En esta nota nos proponemos analizar qué pasó con los ingresos en el último trimestre del 2020 después de un año signado por la pandemia del Covid 19 y las ASPO, acorde al informe publicado por el INDEC en base a los datos de la Encuesta Permanente de hogares [1].
En una nota anterior se evidenció como la pandemia golpeó sobre un mercado laboral que ya venía afectado por el arrastre de la crisis desde 2018, pero también por problemas estructurales de precariedad extrema que se agudizan con cada ciclo de saqueo de la deuda. El deterioro en la situación laboral de la población marcada por el aumento de la desocupación, la subocupación y el pasaje forzoso a la inactividad de muchos trabajadores, tuvo como es de esperar impacto en los ingresos con los que cuentan los hogares.
Según muestra el informe de Indec en el total de aglomerados que releva la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se observa en el cuarto trimestre un descenso de 752.947 personas ocupadas con ingresos respecto del último trimestre en 2019.
Como consecuencia de esta baja de los ingresos laborales el total de población que contó con algún tipo de ingreso resulta menor, así el porcentaje de perceptores de ingresos es de 58,6 % más bajo que en 2019 (61,5 %) lo cual va a tener impacto en los recursos de los hogares.
Entre los que pudieron mantener su trabajo, es decir el conjunto de los ocupados (entre ellos cuentapropias y asalariados), el ingreso promedio fue de $ 33.217 mientras que en el caso específico de los asalariados el monto promedio estimado asciende a $ 36.246 lo cual significó respecto al mismo periodo de 2019 un aumento interanual del 32,4 %. No obstante, dicho aumento en valores nominales no implicó una mejora en la capacidad de compra por parte de los trabajadores.
En una nota del Observatorio de les Trabajadores en la Pandemia de la Izquierda Diario se muestra que el salario real cayó un 3 % durante 2020 como producto de un crecimiento menor de los salarios nominales (30 %) en relación a la inflación (36 %), caída que fue mayor para los asalariados en el sector público respecto a sus pares en el sector privado, y que tiene como contracara el aumento de la ganancia empresaria.
Los más perjudicados por la pandemia y las ASPO como se mostró son los trabajadores informales y los más precarizados, según los datos analizados por el INDEC correspondiente al 4° trimestre de 2020 se registró una disminución de 469.122 trabajadores asalariados con ingresos sin descuento jubilatorio mientras que en el caso de los que tienen ingresos con descuento jubilatorio la disminución fue de 286.976 trabajadores.
De dónde provienen los ingresos de los hogares
La mayoría de los ingresos que perciben los hogares provienen de las horas de trabajo de sus miembros y en una menor proporción se asocian con jubilaciones y pensiones, cuotas alimentarias o ayudas monetarias de otros hogares, ayudas sociales del gobierno o alquileres entre otros. A lo largo del 2020 resalta en la composición de los ingresos por el tipo de fuente una disminución del peso de los ingresos laborales y un aumento de los provenientes de fuente no laborales en el total de ingresos familiares. En tanto en el cuarto trimestre de 2019 el peso era de 72,8 % y 27,2 % respectivamente, los ingresos producto del trabajo registran su peso más bajo en el tercer trimestre de 2020 (69,4 %) y en el cuarto trimestre del mismo año se ubican en el 72 % apenas por debajo del año anterior. Sin embargo, la composición de los ingresos de acuerdo a su fuente es desigual entre los hogares, en aquellos donde los ingresos por miembro (ingreso per cápita familiar) son más bajos con mayores niveles de desocupación, subocupación y trabajos más precarios el peso de los ingresos laborales representa la mitad de sus ingresos, a diferencia de los hogares con mayores recursos donde representan casi el 75 % de sus ingresos.
Al considerar la situación laboral de los miembros de los hogares el informe da cuenta que en los hogares más pobres el número de personas no ocupadas, es decir desocupadas e inactivas, es de 369 cada 100 personas ocupadas; por el contrario en los hogares de más altos ingresos esta relación desciende a 53 no ocupados por cada 100 ocupados. Esta situación tiene su correlato en la disponibilidad de ingresos, así el número de los que no acceden a ningún tipo de ingresos asciende a 180 cada 100 perceptores de ingresos en los hogares ubicados en los niveles más bajos de la escala ordenada según el ingreso per cápita familiar, mientras que en los hogares ubicados en el nivel superior de la escala se registran 19 no perceptores de ingresos por cada 100 que cuentan con ingresos.
Las brechas en los ingresos
La desigualdad de ingresos entre los hogares se acentuó durante los trimestres de 2020 respecto al último trimestre de 2019, tal como se constata al comparar la brecha o cociente entre el ingreso medio per cápita familiar de los hogares ubicados en el nivel más alto de la escala (decil 10) en contraposición con el correspondiente a los hogares del nivel inferior (decil 1). A fines del 2019 el monto del ingreso medio por miembro en los hogares mejor posicionados era 16 veces más alto que el ingreso con el que contaban los hogares con menores recursos, en el cuarto trimestre de 2020 esta diferencia ascendió a 18 veces.
La débil recuperación económica que se viene registrando en los últimos meses apenas cubre parte de la caída del 2020 y es muy heterogénea entre los distintos sectores de la economía. Con un sombrío panorama económico se imponen nuevas restricciones frente al aumento en el nivel de contagios y la segunda ola del COVID-19 con impacto negativo en especial para los sectores más perjudicados durante el 2020 sumado a un salario mínimo vital y móvil que se ubica por debajo de la canasta de indigencia y cuyo próximo aumento se prevé se ubicará por detrás de la inflación.
Con un nivel de pobreza que en el tercer trimestre afectó al 42% de la población, con 19 millones de pobres, la política económica del gobierno lejos de ser una política que apunte a disminuir la brecha entre ricos y pobres la sigue profundizando garantizando el pago de la fraudulenta y odiosa deuda externa. Los ingresos populares bajaron por tercer año consecutivo a partir de los acuerdos del 2018 con el FMI, no hay grieta en ese punto. Mientras avanza la pandemia todas las fichas están puestas en garantizar la succión de fondos y ni siquiera el presupuesto 2021 contempló el marco de pandemia y las necesidades de la población.
[1] Indec, Evolución de la distribución del ingreso (EPH). Informes técnicos, Vol. 5, n°61 |