"Si soy el mejor colocado para ganar las presidenciales y tengo buena salud, sí, no lo dudaré. Creo que fui un buen presidente. Tejí sólidos lazos con Europa, Sudamérica, África, Estados Unidos, China, Rusia. Durante mi mandato, Brasil se convirtió en un actor mundial de envergadura", señaló.
Este anuncio del líder del Partido de los Trabajadores a la revista francesa "Paris Match", coincide con el bajo momento de popularidad del actual presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
De acuerdo con una encuesta publicada la semana pasada por un prestigioso instituto que estudia la opinión pública, Lula obtendría una amplia ventaja en la primera vuelta de los comicios presidenciales (41 %) y se impondría en la segunda ronda con el 55 % de los votos frente a Bolsonaro (32 %).
El antiguo sindicalista metalúrgico recuperó sus derechos políticos hace dos meses, cuando el Tribunal Supremo brasileño anuló cuatro juicios que cursaban contra él en tribunales locales de Curitiba por un conflicto de competencias.
De este modo, quedaron sin efecto las penas acumuladas de 26 años que pesaban sobre él por condenas de corrupción en cuatro procesos.
Lula, de 75 años, no pudo presentarse a los comicios de 2018 precisamente porque ya estaba entonces condenado. Llegó incluso a pasar un año y siete meses en prisión, hasta que fue liberado en noviembre de 2019. Ante la presidencia catastrófica de Bolsonaro por su gestión pandémica, el Tribunal supremo liberó a Lula como una maniobra para salvar al régimen brasilero de una profundización de la crisis económica y social, que como se viene viendo en el resto de América Latina, el resultado son protestas generalizadas por el hambre.
Por su parte, Lula al recuperar los derechos políticos, piensa presentarse a las elecciones en 2022, apareciendo como uno de los últimos garantes del régimen democrático burgués Brasileño. Una trampa para todos los trabajadores porque el PT es el partido que empezó el ajuste en 2016 con Dilma Rousseff y luego dejó pasar el golpe institucional sin luchar.
Una nueva presidencia de Lula no será lo mismo que una posible presidencia de la derecha, pero seguramente mantendrá el grueso de los ataques a las mayorías populares que hicieron Temer y Bolsonaro desde 2016 intactos. |