Principalmente madres de desaparecidos y familiares, así como amigos y activistas, se concentraron sobre la avenida Federalismo al cruce con Morelos, en la zona Centro de Guadalajara.
“Nada que festejar, es hora de exigir”, fue la consigna de las madres de familia que buscan a sus hijos desaparecidos en Jalisco y que marcharon en Guadalajara y Chapala para denunciar a las autoridades su falta de resultados.
Resaltan los caso de las desapariciones grupales, la última, ocurrida apenas el viernes, cuando tres jóvenes hermanos fueron sacados de su domicilio en la colonia San Andrés, por un grupo de pistoleros encapuchados. Éstos jóvenes fueron los hermanos Ana Karen, Luis Ángel y José Alberto González Moreno.
Posteriormente, las madres y quienes acudieron a la cita, se movilizaron a Casa Jalisco, residencia oficial del gobernador Enrique Alfaro, quien no se atrevió a dar la cara. En las inmediaciones, gritaron consignas y colgaron las fotografías y los nombres de los desaparecidos.
Así mismo, a las 18 horas, integrantes del colectivo Por Amor a Ellxs organizaron una “Velada por nuestros hijos desaparecidos”, en la que se reunieron para renovar el mural en la Glorieta de los Desaparecidos, sobre Avenida Federalismo, en el que se exige justicia y se recuerda a las personas desaparecidas. Ahí se encuentra plasmada la frase "#HastaEncontrarles".
Fueron varios grupos los que tocaron mientras se retocaba el mural, se colocaron veladoras, hubo poesía y comida.
En Chapala, madres del colectivo Guerreras Unidas por Chapala marcharon y pusieron de manifiesto que no tienen nada que celebrar mientras sus seres queridos no regresen a la casa que les vio partir.
Por otro lado, la marcha se replicó en la propia CDMX, pues manifestantes se congregaron desde las 10:00 horas en el Ángel de la Independencia, donde exigieron a las autoridades dar con el paradero de las casi 80 mil personas que se encuentran desaparecidas en el país, según cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda.
“¿Qué es lo que queremos? ¡Justicia!”, exclamaban las madres de las víctimas mientras caminaban sobre Paseo de la Reforma como parte de la Décima Marcha por la Dignidad Nacional, que llegó al Monumento a la Revolución.
Si bien es cierto que el número de personas desaparecidas se disparó durante los años más cruentos de la supuesta Guerra contra el Narco y que durante los gobiernos panistas y priistas, los principales sectores afectados fueron las mujeres, la juventud y los trabajadores, también es verdad que las masacres, secuestros y las fosas clandestinas, así como las denuncias de desaparecidos, no han cesado durante el gobierno de López Obrador.
Según datos de la institución oficial de búsqueda de desaparecidos en México y dependiente de la Secretaría de Gobernación, la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), los estados de Jalisco, Guanajuato y Tamaulipas encabezaron la lista de “personas desaparecidas y no localizadas” durante los primeros 22 meses del gobierno de la Cuarta Transformación-
En el mismo periodo, las entidades con el mayor número de fosas clandestinas fueron Veracruz, con 180; Sinaloa, con 153, y Colima, con 149. Mientras que el registro de cuerpos exhumados lo encabeza Jalisco, donde se recuperaron 605 cuerpos; le siguen Sinaloa, con 253; Colima, con 232, y Sonora, con 143.
Las y los asistentes a las marchas del 9 de mayo, denunciaron la ineficiencia del sistema de justicia, en el que no contentos con detener los procesos y averiguaciones con el pretexto de la pandemia (siendo que hay miles de personas desaparecidas desde hace años), delegan toda la responsabilidad, los costos y tareas de búsqueda sobre las familias trabajadoras, que reúnen todas sus fuerzas y recursos para localizar los restos de sus seres queridos.
Si algo deja claro todo esto, es que al Estado criminal le da lo mismo que sean 10 feminicidios al día o 605 cuerpos extraídos de las fosas clandestinas.
Mientras los muertos de la pandemia, del hambre y de la violencia del crimen organizado y la violencia patriarcal, los seguimos poniendo nosotros, el Estado se enorgullece de inyectar millones de pesos a las filas de la Guardia Nacional, cuando es bien sabido que factores como la militarización de nuestras comunidades y colonias (en especial habiendo pruebas de colusión entre las fuerzas armadas, el Estado y grupos de narcotráfico) propician los feminicidios, los juvenicidios, secuestros y desapariciones forzadas.
La lucha de las madres y familiares de desaparecidos debe ser abrazada por el conjunto de las y los trabajadores bajo la perspectiva de tirar abajo las políticas de militarización dictadas por el imperialismo estadounidense y obedecidas por los diferentes gobiernos en turno de México.
La desmilitarización del país permitiría un aumento al presupuesto a la educación, la salud, el transporte y trabajos dignos con salarios más que suficientes para que la calidad de vida del grueso de la población aumente y se reduzcan las condiciones que configuran los contextos de violencia, opresión y abuso que generan los decesos de nuestros hermanos de clase.
Pero eso no es suficiente, para acabar de fondo con la relación de subordinación entre EEUU y México, es necesaria una perspectiva anticapitalista y antimperialista a ambos lados del Río Bravo. |