hacia dichos trabajadores, que ni siquiera controlan que estén en blanco, sino porque los ricos no podían hacer las tareas del hogar.
Está claro que el cierre por sí mismo es una medida que no afecta a todos por igual, mientras algunos tienen enormes viviendas y viven muy bien, otros viven hacinados en muy precarias condiciones. Cuando en plena pandemia y crisis habitacional los vecinos del Barrio Garrote tomaron los edificios abandonados para lograr una mejor calidad de vida, el intendente junto con la gobernación los amenazaron día y noche para que se vayan.
El kirchnerismo que no puede garantizar la vacunación para la población y no puso el sistema de salud a la altura de las necesidades, condena sin dar IFE a los necesitados a una mayor pobreza. Ahora en Tigre con estas decisiones, los platos rotos los paga el pueblo trabajador.
|