La noticia del aparatoso operativo represivo contra cientos de estudiantes de la Escuela Rural Normal de Mactumatzá fue noticia el pasado 18 de mayo.
En la protesta las y los normalistas exigían que la aplicación del examen de admisión de su escuela fuera programado de manera presencial, debido a que días previos las autoridades anunciaron que se aplicaría virtualmente. Esto a pesar de que es del conocimiento popular que los jóvenes que aspiran a ingresar en estas normales pertenecen a sectores muy precarizados, que no cuentan con internet o una computadora, en muchos casos ni siquiera con servicios básicos como agua o luz.
Las y los normalistas exigían una mesa de diálogo cuando fueron brutalmente reprimidos por grupos antimotines, a cargo del gobernador de Chiapas, el morenista Rutilio Escandón. El saldo fueron 91 normalistas detenidos, de los cuales 74 eran mujeres que denunciaron violencia sexual por parte de las fuerzas policiacas.
Además, fueron detenidos 2 activistas desplazados de Chenalhó que se solidarizaban con la protesta de los futuros docentes y 2 menores de edad que fueron liberados el sábado pasado.
Al día de hoy las 74 normalistas ya han sido liberadas, sin embargo fueron vinculados a proceso 19 estudiantes, con lo cual se dictó prisión preventiva durante 45 días, una clara escalada represiva.
Sabemos que los ataques a las Escuelas Normales Rurales en todo México no son algo nuevo. Este proyecto educativo que busca la extensión de la educación pública a los sectores más pobres del campo, volviéndose semilleros de maestros con pensamiento crítico y conciencia social data de un siglo atrás, a inicios del siglo XX.
Las Normales Rurales tuvieron su auge en el cardenismo, y en su mejor momento llegaron a ser más de 300 planteles en todo el país. Actualmente sobreviven únicamente 16 escuelas, y los normalistas denuncian que los ataques son sistemáticos.
El más común es la reducción del presupuesto anual, lo cual provoca que el mantenimiento de estas escuelas dependa únicamente de sus estudiantes, a pesar de que la mayoría de ellos provienen de extractos que viven en la pobreza. Otro ataque común es la suspensión de la convocatoria anual, que en caso de efectuarse dos años consecutivos, dejaría a la universidad con una matrícula muy reducida, lo cual hace más sencillo para las autoridades estatales la desaparición de la escuela.
Por esta razón – y a pesar de lo ridículo que suena- una de las peleas permanentes de los estudiantes de las Normales Rurales, es que la convocatoria anual se realice en tiempo y forma. Esto explica la negativa de que el examen de este año se realice virtualmente.
Los gobiernos anteriores se caracterizaron por los ataques sistemáticos en contra de los normalistas de escuelas rurales. Lo vimos en 2011 cuando una protesta de normalistas fue reprimida en la Carretera del Sol, en el Estado de Guerrero bajo el gobierno del panista Felipe Calderón y cuyo saldo fue la vida de 2 estudiantes asesinados por el ejército.
Por supuesto el ejemplo más contundente de esto, es la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en 2014, bajo la presidencia del PRI y con el PRD en el gobierno estatal.
Aunque en aquellos años y tras protestas multitudinarias donde los jóvenes denunciábamos la podredumbre del régimen bajo la potente consigna de ¡Fue el Estado!, el MORENA apareció como un apagafuegos de la descomposición del régimen político existente, concentrando las aspiraciones de un cambio de millones de jóvenes, mujeres y trabajadores, hoy se revela que tiene la misma política eduvativa.
La detención de los normalistas, únicamente por exigir el cese a la elitización del acceso a la educación (un examen virtual, por la vía de los hechos es eso), se da en un contexto de profundos golpes al sector educativo. Antes de la crisis sanitaria ya existían 11 universidades públicas en quiebra en todo el país.
En medio de una deserción histórica en todos los niveles del sector educativo, cuyas consecuencias podrá tardar décadas en revertirse, y ante un inminente regreso a clases que expone la vida de millones de estudiantes y sus familias, la cifra de universidades públicas en quiebra asciende a más de 20.
La escandalosa represión a normalistas bajo el silencio cómplice de AMLO que cobijó el puño de Rutilio Escandón, demuestra que la defensa de la educación pública y gratuita es una tarea que los jóvenes debemos tomar en nuestras manos con independencia de todos los partidos políticos del régimen.
¡Toda la solidaridad a los estudiantes de las escuelas rurales!
¡Basta de represión y libertad incondicional de los normalistas presos por luchar!
¡Discutamos en asambleas dentro de nuestras escuelas cómo imponer condiciones seguras para el regreso a clases!
¡Luchemos por educación pública y gratuita para lxs hijxs del pueblo pobre y trabajador!
¡Aumento al presupuesto educativo equivalente al 10% del PIB!
Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro
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