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La Izquierda Diario
31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

ENCUENTRO JUVENIL ANTICAPITALISTA
Irene: “Somos revolucionarias. No queremos hacerle unas reformas al sistema, queremos tumbarlo”
Contracorriente

Publicamos la intervención de Irene, estudiante y trabajadora precaria, militante en Contracorriente y Pan y Rosas que fue una de las encargadas de abrir la discusión en el gran encuentro estatal del pasado 9M para poner en pie una juventud anticapitalista y revolucionaria dispuesta a “luchar hasta terminar de una vez por todas con este sistema de mierda y conquistar una sociedad libre de explotación, opresión y miseria, que para nosotras es el comunismo”.

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https://www.youtube.com/watch?v=0b5I5gaU2Ds
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Me llamo Irene, estoy en Contracorriente y Pan y Rosas y quería introducir un poquito la cuestión de por qué estamos aquí. Lo primero que quería decir es que me emociona mucho ver conectada hoy a tanta gente, lo que quiere decir que hay mucha rabia por organizar.

Quería empezar diciendo que realizamos este encuentro en el contexto de unas elecciones de Madrid donde ha salido otra vez la derecha y además en un contexto de crisis varias, sanitaria tremenda, social y económica y política y de legitimidad, donde ya nos convence ninguno, otra vez. Es en este contexto en el que, como dijo Alejandra, tenemos que reflexionar juntas cómo ponemos en pie una gran organización juvenil anticapitalista y revolucionaria. A mí me gustaría explicar por qué decimos anticapitalista y revolucionaria.

En primer lugar, somos anticapitalistas porque este sistema es una mierda y es incompatible con la vida y del planeta, un capitalismo caníbal que se nutre, literalmente, de las vidas de la clase trabajadora, del extractivismo… Un buen ejemplo es como después de año y medio de pandemia, con casi 3 millones y medio de muertes por coronavirus y más de 150 millones de personas contagiadas, los gobiernos siguen discutiendo si liberan las patentes de las vacunas sin que moleste mucho a las grandes farmacéuticas. Entre ellos, por cierto, el gobierno español, el más “progresista de la galaxia”, también ha sido uno de los que no había que liberar las patentes para no tocar los beneficios de las farmacéuticas.

Después de esta crisis enorme que hemos tenido todas, sin embargo, los beneficios de unos pocos se han multiplicado: las 20 personas más ricas del planeta que ya tienen la misma riqueza que 3.600 millones de personas han multiplicado sus beneficios en 1,77 BILLONES de dólares.

Además, esta pandemia no cae del cielo, sino que tiene que ver con una crisis ecosocial, ecológica que lleva mostrando sus efectos durante mucho tiempo y aún le queda mucho por mostrar. Es causa de la destrucción de bosques y parajes naturales que ponen a los seres humanos en contacto con virus que hasta entonces estaban aislados. Que esta pandemia es una consecuencia de la crisis climática en ciernes contra la que millones nos movilizamos en las huelgas por el clima hace dos años, y que preanuncian catástrofes mucho mayores si no paramos esta locura que es el capitalismo.

En esta pandemia hemos podido comprobar cómo los gobiernos, tanto los que como el español se llaman a sí mismos progresistas como los más derechistas, han actuado -tal y como describía Marx en el Manifiesto Comunista- como la junta que administra los negocios comunes de los empresarios capitalistas y las grandes fortunas, mientras nos condena a la miseria, a la crisis perpetua, a la clase trabajadora y el pueblo.

Y las jóvenes estamos viviendo una gran parte de esas consecuencias. En este país el desempleo juvenil ronda el 40%, para la mayoría es imposible independizarse porque tendríamos que gastar más del 100% de nuestro sueldo, todo curro el curro que tenemos y el que nos espera es precario. Esto se suma a un contexto de ansiedad y depresión que ha empeorado durante la pandemia.

Varios estudios señalan que la mitad de la población joven sufre de esta otra pandemia mundial de la salud mental. De hecho seguro que muchas conoceréis a gente que esté pasando por esto o incluso puede que sea vuestro caso.

Por ello me gustaría decir que esto no es un problema individual, ni de un fracaso individual, sino que es causa de un sistema que nos deja sin ninguna clase de perspectiva. Pero también existe una alternativa al futuro negro que nos lega el capitalismo: luchar, luchar hasta terminar de una vez por todas con este sistema de mierda y conquistar una sociedad libre de explotación, opresión y miseria, que para nosotras es el comunismo.

No como una farsa dictatorial estalinista rancia, que hay grupos que defienden esto, como el Frente Obrero, sino como la conquista de una sociedad que ponga democráticamente el conjunto de sus recursos a disposición de resolver los grandes problemas sociales.

Por supuesto no faltan los que piensan que esto es imposible, que no puede darse una transformación tal y la llegada de un sistema mejor, o los que directamente les interesa que esto no ocurra porque les tocaría el bolsillo, que nos llamarán utópicos. Y son los que controlan los medios, por eso nos llega todo el rato un bombardeo constante de que la transformación no es posible.

Nosotras pensamos que lo utópico es creer que se puede vivir bien en el capitalismo, el capitalismo va a terminar como han acabado todos los sistemas, la pregunta es cómo y qué papel vamos a jugar en eso, si vamos a ir a peor o sí vamos a dar una salida.

Por eso somos revolucionarias. No queremos hacerle unas reformas al sistema, sino que queremos tumbarlo y empezar de cero y empezar mejor. Hay un puñado de capitalistas, los Amancio Ortega y los Botín, que están aterrados con la idea de que cada vez más jóvenes adoptemos pensemos así.

Tratan de convencernos de que toda posibilidad de transformación radical es indeseable e imposible. Y también tratan de convencernos de que el capitalismo es reformable, como nos ha dicho la izquierda parlamentaria de Unidas Podemos. Que transformando un poquito los gobiernos capitalistas podemos llegar a alguna parte. Algo que, por otra parte, ya discutía Rosa Luxemburgo.

Ante esa mentira tenemos que recuperar la idea de la revolución. La revolución entendida como un proceso de transformación radical que conlleve una participación mayoritaria, con la clase trabajadora al frente y que dé al traste con el orden vigente en todos sus elementos, que revolucione cada aspecto de la vida, el arte, las relaciones sociales, el género, el sexo, etc.

Nos apoyamos no solo en la experiencia histórica de grandes revoluciones como la rusa de 1917, sino en las luchas de hoy en día. Luchas como la del pueblo de Colombia contra la represión del Estado-narco, las huelgas en Francia, la rebelión en Chile o el movimiento Black Live Matters en Estados Unidos entre otras. Luchas en las que tenemos el placer de contar con compañeros de nuestras organizaciones hermanas en esos países luchando en primera línea.

En un momento en el que esta izquierda reformista integrada al régimen de Unidas Podemos, nos ha dicho que la política empieza y acaba en las instituciones, queremos recordar al revolucionario ruso León Trotsky cuando decía que “en tiempos normales, el Estado, sea monárquico o democrático, está por encima de la nación; la historia corre a cargo de los especialistas de este oficio: los monarcas, los ministros, los burócratas, los parlamentarios, los periodistas.

Pero en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, estas rompen las barreras que las separan de la palestra política”, y concluye: “la historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos”. Eso es lo que nos proponemos, que la clase trabajadora, las mujeres, las personas migrantes y la juventud recuperen la confianza en que podemos transformar la realidad y acabar de una vez por todas con este sistema capitalista.

 
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