¿Tiene algún límite la fascinación por la vida y el amor?. Las letras de Emily Dickinson sin dudas muestran que no. Su muza era todo ser que despertara extrañamiento. Sus escritos arrastran por los umbrales del paso de distintas generaciones literarias, una rara cualidad de observación veraz, pobladas de palabras que hacen eco de las imágenes a su alrededor.
"Un poeta es como un tesoro viviente que en ocasiones deja caer joyas en forma de poemas" dijo Juan Ramón Jiménez sobre ella.
Emily nació el 10 de diciembre de 1830 en Massachusetts, en tiempos anteriores a la Guerra de Secesión, cuando fuertes corrientes ideológicas y políticas chocaban en la sociedad de clase media-alta estadounidense. La severa religiosidad puritana se hacía presente en todas partes y la única expresión artística aceptada era la música del coro de la iglesia. La ortodoxia protestante de 1830 consideraba a las novelas una «literatura disipada»; los juegos de naipes y la danza no estaban permitidos, no había conciertos de música clásica y no existía el teatro. No se toleraba la presencia de mujeres solas en reuniones fuera del té cotidiano entre vecinas.
Su familia era acomodada y la enviaron siete años a Amherst Academy. Tras una rígida educación calvinista, se interesaba por temas poco comunes para la época como naturaleza y astronomía. A través de Benjamín F. Newton conoció muy temprano la obra de Ralph Waldo Emerson. También leyó a Henry David Thoreau, y a los novelistas Nathaniel Hawthorne y Harriet Beecher Stowe. Nunca se casó aunque se le atribuyeron varios romances con varones también.
Su vida es un misterio, no hay más que elucubraciones de sus biógrafos y dichos de familiares o vecinos. Recorrió días tras día las siete hectáreas que rodeaban su casa para entregarse a dos actividades que la fascinaban: observar pájaros y recolectar muestras de plantas autóctonas para su herbario. Algunos biógrafos han dicho que su naturaleza poética era producto de la soledad, del retiro de cualquier tipo de vida social, incluida la relativa a la publicación de sus poemas. Pero lo podemos poner en duda y con más motivos luego de leer las cartas a su joven amada.
Emily y Susan
Querida Su
Excompañera de estudios de Emily en la Academia de Amherst, se convirtió en amiga y confidente de la poeta. Susan Huntington Gilbert era hija de un posadero de Greenfield, Massachussetts, y por lo tanto pertenecía a una clase social diferente de la de los Dickinson. Habiendo quedado huérfana de padre y madre, desde su adolescencia vivió con una tía para luego ir a Baltimore donde trabajó como maestra en 1851. Éstos son los años en que surge esa amistad con Emily. A pesar de la distancia que sin duda se creó después del matrimonio de Susan con Austin, Emily Dickinson siempre sembró su admiración por Sue. Por muchos años mantuvieron correspondencia, tan importantes para la su vida, que cerca de 300 poemas de amor de Dickinson iban dirigidos a Gilbert.
- Para Susan Gilbert Dickinson (alrededor de febrero de 1852)
Agradezco a los pequeños copos de nieve, porque caen hoy y no durante algún insignificante día de semana cuando el mundo y los cuidados del mundo intentan tanto tenerme alejada de mi amiga lejana—y te agradezco a ti también, querida Susie, porque nunca te cansas de mí, o nunca lo dices, y porque cuando el mundo es frío y la tormenta gime tan lastimosamente, yo estoy segura de un dulce refugio, ¡uno que me ampara de la tormenta!.
(…) Y te doy las gracias por la querida carta, que llegó el sábado por la noche, cuando el mundo entero estaba en silencio; te agradezco por el amor que me trajo y por los pensamientos de oro y sentimientos tan iguales a gemas, ¡que me aseguré de recogerlos en cestos de perlas!
Pienso en ti querida Susie, ahora, y no sé cómo ni por qué, pero el cariño es más grande a medida que los días transcurren (…)
O Susie, con frecuencia pienso que intentaré decirte cuán querida me eres, y cómo estoy aguardando tu llegada, pero las palabras no llegan, aunque sí las lágrimas, y aquí estoy frustrada—sin embargo querida, tú lo sabes todo—entonces ¿por qué trato de decírtelo? No sé; cuando pienso en aquellos a quienes amo, la razón me abandona y a veces en verdad me temo que tendré que construir un hospital para los locos sin esperanza, y encadenarme allí en momentos como éste, para no hacerte daño.
¿Quién te ama más, quién te ama siempre, quién piensa en ti cuando los otros duermen?
Más que su obra literaria
Aunque su producción poética fue muy amplia, más de 800 poemas y cartas, solo fue editada en 1890 después de su muerte. La hermana menor de Emily, Lavinia Norcross fue quien descubrió las obras de la poetisa y, tras su muerte se convirtió en la primera compiladora y editora de su poesía. La escritora no era partidaria de compartir sus textos con el mundo y su vida privada permanecía en total resguardo, pero la mayor parte de sus obras hablan de un amor pleno.
Su poesía es excepcional, de un estilo inimitable, no puede ser confundida con la de ningún otro poeta del mundo. Sin embargo, por su importancia y trascendencia en las letras de habla inglesa, se la ha comparado con Edgar Allan Poe, Walt Whitman, William Wordsworth y John Keats.
Un 15 de mayo, 135 años atrás, moría en su casa. Tenía 55 años y una pasión tan grande por la vida, por la naturaleza y por el amor que aún nos llegan esas cartas vibrantes y rebeldes.
Recomendación final
Pueden ver la serie con una versión millenals de la escritora. Dickinson fue estrenada en noviembre de 2019, producida por Apple TV+. Reimagina una vida donde se droga con opio, se enamora de su mejor amiga, fantasea con la muerte, rechaza el matrimonio, conoce a Louisa May Alcott, habla como una adolescente de este siglo.
La música de la serie es imperdible:Lizzo y Billie Eilish, y en un giro súper meta Hailee Steinfeld contribuyó con su propia canción original ( se pueden escuchar aquí). |