El pasado domingo 9 de mayo, vecinos de Guernica, militantes del PTS y La Red de Trabajadores Precarizados, volvieron a colaborar en la construcción de casas. Una jornada que incluyó feria del plato e intercambios de experiencias.
“Solidaridad de clase” es una frase que enarbola un significado muy profundo. Busca la unidad de los trabajadores para la lucha contra los empresarios y sus gobiernos, responsables de arrojar a la pobreza y dejar sin trabajo a millones de personas. Esa solidaridad de clase que promulgamos, tiene el objetivo de dar pasos firmes en la construcción de una verdadera unidad entre ocupados y desocupados, que luche contra este sistema podrido. En este sentido seguimos poniendo nuestras ideas y esfuerzos a disposición del barrio y su lucha.
Así fue que el pasado domingo, un numeroso grupo de militantes del PTS y de La Red de Trabajadores Precarizados, nos acercamos nuevamente al barrio recuperado La Nueva Unión, para trabajar en la construcción de casitas, junto a con vecinos.
Se sumó también, una familia entera, de los vecinos de la ex Toma de Guernica, hoy organizados en la Asamblea Permanente, de esa localidad.
Las primeras horas del día anunciaban un domingo fresco pero soleado. Ideal para trabajar en el predio y pasarla bien. Unos días antes la nueva Comisión de Mujeres del barrio, había votado su jornada de trabajo para este mismo día y también entre las mujeres de este espacio hicieron una bandera que las identifica, con el lema Comisión de mujeres: “¡Ni una menos!”.
En otra parte del predio, decenas de vecinos se organizaban a pulmón y trabajaban de forma colectiva para darle al barrio una mejor habitabilidad para poder quedarse con sus hijos estos días de frio que se avecinan. Para estas tareas, vecinos de barrios cercanos, donaron chapas, tirantes, clavos y herramientas.
No faltó el parlante para musicalizar y ponerle onda a la jornada que prometía dar sus frutos con el esfuerzo colectivo de los vecinos y quienes colaboramos con su causa.
Pasado el mediodía el humito de las parrillas recorría todo el predio. Era hora de sentarse a comer, tras una improvisada colecta. Todo esto, mientras se tiraba abajo una casilla deteriorada y allí se ponía en pie las primeras bases de algo más grande. En ese lugar se construirá un proyecto para ayudar a los vecinos, especialmente mujeres y niñes del barrio, que luego la comisión de mujeres decidirá si será un comedor y/o escuelita. Así, este proyecto se sumará a colaborar con el resto de los emprendimientos solidarios que ya existen en el barrio Nueva Unión.
Nos dividimos las tareas para abarcar la mayor cantidad posible. No había trabajo para “hombres” o “mujeres”, sino que de forma colectiva todos hacíamos lo que sabíamos y podíamos aportar . Desde enseñar a apisonar un tirante, clavar chapas y madera o prender el fueguito para el asado que alimento de historias de lucha y aprendizajes una jornada de trabajo colectivo entre laburantes, entre fotos risas y gotas de sudor. La solidaridad de los de abajo puede más que la avaricia y sed de ganancias de los de arriba.
Es que luchamos por un mundo distinto e igualitario. Donde no haya empresarios que vivan a costa del trabajo de otro. Donde el “sálvese quien pueda” o “pisar la cabeza al otro”, sea las formas individualista con las que el capitalismo nos educa a “vivir bien”.
Por el contrario, mientras de manera colectiva nos organizamos para levantar palo por palo, las casitas de cada vecino sin hogar, las defendemos ante cualquier ataque del Estado, ponemos en pie proyectos que aunque no resuelven las necesidades de fondo, mientras ayudamos, nos organizamos y luchamos porque en este país, y en perspectiva en este mundo, no haya nadie que pase hambre, le falte un techo ni un trabajo genuino. Y para estas ideas también nos proponemos lograr sumar a los vecinos de los barrios recuperados y a cada trabajador a la militancia revolucionaria por estas ideas. Sólo confiando en sus propias fuerzas y autoorganización.
El sol se iba retirando, y con él, el domingo. Los que viven lejos, comienzan el retorno a sus hogares, los del barrio agradecidos festejan los avances del día, no quieren descansar y ya piensan en las próximas jornadas.
Hay mucho por hacer, y no hay tiempo que perder. El Estado sigue con sus amenazas y hostigamiento. Los vecinos se organizan e incrementan la confianza en sí mismos. Necesitan estar 100% alerta por que es muy necesario defender el barrio.
Feria del plato: La segunda y exitosa actividad de la Comisión de Mujeres
Hacia la otra punta del predio, donde de a poco se construye un nuevo comedor, la Comisión de Mujeres impulsaba una Feria del Plato para recaudar fondos para el mismo. En los alrededores del comedor, habitan muchas madres solteras, quienes hacen malabares entre su trabajo y sus hijxs, para poder darles todo lo que necesitan.
La Comisión de Mujeres votó mediante una asamblea el pasado sábado 8, aportar en una jornada solidaria, ofreciendo merienda para lxs niñxs del predio, donaciones de ropa, entre otras actividades.
A su vez, Nicole, de la Asamblea Permanente de Vecinxs de Guernica, se sumó a asistir a las vecinas, quienes realizaron una nueva bandera de la Comisión, la cual se llevará al frente en futuras movilizaciones, siendo un nuevo emblema en la lucha por la tierra.
En la bandera, se lee “Comisión de Mujeres, Nueva Unión”, y un poderoso “Ni una menos”, con un puño levantado: las mujeres del barrio de R. Castillo, se calzan al hombro la lucha por la vivienda, y la lucha ante la violencia machista.
Así como la Comisión de Mujeres de Guernica, las mujeres del barrio La Nueva Unión, comienzan a autoorganizarse, para asistirse entre ellas, y formar una nueva vanguardia al frente de la lucha por vivienda y trabajo genuino para todxs.