Cronograma del viaje
Cinco misas, encuentros con seis presidentes, doce discursos, y una serie de reuniones con personalidades eclesiásticas y de la política, constituyen la agenda de la gira de Bergoglio por Sudamérica. Éste permanecerá poco más de dos días en Ecuador, luego en Bolivia y, finalmente, en Paraguay, países que conforman el itinerario de su viaje.
El pasado domingo por la tarde, la delegación papal desembarcó en el aeropuerto de Quito, donde fue recibida por altos funcionarios, dando inicio a una estadía que según los especialistas generará una ganancia de aproximadamente 135 millones de dólares.
En la capital ecuatoriana, el pontífice se reunió con el presidente Rafael Correa, con quien intercambió abrazos y elogios. Al día siguiente, ofreció una misa multitudinaria en Guayaquil frente a 1,2 millones de personas. Allí, centró sus palabras en el “núcleo familiar” como poseedor de una “‘riqueza social’ que otras instituciones no pueden sustituir”.
La agenda del martes contempla un encuentro con los obispos locales, otra misa frente a unas dos millones de personas, un encuentro con educadores en la Universidad Católica y una visita privada a la Iglesia de la Compañía de Jesús. En su último día en Ecuador, Francisco irá al hogar para ancianos que manejan las Misioneras de la Caridad, y se juntará con miembros del clero y seminaristas en la parroquia El Quinche.
El día 8, viajará a Bolivia, donde visitará primero las ciudades de El Alto y La Paz, y se encontrará con el presidente Evo Morales. Luego se dirigirá a la ciudad de Santa Cruz de La Sierra y participará de una cumbre internacional con movimientos sociales y populares.
El viernes próximo llegará a Paraguay, último país del recorrido, donde visitará al presidente Horacio Cartés, y el sábado conocerá el Hospital general pediátrico "Niños de Acosta Ñu". Por último, oficiará una misa en el Santuario mariano de Caacupé donde verá a Dilma Rousseff y a la mandataria argentina, Cristina Kirchner.
“Palabra santa”
Según el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, la elección de Ecuador, Bolivia y Paraguay se debe a que son naciones que "habitualmente no están en el primer puesto de atención mundial" y en donde “viven los más marginados y sin voz”. Efectivamente, estos tres países detentan los más elevados niveles de pobreza del continente. Pero, además, representan sociedades muy conservadoras, donde la influencia de la Iglesia católica es muy prominente y los principales mandatarios se destacan por sus dichos homofóbicos y misóginos.
Con Rafael Correa, por ejemplo, Francisco comparte varios principios fundamentales. En 2013, el presidente ecuatoriano determinaba que la ideología de género es “peligrosísima” para el país. A su vez, rechazaba los cambios en la ley que contemplaran una identidad diferente a la del sexo biológico, ya que conformarían una "maniobra para llegar al matrimonio gay", una “novelería” contraria a "la constitución [que] establece que el matrimonio es entre hombre y mujer". Si bien en último tiempo, posteriormente a movilizaciones masivas contra su política laboral y los embates de la oposición de derecha, ha dicho que quiere trabajar en nuevas medidas para la comunidad LGTBI, su voluntad política es más que dudosa.
Algo no muy distinto ocurre con Evo Morales, quien ha culpado a los pollos transgénicos por la homosexualidad y ha dicho frases como “Cuando voy a los pueblos quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice Evo Cumple” o ““Este Presidente de buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón”.
Y ni hablar del presidente paraguayo, Horacio Cartes, quien ha comparado a los gays con animales y afirmó que en Paraguay nunca se instalará el derecho al aborto ya que él es católico y un supuesto “defensor de la vida” (aunque este país posea la mayor cantidad de embarazos adolescentes y niños no reconocidos de Sudamérica).
Las declaraciones de Correa, Morales y Cartes, no distan de lo expresado en los textos Evangelii gaudium y “La Aparecida” que, de acuerdo con Lombardi, son el hilo conductor de las visitas de Bergoglio. Este último documento, redactado por el otrora arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, implica otro ataque a las mujeres y una defensa del matrimonio heterosexual. En consonancia con los principios que sostiene la institución así como las recientes proclamaciones del Papa de cara al Sínodo Extraordinario, refiere a una supuesta necesidad de "acoger con misericordia a aquellas que han abortado, para ayudarlas a sanar sus graves heridas e invitarlas a ser defensoras de la vida", y define al aborto y la eutanasia como “delitos graves contra la vida y la familia". Ésta es la agenda reaccionaria que subyace una gira que se revela como un intento de fortalecer a la Iglesia Católica en la región. |